El río de la herencia intergeneracional. Gustavo E. Jamut
legado nuestros padres, abuelos y demás antepasados. Al mismo tiempo, por medio de la oración nos abriremos al poder sanador de Dios, para llegar a ser así “embajadores de bendición” para los miembros de nuestras familias en particular, y para todos los miembros de la familia humana en general.
Orando por ti
En todo momento oramos por ustedes y damos gracias a Dios, Padre de Cristo Jesús, nuestro Señor (Col 1, 3).
En el oratorio de mi comunidad, sobre el sagrario en el cual se encuentra día y noche Jesús eucaristía, descansa un hermoso corazón de cristal rojo.
Un corazón de cristal es algo extremadamente frágil, que si se cayese al suelo se quebraría en mil pedazos. Por eso trato de cuidarlo. De igual modo, cada uno de nosotros debemos cuidar nuestros corazones y el de nuestros hermanos, sumergiéndolos con frecuencia en el amor de Jesús eucaristía. Tal como nos enseñan las Sagradas Escrituras: Sobre toda cosa, guarda tu corazón; porque de él mana la vida (Prov 4, 23).
A nuestro alrededor podemos encontrar muchos corazones con grietas, e incluso algunos muy rotos. Pero lo más maravilloso del obrar de Dios es que Él puede restaurarlos y quiere hacerlo; y que cuando lo realiza, puede, incluso, dejarlos como nuevos, sin ninguna grieta o cicatriz, volviéndolos además aun más bellos de lo que eran antes.
Cuando Dios toca estos corazones, ellos se vuelven brillantes, iluminan a quienes los rodean y transmiten esa luminosidad a las siguientes generaciones.
Ese corazón de cristal sobre el sagrario de mi oratorio representa cada uno de los corazones de tantas miles de personas que leen mis libros, escuchan mis grabaciones o que participan de algunos de los retiros que suelo predicar.
A algunas de estas personas he tenido la gracia de conocerlas personalmente en el curso de los congresos de evangelización, en retiros y talleres; con otros pocos incluso he tenido la suerte de crear algún vínculo, pero con la mayoría no nos conocemos personalmente. Pero lo importante es que por todos ustedes, (a quienes el Señor sí conoce y ama profundamente) oro incesantemente y con gratitud, ya que confío profundamente en el poder que tiene la oración a distancia y cómo Dios por medio de esta puede cambiar vidas.
Por eso, quiero que sepas que a partir de hoy, también tú estarás presente en ese corazón de cristal sobre el sagrario, para que así mi oración de intercesión te alcance y le permita a Dios, llegar aún más a la vida de tu familia para bendecirla. A la vez que también yo, con mis intenciones, me encomiendo a tus oraciones.
Que Dios te bendiga.
P. Gustavo
“Cuando Jesús comenzó a abrazar conmigo mi árbol genealógico completo, supe que no solamente yo, sino también mis antepasados nos sentíamos seguros” (Matthew Linn) |
.
1- Dios quiere sanar las etapas de tu vida, Ed. San Pablo; Sanación de las heridas, Bonum; Sanación de los recuerdos, Edhasa.
2- Sea por desconocimiento o por una transmisión errada de lo que significa el tema de la herencia intergeneracional, hay quienes se equivocan al hablar de pecados que se transmiten de una generación a la otra, ya que el único pecado que es transmitido es el pecado original, y del cual somos liberados por Dios a través del sacramento del santo bautismo (cf. CIC 390 y siguientes).
3- CIC nº 403: “Siguiendo a san Pablo, la Iglesia ha enseñado siempre que la inmensa miseria que oprime a los hombres y su inclinación al mal y a la muerte no son comprensibles sin su conexión con el pecado de Adán y con el hecho de que nos ha transmitido un pecado con que todos nacemos afectados y que es ‘muerte del alma’ (Cc. de Trento: DS 1512). Por esta certeza de fe, la Iglesia concede el bautismo para la remisión de los pecados incluso a los niños que no han cometido pecado personal (Cc. de Trento: DS 1514)”.
4- Nuestros hermanos protestantes llaman a esto transmisión de cargas negativas: maldiciones.
5- Constitución apostólica Indulgentiarum doctrina, de su santidad Pablo VI, sobre la revisión de las indulgencias (II. 4 y 5).
6- Las llaves del inconsciente, apuntes de Renate Jost de Moraes, pág. 20.
7- C. G. Jung. El hombre y sus símbolos. Acercamiento al inconsciente, pág.75.
Abuelos del P. Gustavo
ORACIÓN DE BENDICIÓN PARA QUIEN HA DE COMENZAR LA LECTURA DE ESTE LIBRO
Amado Padre, tú eres quien oye el clamor de tus hijos que piden tu ayuda.
Tú eres quien a lo largo de las generaciones sigues obrando milagros de curación física e interior, y que también quieres hacer grandes cosas en nuestra vida.
Hoy, Padre, te pido en nombre de tu amado Hijo Jesucristo, por todos aquellos hombres y mujeres que han de leer y orar con la ayuda de este libro, a fin de que aumentes en ellos la fe en ti, y así se dispongan a recibir el poder espiritual de tu gracia que abrirá las puertas de bendición para su vida y la de muchas otras personas.
Convéncelos con tu Santo Espíritu del poder espiritual que en el bautismo les has concedido, para poder recibir –por medio de una vida espiritual sana y en comunión con el resto de la Iglesia–, una transformación profunda de su vida y de la vida de otras personas.
Que a lo largo de la lectura y meditación de este libro, por las oraciones que vayan realizando, y por el poder de tu preciosísima sangre, concédeles ser purificados de todo pecado, liberados de todo mal, y protegidos contra toda adversidad.
Concédeles también los dones de sabiduría y discernimiento necesarios para que aprendan a reconocer tu voz y comprendan aquello que quieras manifestarles en relación con la propia vida, la historia personal y familiar, así como también sobre la realidad de la historia del pueblo o ciudad, región y país en el cual habitan.
Concédeles el don de la docilidad a tu Santo Espíritu, la perseverancia en la lectura de este libro y la generosidad para concretar en sus vidas los cambios que tú los invites a realizar.
Te damos gracias, Señor, en fe y por anticipado, por las conversiones, liberaciones y sanaciones que vas a realizar en nuestras vidas, en la vida de algunos miembros de nuestras familias y en otras personas. Bendito y alabado seas ahora y por siempre, Señor. Amén.
“Hay una transmisión inconsciente de generación en generación, que trasciende la familia, la cultura o las costumbres, esta memoria inconsciente puede ‘elevarnos’ o ‘someternos’” (P. Carlos Aldunate, sj). |
PRESENTACIÓN DEL P. CARLOS ALDUNATE, SJ
Querido Gustavo:
Después de haber leído detenidamente estos hermosos libros en los cuales profundizas la temática de la sanación interior y, principalmente, la herencia intergeneracional, encuentro muy cierto que:
Recibimos de nuestros antepasados la vida y ciertas disposiciones físicas, buenas y/o defectuosas; pero, además, me parece muy adecuado tu aporte de cómo también recibimos ejemplos y enseñanzas: una