Educación en el campo de la salud pública. Fernando Peñaranda Correa

Educación en el campo de la salud pública - Fernando Peñaranda Correa


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Esta influencia recíproca entre el campo de la salud pública y el de la educación se desarrollará más adelante como intersección de campos en el capítulo 2. Bajo este supuesto, se plantea que pensar la salud pública desde una perspectiva de la educación genera importantes efectos sobre su teoría y su práctica.

      12 La relevancia adquirida por la educación en el campo de la salud pública se dio de manera simultánea con el auge de la educación popular como repertorio de la acción política de los movimientos populares y campesinos por la demanda de sus derechos, servicios públicos y mejores condiciones de vida en las décadas del setenta y ochenta. Dentro de algunas acciones de desarrollo rural y educación popular, se dieron importantes experiencias educativas respecto al cuidado de la salud y a las luchas populares por la atención en salud. Vale la pena destacar las experiencias del Centro Laubach de Educación de Adultos (Cleba), el Comité Regional de Educación Sexual para América Latina y el Caribe (cresalc), Dimensión Educativa, Acción Cultural Popular (Radio Sutatenza) y Corporación Vamos Mujer, que tuvieron influencia en diferentes escenarios del país. Para ampliar la información, se puede consultar la tesis doctoral de Luis Emilio Zea (2016), Una mirada histórico pedagógica a la intersección de los campos de la educación popular y la salud en Colombia. Décadas de 1960, 1970, 1980.

      13 Este tipo de mediciones sigue una lógica utilitarista de la justicia que busca el mayor rendimiento costo-efectivo, en el sentido de lograr el mayor grado de beneficio para el mayor número de personas (Hernández, 2008a, p. 4). La crítica que hace Rawls se basa en una concepción de dignidad humana, por la cual “algunas personas” no pueden “sacrificarse” por la mayoría; por esto, propone una concepción de justicia sustentada en la igualdad.

      14 Un estudio publicado en 2002 sobre el programa de monitoreo del crecimiento y desarrollo de los niños menores de cinco años evidenció que con la aplicación de la Ley 100 y la correspondiente Resolución 412 de 2000 para los llamados programas de promoción y prevención, por la que se denominó al programa como de “detección temprana de las alteraciones del crecimiento y desarrollo en menores de 10 años”, se consolidó una perspectiva asistencialista, morbicéntrica, biomédica y unisectorial, la cual generó un retroceso en el componente educativo del programa promovido por el sipi en la ciudad de Medellín (Peñaranda et al., 2002).

      15 En la atención primaria de la salud renovada, propuesta por la ops en el año 2005 para rescatar esta estrategia de su marchitamiento, se evidencia un debilitamiento de la educación, especialmente si se la compara con la propuesta de Alma Ata en 1978. En el documento de la ops (2007), “La renovación de la Atención Primaria de Salud en las Américas”, la educación en el campo de la salud pública tiene una figuración completamente marginal.

      16 En el siguiente capítulo se explicará por qué el discurso de la promoción de la salud debilitó el de la educación.

      17 Esta visión dicotómica llevó a extremos en los cuales se suponía que la educación cuyo objeto fuera la salud debía hacerse por fuera del ámbito hospitalario; por esto, la prioridad de las acciones educativas precisaba estar en la construcción de entornos saludables (familia, escuela, municipio, universidad, etc.).

      18 Aunque lo usual ha sido dejar en manos del sector educativo, en particular de las escuelas y colegios, la fundamentación pedagógica, es importante anotar que, en algunos casos, como en la Secretaría de Salud de Medellín, se elaboró una propuesta pedagógica particular para la estrategia, denominada “Enfoque de Educación para la Salud” (Gómez, 2013).

      19 Para ampliar la información, véase el capítulo 5 sobre las corrientes de la educación en el campo de la salud pública.

      20 En el documento del Ministerio no hay consistencia en la forma como se nombra la estrategia, lo cual revela una falta de conceptualización teórica.

      21 Esta situación se ve agravada por la tercerización y la inestabilidad de los trabajadores y empleados de la salud en el marco de prácticas clientelares de contratación.

      22 Vega y Acosta (2015) atribuyen las dificultades para integrar las acciones dirigidas a los individuos (correspondientes al pos) con las comunitarias (correspondientes al Plan de Salud Pública) no solo a la fragmentación de la atención, sino también a la segmentación de los recursos entre estos dos componentes y a la ausencia de una aproximación territorial.

      23 El discurso neoliberal promueve el emprendimiento individual y colectivo y la devolución de la responsabilidad del cuidado de la salud a las comunidades. El neoliberalismo no opera imponiendo restricciones a los ciudadanos, sino permitiendo que estos ejerzan una libertad regulada. La autonomía personal y la participación comunitaria hacen parte del ejercicio del poder del Estado, pues el poder opera más efectivamente cuando los sujetos participan de manera activa en el proceso de gubernamentalidad (Peterson y Lupton, 1996, p. 11).

      24 Aparentemente, esta concepción de educación resulta contradictoria con una propuesta centrada en la salud y en los determinantes sociales, pero es muy coherente con una perspectiva de gestión del riesgo que soporta una posición neoliberal para los sistemas de salud. Es necesario, en este punto, indicar que la propuesta de los determinantes sociales de la salud promovida por la oms corresponde también a una propuesta sustentada en la concepción de riesgo. Esta discusión se desarrolla generosamente en Peñaranda (2012). En este caso, se evidencia lo encontrado por Peterson y Lupton (1996) respecto a una retórica alternativa a la corriente clásica de la salud pública con una práctica que la mantiene. Para ampliar la información, véase el capítulo 5.

      25 Esta definición aparece en la Resolución 0518 de 2015 del Ministerio de Salud y Protección Social sobre gestión de la salud pública y directrices para el plan de intervenciones colectivas (Colombia. Ministerio de Salud y Protección Social, 2015). En este documento, la educación adquiere una mayor relevancia de la que tradicionalmente se le había otorgado en las políticas (que usualmente repetían conceptos o términos de las agencias internacionales, como los de iec), al adoptar una posición propia. El Ministerio produjo dos documentos que desarrollan dicha posición, los cuales constituyen antecedentes de la propuesta educativa que orienta la educación en las rias: a) Orientaciones para el desarrollo de la educación y comunicación para la salud en el marco del Plan de Salud Pública de Intervenciones Colectivas (pic) y b) Orientaciones para el desarrollo de la información en salud en el marco del pic.

      26 Sánchez, Ramos y Marset (2000) identifican tres generaciones de paradigmas —supuestamente, ocurren de manera secuencial— que dan origen a tres enfoques: de primera generación o educación informativa y prescriptiva, de segunda generación o comportamental y de tercera generación o educación crítica y participativa.

      27 Es coherente asumir una perspectiva comportamental de la educación en el marco de una concepción de salud pública basada en la gestión del riego; sin embargo, se generan contradicciones pedagógicas y políticas con una propuesta educativa crítica y emancipadora. Por esto, es fundamental integrar el análisis epistemológico, teórico y político


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