Construir el mundo. Enrique Gracián

Construir el mundo - Enrique Gracián


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bofetadas para poder pasar a la posteridad en el casillero. Es mucho más importante que le pongan tu nombre a un elemento del casillero que a una plaza o a una calle.

      1 En realidad, la manera de determinar el número de bolas N es algo más complicado, pero de momento seguiremos esta sencilla regla.

      JUEGOS DE CONSTRUCCIONES

      Lo más importante a tener en cuenta en un juego de construcciones son las piezas elementales y la forma de unirlas. Una de las características clave de las piezas es su potencial versatilidad. Supongamos que tenemos un juego de mesa con el que se pueden construir casas y en el que hay dos grupos de piezas. En el primero las piezas son como estas:

      Con ellas se pueden construir líneas divisorias y paredes. Y en el segundo grupo hay estos dos tipos de piezas:

      que solo sirven para hacer columnas o ventanas.

      Las piezas del primer grupo son claramente más versátiles que las del segundo, ya que permiten un mayor margen de improvisación, en parte debido a que por sí mismas no representan gran cosa. En general, la versatilidad de un juego de construcciones depende, en gran medida, de que no haya muchos modelos diferentes de piezas elementales. Un juego con una única pieza:

      puede ser más versátil que otro con tres:

      Paradójicamente, cuanto más simples sean las piezas, mayor variedad y complejidad tendremos en las construcciones. Los seres vivos, por ejemplo, se construyen con un muestrario de piezas muy limitado, poco más de media docena. Y el universo, como hemos visto antes, también se construye con un número relativamente bajo de piezas.

      En física, concretamente en física cuántica, este tipo de piezas reciben el nombre de «partículas elementales» y tienen una definición simple y precisa: una partícula es elemental cuando no está compuesta por partículas más pequeñas.

      Una parte muy interesante de la historia de la física es la del descubrimiento paulatino de partículas «más elementales» que las conocidas hasta el momento. El átomo fue durante siglos la partícula elemental de la materia (átomo es una palabra proveniente del griego que quiere decir indivisible). Más adelante se descubrieron en el interior del átomo el núcleo y los electrones. Luego, se supo que el núcleo estaba formado por neutrones y protones. Y, por último, que estos estaban constituidos por otras partículas (estas sí, muy, muy elementales) a las que se bautizó con el nombre de cuarks. No es fácil decidir en qué momento el proceso de «elementalidad» se puede dar por finalizado.

      Para conocer la naturaleza y la estructura de cualquier construcción es necesario determinar cuáles son sus piezas elementales. En el ámbito doméstico, es lo que hacemos al llegar a casa con un mueble de Ikea (que no deja de ser como un juego de construcciones) al extender en alguna superficie el conjunto de sus piezas elementales que vienen reseñadas en el pliego de instrucciones. Es un juego muy poco o nada versátil (no pretende ser otra cosa). Y es que una mayor o menor versatilidad de las piezas no es ni mejor ni peor, ya que depende del objetivo que se persiga.

      Si en una construcción concreta un conjunto de piezas se utiliza siempre de la misma forma

      puede ser ventajoso introducir en el juego una única pieza que sustituya a las anteriores.

      Esto es algo que, con el tiempo, después de millones de años, suele suceder en el caso de los seres vivos. Son cosas de la evolución.

      Además de la forma de las piezas, también hay que tener en cuenta los materiales con los que están hechas, ya que estos son decisivos a la hora de elegir la manera cómo se van a unir unas con otras. Si son de madera necesitaremos cola. Si son de piedra, las podremos unir por simple asentamiento o asegurarlas con cemento. Si son metálicas lo haremos utilizando tuercas y tornillos o soldaduras, aunque también se podría recurrir a imanes. O a nada. Hay juegos en los que las piezas se unen entre ellas sin más, gracias a la manera que tienen de encajar las unas con las otras, como es el caso de Lego o el de la mayoría de las proteínas.

      Decidir la manera cómo se van a unir las piezas entre ellas no es una cuestión trivial, ya que según el modelo que se adopte el proceso será reversible o no. Si para construir una casa con piezas de madera utilizamos cola de impacto, una vez hayamos acabado la construcción el juego habrá terminado. Ya no podremos seguir jugando. Podremos jugar con la casa, pero no a construir casas. En cambio, si lo que hacemos es simplemente encajarlas unas con otras siempre podremos empezar de nuevo1.

      Recuerdo que de niño me gustaban los juguetes de metal que tenían tornillos, porque ofrecían la posibilidad de desmontarlos y volverlos a montar. Odiaba los que basaban la unión de las piezas en soldaduras.

      Cada vez es más difícil encontrar juguetes que sean de metal.

      Ya lo sé.

      ¿Cuándo volveremos a la tienda?

      El concepto de piezas elementales es un concepto relativo. Especialmente cuando se trata de construcciones irreversibles. Por ejemplo: supongamos que tenemos un conjunto de piezas elementales que sirven para construir casas (podemos imaginar pequeños ladrillos que unimos con algún tipo de cemento) y que nos dedicamos a eso, a construir casas, muchas casas. Ahora cambiamos de escenario y empezamos un nuevo juego que consiste en construir una ciudad. Las piezas elementales ya no serán los ladrillos sino las casas.

      También podemos verlo como un juego con diferentes niveles, donde en cada nivel construimos las piezas elementales del siguiente nivel. Y eso es lo que vamos a hacer ahora con los elementos del casillero, los consideraremos como piezas elementales de un siguiente nivel.

      Es lo que haremos para construir el mundo: primero, con los cuarks y los electrones construimos átomos; y en la siguiente fase, con los átomos construimos moléculas y compuestos.

      O sea que vamos a entrar en materia.

      1 Queda en el aire una pregunta de difícil respuesta: ¿es el Universo una construcción irreversible?

      TIEMPO LIBRE

      Cuando aparecimos aquí, en la Tierra (es una manera de hablar), los procesos de construcción ya estaban muy avanzados y, obviamente, se habían llevado a cabo sin nuestra participación. La mayoría de los materiales, por no decir todos, eran de importación. Procedían de las estrellas.

      Lo ya construido es lo que llamamos «la naturaleza».

      Si la naturaleza te proporciona absolutamente todo lo que necesitas, casi se puede decir que vives en el paraíso. Cuando no te da nada te mueres. Desde el origen, la vida de los seres humanos se ha desarrollado entre esos dos extremos, para conseguir, con mayor o menor éxito, satisfacer necesidades tan básicas como techo, comida y vestido.

      Lo primero que hay que hacer antes de construir algo es utilizar lo que tienes a mano (la naturaleza no te lo da todo, pero te da bastantes cosas). Para combatir las inclemencias del tiempo y los horrores de la noche el hombre buscó refugio en cuevas naturales (las cavernas). Seguro que las había mejores y peores, y que a base de probar la gente se quedaba en la que reunía las mejores condiciones. Si siempre acabas yendo a la misma cueva, lo que empieza como refugio puede acabar siendo vivienda. Es entonces cuando acondicionas el interior (todo parece indicar que el interiorismo fue una práctica anterior a la arquitectura).


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