Innovación. Edgar Guillermo Solano
está en el maravilloso desorden que la innovación representa para las organizaciones innovadoras, incluso para aquellas cuyos procesos son más estructurados y formales.
Cuando un experto en innovación propone “Los diez pasos” para convertir su organización en innovadora o “Los siete pasos” para crear productos sorprendentes, deja por fuera muchas cosas que hacen parte del día a día de la innovación real. Todo ese arsenal de elementos indescriptibles son el secreto de los innovadores. Es un “algo” difícil de explicar en un libro. Tiene que ver con un estilo de vida, con una forma de ver el mundo. Tiene que ver, también, con lo aleatorio y relacional de la creatividad. Es un “algo” que se resiste a ser organizado o clasificado. Es un intruso, que pone el toque genial a la monótona labor cotidiana.
Cuando se examinan los ejemplos que estos expertos suelen utilizar para aclarar a sus lectores, u oyentes, algunos de los aspectos involucrados en la innovación en las organizaciones, uno descubre que esos ejemplos son difícilmente reproducibles o sus enseñanzas no son aplicables en otros contextos. En algunos casos, son el destello genial del dueño de la empresa. En otros casos, se trata de un accidente. En muchos más, el resultado del intenso esfuerzo en un momento de crisis.
Las recetas están hechas, desde mi punto de vista, para tratar de encontrar rutas que nos permiten entender lo que no logramos comprender, pero suelen fallar a la hora de tratar de explicar nuevos modelos de pensamiento. La prueba es que muchas de las organizaciones más innovadoras del mundo no pasarían el examen de “Los diez pasos”.
Así como es muy poco probable que usted termine pensando como Leonardo da Vinci siguiendo una receta ideada por algún experto, tampoco es posible reducir a una receta sencilla el complejo entorno en el que surgen las innovaciones.
Este libro, entonces, está ordenado en desorden. Trata de reflejar la forma en la que las organizaciones, que yo considero más innovadoras, han llegado a descubrir, de forma empírica, el proceso de encontrar ideas y convertirlas en resultados exitosos.
Cuando se examina el trabajo y la experiencia de aquellos que pueden ser considerados “genios” en la historia de la humanidad, se descubre, casi invariablemente, que comparten una característica: su capacidad para navegar en terrenos desconocidos, su talento para encontrar inspiración en el caos, su habilidad para moverse entre fronteras difusas. En muchos casos han encontrado, simultáneamente, inventos y usos. Algunos se han embarcado en empresas con tan poca probabilidad de éxito, que uno no sabe si alabar su ingenio, su fe, su suerte o su locura.
Analizar, hacia atrás, los logros de un gran visionario o innovador, será siempre infinitamente más fácil que intentar replicar su obra. Para aprender de él no basta un simple recuento de sus acciones y una recopilación de sus frases. Es necesario entender el espíritu que lo ha movido y confiarse, en cuerpo y alma, a ese mismo espíritu.
No sabemos mucho de ese espíritu, salvo que es indomable, un poco irresponsable, y, a diferencia de los otros, es capaz de moverse, libre y felizmente, en el desorden que implica vivir en un mundo con seres humanos.
Aclaración a la aclaración del autor:
Debo aclarar, eso sí, que este libro solo pretende mostrar el origen y la importancia de algunas de las actividades involucradas en la innovación. No busca profundizar en la forma en cómo esas actividades deben llevarse a cabo; lo que, sin duda, requiere de orden y disciplina.
Es probable que usted no lo recuerde, pero, hace algunos años, cuando aún no sabía leer o escribir, y ocupaba un pequeño asiento en un bullicioso —a pesar de los esfuerzos de su maestra— salón de clases, usted tenía un don especial. De hecho, aún lo tiene. No era (ni es) una habilidad física que le permitía logros deportivos sobresalientes. Tampoco se trataba (ni se trata) de algún talento artístico único (aunque quizás actualmente usted sea lo que se podría catalogar como un o una Wolfgang Amadeus Mozart en su especialidad). Mucho menos era (ni es) una capacidad sobrenatural para predecir el futuro. Era algo más cotidiano que eso.
El tiempo, que ha transcurrido desde sus años escolares, ha atenuado en alguna medida ese don. Sin embargo, cuando lo utiliza, todos los que le conocieron en aquella época vuelven a ver el mismo brillo en sus ojos.
Podemos llamar a ese don: “capacidad para asombrarse”.
Usted tenía unos pocos años. No había visto muchas de las maravillas que el mundo le ha dejado conocer posteriormente. Por eso, al conocer algo nuevo, su corazón se aceleraba y quería saberlo todo sobre ese objeto o ese acontecimiento. Le preguntaba a todos, quería absorber todo cuanto fuera posible sobre aquella maravillosa novedad, ya fuera un dinosaurio dentudo, las estrellas (del cielo, del mar o del cine) o un pequeño gusano.
Esa capacidad es el origen de la innovación. Se aplica por igual a personas y a organizaciones. El asombro está en el origen de inventos y mejoras. El asombro está en el origen de logros sorprendentes.
El objetivo de este libro es permitirle hacer un viaje por la capacidad del asombro y ayudarle a quitar el polvo que, tras años de dejarla en un rincón, la cubre hoy en día.
Las historias incluidas van a mostrarle de qué manera las cosas asombrosas están en lo más cotidiano. Por eso, a diferencia de otros libros sobre innovación, este no lo lleva a los pasillos o salas de reuniones de las grandes corporaciones. En cambio, le propone una nueva mirada a los escenarios más cercanos para el candidato a innovador. El pequeño café que funciona en la esquina o en la calle de enfrente, por ejemplo.
Comencemos…
Los vasos pintados o la “inutilidad” de las innovaciones
Muchas de las innovaciones son francamente inútiles. O al menos están dirigidas a solucionar problemas que no existen. Gran parte de estas innovaciones se dirigen a incrementar el grado de comodidad con el que viven las personas. Este aumento en el confort no siempre está ligado a una mejora en la calidad de vida. Alguien puede argumentar que el control remoto del televisor es una innovación trascendental, muy útil para aquellas personas que tienen limitaciones en la movilidad, pero, así mismo, alguien más puede alegar que es altamente inconveniente para quienes necesitan llevar una vida menos sedentaria.
Otras de estas innovaciones solucionan problemas creados por innovaciones previas. Por ejemplo, usted decide diseñar un dispositivo que le permite encontrar el control remoto cuando se pierde cada noche. Esta innovación realmente soluciona un problema. Le evita tener que levantar las almohadas, mirar bajo la cama, tantear tras algunos muebles y explorar dentro de la nevera buscando el dispositivo en cuestión. Sin embargo, todos somos conscientes de que se trata de un problema que no existía antes de que el control remoto, indispensable innovación, fuera inventado.
Otras innovaciones se dirigen solamente a la sensualidad. Por ejemplo, digamos que usted vende alimentos en el centro de la ciudad y decide entregar su café en unos preciosos vasos decorados con ilustraciones de pinturas famosas. Esto le provee una diferencia frente a lo que ofrece la competencia. En un sentido amplio, su cambio de imagen en los vasos es una innovación y tal vez contribuirá