De los Andes al litoral. Laura Amézquita

De los Andes al litoral - Laura Amézquita


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a partir de los ejercicios y discusiones realizadas en clase, una línea de investigación que puede saciar su curiosidad y presentar a la vez un producto para el fogueo académico.

      El libro se construye sobre las bases teóricas y no evita la discusión que se viene centrando sobre los mercados de vivienda y suelo como unidad para el análisis de las ciudades colombianas, y toma en particular los casos de Bogotá y Barranquilla.

      El profesor Alex Leandro Pérez en el capítulo “La calidad de la vivienda: retos para la planificación urbana” presenta los lineamientos básicos para hablar de calidad de vivienda y los resultados de un ejercicio realizado para Bogotá. Luego se presenta el capítulo del profesor Néstor Garza y Yesenia Barandica, titulado “El coeficiente de aprovechamiento y los precios del suelo en Barranquilla”, que muestra un marco teórico desde la economía sobre el suelo, en especial, el coeficiente de aprovechamiento, pasando por cada uno de los enfoques clásicos y recientes, y realiza a la vez un ejercicio de cálculo de este coeficiente para la ciudad de Barranquilla.

      Los capítulos que le siguen centran su atención en una ciudad tan grande, heterogénea e interesante como Bogotá, cuyo caso de estudio es particular-mente rico para comprender la dinámica de los procesos metropolitanos en Colombia. En el capítulo de esta parte, “¡La vivienda que quiero está muy cara!”, el profesor Óscar Alfonso recoge un excelente panorama del estado de la discusión en Colombia, presentado en una revista internacional reconocida en el tema; recoge, además, el más reciente debate, la actual coyuntura de un aumento inexplicado de los precios de la vivienda, sin dejar de lado aspectos de orden macroeconómicos como la relación de este mercado con el sistema financiero y los mercados relacionados con la construcción, así como de orden local, como las referencias a los sistemas de transporte masivo; invita a repensar el asunto y los actores que concurren al complejo mercado de la vivienda urbana. En el siguiente capítulo, las profesoras Laura Amézquita y Pilar Sánchez, acompañadas del econometrista Germán Abaunza, realizan un amplio recorrido sobre la situación de la vivienda hoy, y muestran en un modelo de corte microeconómico los determinantes del precio de la vivienda. Finalmente, el profesor Óscar Pérez, en su capítulo titulado “Mercado inmobiliario en Bogotá ¿burbuja en construcción?”, expone una discusión de corte macroeconómico, realiza un modelo econométrico en serie de tiempos y retoma la generalizada preocupación sobre la existencia y los alcances de las burbujas inmobiliarias.

      Es también preciso agradecer el acompañamiento de alumnos y exalumnos del programa de economía de la Universidad de la Salle (ULS), que revisaron, cuestionaron y aportaron a estos debates tanto en la cátedra de “Economía urbana”, como en la escritura de sus monografías, en ellos se encuentra hoy en día el impulso de esta inercia investigativa que se fragua en la Facultad, y que muy inteligentemente renovarán con su espíritu crítico y constructivo. Es para el grupo de autores y para la compiladora un enorme placer poner a su disposición este material para su deleite y consulta, que espera recalcar los fundamentos y actualizar el debate sobre sobre suelo y la vivienda formal en las metrópolis colombianas.

      Nota

      1

      Capítulo

      La calidad de la vivienda: retos para la planificación urbana

      Introducción

      El 80 % de la cuidad construida corresponde al uso residencial, millones de objetos habitacionales impactan la lógica urbana y describen en todas las escalas una realidad insostenible, injusta, segregada. La invención moderna de la ciudad tuvo su origen y se consolidó en el tiempo a partir de la satisfacción de las necesidades y expectativas humanas, y la vivienda no solo protagoniza un papel importante en la calidad de vida de sus usuarios, sino también en la calidad de su entorno.

      El esbozo de las preocupaciones e inquietudes actuales no son inéditas, el tema de la vivienda como eje estructural para la transformación de la ciudad nació a principios del siglo XX conjuntamente con el movimiento moderno,1 y tuvo como base la investigación y la práctica en el campo del diseño arquitectónico y urbano. Ejemplos relevantes en la producción de ciudades modernistas que incorporaran los avances en la organización espacial del territorio, fueron en su mayoría producidos por el ejercicio del Estado en el Instituto de Crédito Territorial (ICT), pero las cifras no lograban mitigar las necesidades habitacionales de una ciudad que crecía exponencialmente, lo que permitía desviar las discusiones resaltando los errores y falencias operativas.

      En contraposición, en el contexto nacional y latinoamericano la insatisfacción del problema habitacional para las comunidades más necesitadas se convirtió en el sustento intelectual de corrientes de pensamiento que estudiaron la vivienda desde enfoques muy diversos (Turner y Robert, 1972; Turner, 1977; Lefebvre, 1978; Coraggio, 1992; De Suremain et al., 1994) como democracia, política urbana, acción social, género, economía, técnicas de autoconstrucción, entre otros. Sin embargo, este tipo de trabajos se limitan al estudio de las familias de bajos recursos que practican la autoconstrucción, y deja de lado a la población que adquiere un crédito para una vivienda formal dentro de las leyes inmobiliarias.

      La fuerza de las corrientes de pensamiento social lideradas por John F. Turner en los años setenta, finalmente fue aprovechada por los seguidores del mercado como la semilla para justificar la inoperancia del Estado como promotor de soluciones para el hábitat, que debería delegar sus funciones a otros actores como planificadores de la ciudad. Este espacio es aprovechado por los músculos financieros de la industria de la construcción sesgando la calidad a una visión puramente económica, favoreciendo intereses privados y exigiendo a la ciudad la responsabilidad de su sostenibilidad financiera en modelos de expansión insostenibles y dejándole al resto de la sociedad solo el derecho a la resignación o a la rebeldía. Luego de décadas sumergidas en luchas populares por el derecho a la vivienda digna, el problema dista mucho de resolverse en la actualidad, como consecuencia del impacto ocasionado en el hábitat por los modelos neoliberales.

      Todas las reflexiones sobre el problema de la vivienda conducen a resaltar como factor de transformación social la responsabilidad que tiene la ciudad en la solución del problema habitacional de los sectores de bajos recursos (cuyas necesidades y expectativas son tan diversas) que se han visto obligados a ceñirse a las reglas de un mercado de vivienda impuesto por las estructuras políticas y económicas ajenas a la lógica humana.

      Al analizar los estudios realizados sobre los sectores más vulnerables y su producción habitacional en la segunda mitad del siglo XX, y aún en la actualidad, las comunidades y sus luchas urbanas ocupaban un lugar protagonista, pero poco se interiorizó en la satisfacción de las necesidades y expectativas de los usuarios urbanos y sus prácticas en la ciudad como base fundamental para el desarrollo.

      Los compromisos son aún más exigentes, una vivienda adecuadamente diseñada en función de sus relaciones con el medio, que contribuya a elevar el bienestar de las personas con un menor costo y a reducir a la vez el impacto ambiental son ausentes y requieren el interés investigativo, profesional y administrativo de la ciudad para su conceptualización y desarrollo.

      En la actualidad la construcción de un hábitat educativo2 para la sociedad y en especial para los más vulnerables se encuentra plasmado en documentos ampliamente difundidos3 que abogan por el logro de ciudades sustentables donde la solución habitacional se inserta y articula


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