El río de la herencia intergeneracional. Gustavo E. Jamut

El río de la herencia intergeneracional - Gustavo E. Jamut


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      San Agustín llegó a expresar: “Señor, nos creaste para ti, y nuestro corazón estará inquieto mientras no descanse en ti”. Esta oración es un clamor que surge del interior del hombre que fue creado por Dios y para Dios, para vivir en intimidad y amistad con Él, desde esta vida y por toda la eternidad.

      Desde esta fuerza interior sembrada por nuestro Creador en la tierra del corazón de cada hombre y mujer de esta tierra, la persona aspira a la búsqueda de lo trascendente, la verdad sin límites, el bien máximo, es decir, el mismo Dios.

      Esta sed interior de Dios, que logra dar un sentido verdadero y profundo a todas las otras dimensiones de la vida, y que es una de las mejores herencias que podemos dejar a nuestros descendientes, queda perfectamente expresada por las palabras del salmista, cuando dice:

      Como ciervo sediento en busca de un río, así, Dios mío, te busco a ti. Tengo sed de Dios, del Dios de la vida. ¿Cuándo volveré a presentarme ante Dios? (Sal 42, 1-2).

      Tal como lo recordaba Juan Pablo II, hablando sobre este instinto fundamental del ser humano, y al comentar el salmo 42:

¡Que Yahvé bendiga tu tierra con el rocío del cielo! (Dt 33, 13).

      EJERCICIO DE ORACIÓN

      • Dale gracias a Dios por el río de vida familiar, especialmente por la herencia de salud, por las características de temperamento positivo, por las circunstancias hermosas de vida que parecerían repetirse en tu familia y por cualquier semejanza de vida sana que en tu familia suele repetirse.

      • Pídele al Señor que bendiga las cuatro tendencias o instintos que Él te ha concedido, a fin de que circulen por el cauce de su divina presencia.

      • Termina alabándolo y dándole gracias por todos los recuerdos que Él ha despertado en ti durante la lectura de este capítulo y con fe, agradécele por lo que en ti sanará a lo largo de la lectura de los siguientes capítulos.

      Introducción a las oraciones

      Si las raíces del árbol están sanas, este puede crecer y fortalecerse, de manera que llegue a tener un follaje saludable y robusto para dar así abundante sombra y frutos apetecibles según la especie. Sin embargo, muchas raíces de nuestras familias pudieron ser afectadas por sucesos traumáticos, que jamás fueron reparados. Como para Dios no hay tiempo, oremos por las sanación de aquellas raíces familiares que necesitan ser curadas por la misericordia divina.

      Amado Padre, yo vengo ante ti como tu hijo, teniendo gran necesidad de tu ayuda.

      Tanto yo como algunos miembros de mi familia tenemos necesidades de salud física, necesidades emocionales, espirituales, e interpersonales.

      Muchos de mis problemas han sido causados por mis propias falencias, negligencias y pecados, por los cuales humildemente pido tu perdón, Señor. Pero también pido tu perdón por los pecados de mis ancestros, cuyas fallas pudieron haber dejado sus efectos en mí, sea en el cuerpo, la mente o en el espíritu.

      Sáname, Señor, de cualquier desorden.

      Con tu ayuda y con sinceridad, yo perdono a cada uno de quienes han tenido una influencia negativa en mi vida, especialmente a los miembros vivos o muertos de mi árbol familiar, quienes directamente me han ofendido a mí o a mis seres queridos en alguna forma, o aquellos cuyos pecados han significado nuestros sufrimientos y desórdenes presentes.

      Padre, en el nombre de tu amado Hijo Jesús, y en el poder del Espíritu Santo, yo te pido que me liberes a mí y a todo mi árbol familiar de toda influencia negativa o maligna.

      Libera a todos los miembros vivos o muertos de mi árbol familiar, incluyendo a aquellos adoptados, y familiares por extensión de toda forma de atadura contaminante.

      Amado Padre, por tu amor hacia nosotros y por la protección con la sangre de tu bendito Hijo Jesús, te pido extiendas tu bendición sobre mí y mis parientes vivos y difuntos.

      Sana cualquier efecto negativo transmitido a través de las generaciones pasadas, y evita los efectos negativos en las generaciones futuras de mi árbol familiar.

      Yo… (di tu nombre completo) coloco simbólicamente la cruz de Jesucristo sobre la cabeza de cada persona de mi árbol familiar, y entre cada generación.

      Yo te pido que permitas a la sangre purificadora de Jesús, filtrar las líneas sanguíneas en mi linaje familiar, para recibir solo lo bueno que en mi familia se transmite de una generación a la otra.

      Haz que tus ángeles protectores acampen a nuestro alrededor y permítele al arcángel Rafael, patrono de la sanación, ayudarnos con el poder de tu divina sanación, incluidas las áreas de incapacidad genética.

      Dales especial poder a los ángeles guardianes de los miembros de nuestra familia para sanar, proteger, guiar y fortalecer a cada uno de nosotros en todas nuestras necesidades.

      Permite que tu poder sanador sea derramado en este mismo instante, y haz que continúe tanto como tu soberanía lo permita.

      Señor, en nuestro árbol familiar reemplaza toda forma de atadura o esclavitud, por una unidad santa de amor y armonía familiar.

      Permite, Padre, que por medio del Espíritu Santo, con la ayuda de tu Hijo Jesús, haya una unión aún más profunda contigo.

      Permite a la familia de la Trinidad santa llenar a nuestra familia con su afectuosa, calurosa, amorosa presencia, de tal manera que nuestra familia pueda reconocer y manifestar ese amor en todas las relaciones.

      Todas nuestras necesidades desconocidas las incluimos en esta petición que oramos en el precioso nombre de Jesús. Amén.

      Oración de invocación

      Señor, te agradecemos que nos hayas dado la vida a nosotros y a nuestros familiares.

      Te agradecemos porque no nos dejaste abandonados, sino que siempre has estado junto a nosotros, cuidándonos hasta en el más mínimo detalle.

      Gracias por el agua que forma parte de nuestro cuerpo y que contiene el código genético que en nuestras familias corre de generación en generación.

      Bendición

      (Antigua Bendición Irlandesa)

      Que la tierra se vaya haciendo camino ante tus pasos,

      que el viento sople siempre a tus espaldas,

      que el sol brille cálido sobre tu cara,

      que la lluvia caiga suavemente sobre tus campos.

      Y hasta tanto volvamos a encontrarnos,

      Dios te guarde en la palma de su mano.

      Amén.

Visitas la tierra, la haces fértil y la colmas de riquezas; los canales de Dios desbordan de agua, y así preparas sus trigales: riegas los surcos de la tierra, emparejas sus terrones; la ablandas con aguaceros y bendices sus brotes. Tú coronas el año con tus bienes, y a tu paso rebosa la abundancia; rebosan los pastos del desierto y las colinas se ciñen de alegría. Las praderas se cubren de rebaños y los valles se revisten de trigo: todos ellos aclaman y cantan (Sal 65, 10-14).
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