De los Andes al litoral. Laura Amézquita

De los Andes al litoral - Laura Amézquita


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otros).

      • Las soluciones ubicadas en áreas urbanas centrales son las que mejor accesibilidad y opciones de movilidad tienen para una adecuada conexión con los servicios y el resto de la ciudad, pero solo representan el 4 % de la muestra.

      • Las VIS han incorporado como servicios públicos domiciliarios la televisión por cable, parabólica o satelital, así como Internet, pero los usuarios comentan tener inconvenientes para su conexión debido a su ubicación o a las características de las redes de la urbanización o el barrio.

      • Los usuarios de las viviendas oscilan entre 4 y 7 personas, en hasta 2 núcleos familiares. Los ingresos familiares no superan el millón de pesos (USD 500) y mantienen actividades independientes fuera del mercado laboral formal. El 63 % de los usuarios reconoce que con su situación económica no podría vivir en un mejor lugar.

      • El costo de la vivienda depende especialmente del número de espacios y del tipo de vivienda (casa o apartamento).

      • Se confirma una marcada segregación por sectores en la ciudad, aún en este mismo tipo de viviendas: al norte, estrato socioeconómico 3; al sur y occidente, 2. En áreas urbanas centrales existen de ambos, lo que pudiera favorecer una mayor integración social. La VIS promueve entornos urbanos monótonos y repetitivos además de caracterizarse por un pobre diseño arquitectónico.

      • No se logra la integración tipológica, volumétrica o de relaciones con el contexto arquitectónico y urbano existente. Los usuarios se apropian de áreas públicas para convertirlas en comunales y expresan desear en su contexto mejores zonas verdes, espacios públicos y equipamientos para el intercambio social y la participación comunitaria. No se observan espacios exteriores que promuevan el bienestar y que favorezcan la delimitación y el buen uso de las áreas públicas o comunales.

      • El 30 % de las viviendas han incorporado actividades productivas. El total de las personas que realizan actividades productivas en sus viviendas habitan en casas, y los que modifican su vivienda para incorporar una actividad productiva deben prescindir de espacios fundamentales dentro de la vivienda.

      A partir de los resultados e identificar sus relaciones con la planificación urbana en las tres escalas fundamentales para la calidad de la vivienda, anteriormente presentadas, se exponen a continuación las características que deben considerarse y que constituyen retos propios del ejercicio planificador de la ciudad.

      Relación de la vivienda con la ciudad

      La mayoría de los desarrollos habitacionales de VIS se localizan en zonas periféricas, lo que afecta la economía familiar por los gastos diarios de transportación.

      Relación de la vivienda con su entorno

      Los desarrollos habitacionales insertados en zonas urbanas consolidadas no se integran adecuadamente al contexto, y el diseño arquitectónico resulta pobre, lo cual afecta la valoración económica posterior de las viviendas.

      Las urbanizaciones generalmente incluyen solo una o dos alternativas de diseño de viviendas, en lotes de dimensiones reducidas y densidades superiores a 1000 habitantes por hectárea.

      Los habitantes desean más zonas verdes, espacios públicos y servicios, más seguridad y menos ruido.

      Se aprecia una tendencia a cerrar los espacios públicos para convertirlos en comunales con vistas a obtener una mayor seguridad para los residentes.

      El espacio habitable

      La mayoría de las familias han transformado las viviendas adquiridas, aun cuando el proyecto no ofrecía posibilidades de modificación.

      Los usuarios reclaman de manera general más dormitorios en sus viviendas y mayores dimensiones en los espacios. Los que habitan en apartamentos desean espacios de uso múltiple, exteriores, como balcones, y los que viven en casas, espacios de uso múltiple interior.

      El 30 % de las viviendas de la muestra poseen espacios productivos, lo cual no es posible en los apartamentos. Para ello, ha sido necesario prescindir de espacios como la sala de estar. Los diseños no consideran la eliminación de las barreras arquitectónicas.

      Conclusiones: características que favorecen la calidad urbana para la vivienda a partir de sus relaciones con la ciudad y su entorno inmediato

      Diferentes aptitudes y actitudes urbanas permiten evidenciar en el tiempo las características que favorecer la satisfacción de las necesidades y expectativas de los usuarios en la ciudad, estas a su vez se relacionan con las características que organizan el territorio e impactan el desarrollo social. Evitar la segregación socioespacial favorece la participación activa de todos los sectores poblacionales para la evolución democrática de la ciudad, pero este propósito se relaciona con la localización de los proyectos habitacionales, al ubicarse en áreas periféricas que provocan el crecimiento expansivo y aceleran el proceso de conurbación; se desconocen las potencialidades que se relacionan con la posibilidad de vivir en áreas urbanas centrales.

      Favorecer proyectos habitacionales en áreas urbanas centrales que garanticen el acceso de los usuarios a los diferentes servicios de la centralidad genera beneficios económicos al disminuir las distancias de transportación. Acercar al individuo a las oportunidades le permite avanzar en su desarrollo social y colectivo para la construcción de redes que finalmente fortalecen el arraigo y pertenencia a su entorno urbano.

      La ubicación de la vivienda en la ciudad debe a su vez considerar y reconocer las características tipológicas y de organización natural o construida para fortalecer procesos de identidad en el usuario con el lugar, identificando y continuando los trazados del contexto (viales, topográficos, naturales y de vegetación) que permitan establecer una relación coherente con los trazados, tipos edificatorios y una equilibrada proporción entre llenos y vacíos urbanos.

      Esto exige a su vez, el compromiso de una clara delimitación jurídica y perceptiva de los dominios público, comunal y privado, que permita reconocer claramente estos espacios para evitar apropiaciones indebidas que afecten los intereses colectivos y la imagen urbana, lo que altera la percepción de seguridad de los usuarios y transeúntes.

      Por otra parte, una sociedad eficiente y equitativa requiere una movilidad residencial que no afecte las costumbres, tradiciones y relaciones sociales, al favorecer la posibilidad de una familia para cambiar de domicilio o escoger el que más se adapte a sus necesidades actuales y futuras en el mismo sector urbano donde ha edificado sus redes sociales. Esto requiere áreas urbanas residenciales incluyentes, diversas, que garanticen diferentes estándares y permitan, a partir de la variedad, evitar la monotonía urbana.

      Garantizar el derecho de transportación y circulación en la ci udad beneficia la satisfacción de las necesidades y expectativas de los usuarios urbanos, lo que permite una conexión más directa con las vías de la malla principal de la ciudad. En principio, garantizando en el barrio y su contexto (especialmente para los sectores de bajos ingresos económicos) una malla vial terciaria que se conecte a una secundaria y primaria de fácil acceso a la malla vial principal de la ciudad. Que favorezca la transportación en todas sus modalidades (vehículo particular, transporte público, ciclorrutas y peatonales) e integre a los espacios viarios alternativas seguras para los peatones y las bicicletas. También debe intensificarse la eliminación de barreras arquitectónicas para facilitar la movilidad y circulación de las personas con discapacidad o limitaciones físicas.

      Lo anterior debe relacionarse con las alternativas, beneficios y usos que ofrece el entorno urbano, y que garanticen la ubicación de equipamientos y servicios comunitarios en distancias cortas. Para el intercambio y manifestación, equipamientos educativos, financieros, de culto, salud, de abastecimiento y comercio barrial. De recreación pasiva, entendida esta como cines, teatros, anfiteatros, zonas verdes para el descanso, entre otros, y servicios de recreación activa como canchas deportivas al aire libre, polideportivos, parques de diversiones y otros.

      La accesibilidad a servicios básicos urbanos es


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