El río de la herencia intergeneracional. Gustavo E. Jamut
El río de la herencia intergeneracional
El río de la herencia intergeneracional
Sanando la historia personal y familiar
Gustavo E. Jamut, Omv
Índice de contenido
Capítulo 2. En proceso de purificación
Capítulo 3. Lugares benditos y lugares malditos
Capítulo 4. Cómo prolongar la vida
Capítulo 5. Cuatro necesidades humanas básicas en la familia
Capítulo 6. El amor que desciende de generación en generación
Capítulo 7. El perdón de generación en generación
Capítulo 8. La protección de generación en generación
Capítulo 9. El elogio de generación en generación
Capítulo 10. Orando por nuestros ancestros
Conclusión
Orando por la familia
Jamut, Gustavo EdgardoEl río de la herencia intergeneracional : sanando la historia personal y familiar / Gustavo Edgardo Jamut. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Claretiana, 2020.Libro digital, EPUB - (Sanación en el espíritu) Archivo Digital: descarga y online ISBN 978-987-762-060-31. Educación Religiosa. I. Título.CDD 268.4 |
Diseño de apertura de colección: M. Gabriela Tavelli
1.ª edición, abril de 2015
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Queda hecho el depósito que ordena la ley 11.723
©Editorial Claretiana, 2015
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SEÑOR, TÚ HAS SIDO NUESTRO REFUGIO DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN (SAL 89, 1).
Agradezco y dedico este libro,
en primer lugar, a Dios y a María Reina de la Paz.
También al padre Carlos Aldunate, sj,
por corregir este libro y brindarme sus sabios consejos;
y, finalmente, a Ema y a Daniel Ferrara,
por la corrección y edición de estas páginas,
así como por el invalorable don de su amistad.
INTRODUCCIÓN
“Cada uno de nosotros está en la tierra para descubrir
su propio camino y ser feliz, pero jamás alcanzaremos la plenitud
si seguimos el sendero de los otros en lugar de recorrer
el que Dios nos tiene preparado a cada uno”.
Hace algunos años, aparecía en una revista dominical una publicidad de productos para niños que presentaba a todo color la foto de un hermoso bebé del cual partían varias flechas con pequeños carteles que señalaban las diversas partes de su cuerpo y decían: “los ojos de papá”, “la boquita de la mamá”, “la nariz de la abuela”, “la expresión del abuelo”… y, por último, una flecha que apuntando hacia el pecho decía: “la vida es tuya”; luego, finalmente, aparecía la promoción del producto en cuestión.
Esa publicidad representa un comportamiento que solemos tener todos los adultos con la llegada de un nuevo bebé a la familia. Esto sucede cuando, alrededor de la cuna en que se encuentra el recién nacido, todos asoman su cara y dan su parecer sobre –según el propio criterio– a quién se parece y de quién ha heredado tal o cual rasgo físico.
Con el pasar de los días, los meses y los años, también comenzarán a manifestarse en el niño características semejantes de carácter y temperamento, sobre el cual irán sumándose e influyendo, sobre esa matriz innata, diversas situaciones placenteras y otras no tanto que le tocarán vivir. Y cuando, como niño, joven o adulto, tenga que realizarse algún estudio médico, seguramente se lo interrogará sobre antecedentes familiares de enfermedades cardíacas, cancerígenas, respiratorias, psiquiátricas… u otras dolencias, ya que es de común conocimiento que hay enfermedades que se transmiten genéticamente de padres a hijos; o que, incluso, se manifiestan en generaciones posteriores.
El buen uso de la libertad y el equilibrio
Esta es la libertad que nos ha dado Cristo (Gál 5,1).
Sin embargo, la herencia no determina de modo absoluto lo que hemos de hacer con la propia vida, por eso me parecía interesante que la publicidad de la revista señalase el corazón del bebé de la fotografía y que recordase: “la vida es tuya”, ya que independientemente de lo que hayan vivido o hecho nuestros ancestros, siempre nos queda la capacidad de pensar, de tomar las propias decisiones y, lo más importante, la libertad que Dios nos ha concedido para construir cada día una vida y un mundo mejor.
Por lo tanto, al escribir y reflexionar sobre la temática de la herencia intergeneracional, no estamos abordando ningún argumento nuevo, sino que, por el contrario, estamos profundizando en una realidad personal, innata, con la que tanto nosotros como nuestro prójimo, convivimos cotidianamente.
En la temática de la herencia intergeneracional, al igual que en cualquier otro tema, es necesario tener equilibrio y evitar los abusos, pues en ocasiones cuando se predica o se escribe sobre la herencia intergeneracional, hay quienes absolutizan este tema y lo sacan fuera de contexto.
No podemos atribuir a nuestros familiares y antepasados todo lo que somos y todo lo que nos sucede, pues tal como veremos a lo largo de estas páginas, y como ya he escrito en otros libros(1), somos seres bio-psico-sociales-espirituales, y nuestra personalidad se ha ido forjando fundamentalmente por la influencia y las huellas que sobre ella ejercen, tanto los acontecimientos buenos como los dolorosos que han formado parte de nuestra vida.
Por lo tanto, durante la lectura de este libro tengamos siempre presente que la herencia familiar y las heridas personales nos afectan y nos condicionan, pero no nos determinan, pues siempre tenemos el libre albedrío. Somos responsables del modo en que reciclamos positivamente nuestra historia personal y nuestra historia familiar (prehistoria).
Clarificando ideas
Conocerán la verdad y la verdad los hará libres (Jn 8,32).
Otro