Maternidades en tiempos de des(e)obediencias. Graciela Beatriz Reid
mi ejercicio de la clínica psicoanalítica con perspectiva de género.
Expreso asimismo mi gratitud a la licenciada Graciela Grachinsky de Cohan, supervisora clínica, por su entrega, paciencia y su crítica amorosa –winnicottiana, muchas veces– tan necesaria para mis desamparos teóricos frente a la aridez y soledad en el consultorio ante los primeros pacientes.
A la querida Valeria Pirraglia muchas gracias por su lectura paciente y las correcciones necesarias para que la edición en formato libro no perdiera la producción académica de la tesis.
Por último, quiero expresar mi más profundo agradecimiento a todxs lxs pacientes, en especial a aquellxs que aportaron sus experiencias de vida para que la producción teórico-clínica fuera posible. Es mi deseo difundir una práctica del psicoanálisis como a mí me fue legada, en su doble vertiente de arte y ciencia, que la mantenga trascendente, actualizada y crítica para ser compartida con colegas y alentar el debate. Trabajar y amar en pos de un porvenir emancipador y solidario entre lxs géneros. (1)
1. Utilizo la nominación “a/o” y “as/os” dado que la población estudiada se presenta y nomina como heterosexual. El empleo de la “x” representa una alternativa a la norma dominante del género binario masculino-femenino, que además propone superar dicha dicotomía al incluir otras identidades genéricas. Cabe destacar que al momento de la publicación de este libro, la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires ha reconocido el lenguaje inclusivo, en cualquiera de sus modalidades, como recurso válido en las producciones realizadas por estudiantes de grado y posgrado de dicha facultad (Resolución Nº 1558), al considerar que, para que la igualdad jurídica se traduzca en igualdad efectiva, es necesaria una profunda transformación en las prácticas sociales.
Prólogo
Por Débora Tajer (1)
Tengo el gran gusto de prologar el libro de una querida amiga y colega. Conozco a Graciela Reid desde hace casi veinte años, cuando me pidió reunirse conmigo porque le interesaba investigar. Quien se acercó a mí es una colega muy sensible e inteligente. Su interés por investigar en esos momentos los aspectos subjetivos de la vulnerabilidad coronaria fue pintándose de violeta, dada la línea de género que los proyectos que dirijo siempre han tenido.
De este modo ingresó al equipo de investigación de la Cátedra Introducción a los Estudios de Género de la Facultad de Psicología, donde hoy es coordinadora de trabajo de campo y codirectora de hecho del mismo. Luego ingresó al equipo de docencia y de diversas tareas de extensión que hemos realizado a lo largo de estos años. Tiendo a creer que casi siempre acontece que nos vamos quedando en aquellos lugares que de algún modo retoman o dan luz a intereses que consciente o inconscientemente teníamos desde lejanos momentos. Y, claramente, lo que hoy llamamos “ola verde” o “violeta” es una inquietud que interpeló a Graciela Reid toda su vida: el encuentro con el feminismo académico fue un flechazo que la hizo instalarse definitivamente en el lugar desde el cual siente, piensa, produce y atiende.
Graciela ha manifestado su vocación por el campo clínico; eso la llevó a hacer su formación sistemática en la Escuela de Psicoterapia para Graduados. Y, de forma simultánea, se fue formando en el diálogo entre psicoanálisis y género en los grupos de estudio y seminarios que llevo a cabo. Quiero destacar su participación tanto en el Seminario General que dicto como en los grupos para avanzadxs, uno sobre el texto El fin del dogma paterno, de Michel Tort, y el otro sobre Cuerpos que importan, de Judith Butler. Señalo que posee una muy sólida formación psicoanalítica y también en psicoanálisis y género, que se ve claramente expresada en este libro, fruto de su Tesis de Maestría en Psicoanálisis de la Escuela de Psicoterapia para Graduados. La suya fue la primera tesis en Psicoanálisis y Género defendida en esa institución, recibida y valorada con la mejor calificación, lo que generó que se la convocara para coordinar el Taller en este campo que oferta la Escuela. Sería muy auspicioso que esta línea de trabajo se convirtiera en fundacional y animase a otrxs colegas a realizar sus tesis desde esta perspectiva, para atravesar los más diversos aspectos y temas de la teoría y de la clínica en aras de contar con un psicoanálisis vital para los desafíos del siglo XXI.
Este libro habla de maternidades en plural. Del acompañamiento de una analista contemporánea a sus pacientes, en sus deseos o no deseos de maternar en un momento histórico en el que, afortunadamente, se empieza a “derretir” la soldadura entre ser mujer y el mandato de maternidad. Y donde, además, es factible comenzar a pensarse la maternidad no como tarea que suplirá de modo sublimatorio la carencia de algo. Se empieza a poder escuchar y desarmar la idea bloque de que tenemos hijxs solo para suplir lo que no somos ni seremos, para lograr empezar a escuchar y conceptualizar que también las mujeres contemporáneas (en este libro, analistas y analizantes) tenemos la posibilidad y el deseo de trascender la propia vida y la propia obra y dejar a otrxs vida y enseñanza.
Y, juntas, vamos haciendo “esas” cosas: formar gente, criar hijxs y acompañar como psicoanalistas con perspectiva de género a que nuestrxs analizantes vayan haciendo este camino o el que quieran hacer.
Hasta aquí la presentación profesional. Incluiré ahora algunas pinceladas que muestran cómo hemos ido entretejiendo este entramado de relación profesional y de amistad. Primero conocí a Graciela como colega. Me encontré con una mujer sensible e inteligente, que se había recibido mientras criaba a sus hijxs y que, sin ella saberlo, representaba lo que yo hubiera querido que hiciera mi mamá: utilizar su enorme inteligencia para desarrollar una trayectoria profesional propia y no solo para realizarse a través de lo proyectado en mi hermano y en mí. Por eso me dio mucha felicidad acompañar su proceso de inserción profesional. Luego la vida nos permitió reciprocar, al acompañarme ella muy amorosamente en mi propio camino al maternaje primerizo a los 45 años. Ambas, fuera de los modelos hegemónicos, a nuestros tiempos, creamos nuevos modos de amar y trabajar para las mujeres en las que devinimos. Y así se fueron tejiendo estas nuevas teorizaciones sobre las maternidades actuales postcaída (o, por lo menos, pérdida de legitimidad) del modelo mujer=madre.
También hemos viajado juntas a congresos en el extranjero en varias ocasiones. El fundacional fue a Cali, Colombia, con mi hija de entonces 20 meses. Me invitaron y yo iba a rechazar la propuesta. Graciela me dijo “Te acompaño”. Y fuimos las tres, con cochecito y todo. Yo presenté el tema que me habían solicitado, pero aprovechamos que íbamos juntas para llevar nuestra investigación. Y así lo hicimos, del único modo todavía posible que tenemos las mujeres de nuestra generación de viajar con chicxs pequeñxs: yendo con las amigas. Aún no hay maridos que acompañen esas apuestas, que, en el caso de las mujeres, todavía son aventuras. Como suele ser nuestro estilo, esto que digo no debe entenderse como denuncia, sino como lectura de relaciones de época. Y también es importante para balizar las estrategias que permitan sortear los innumerables techos de cristal que tenemos aún las mujeres en el campo profesional. Y, además, coherentes con nuestra tradición, pensamos esas estrategias teóricamente. En esta línea, lxs invito a leer los capítulos del libro que no formaban parte de la tesis original, pero que son necesarios para avizorar un futuro más promisorio: los varones en el diván, el sistema de cuidados, la interrupción voluntaria del embarazo y los desafíos clínicos y teóricos de cara al futuro.
Quiero recordar en este momento a Gilou García Reinoso y hacerle mi personal homenaje a quien me acompañó como analista en mi propio camino. En los primeros tiempos de crianza, ella me señalaba que yo debía cuidar a mi bebé, pero cuidándome a mí al mismo tiempo. Como dicen en los aviones: “Si viaja con niñxs, primero póngase la máscara usted y, luego, al niñx”. Bien lejos de la metáfora de la Madre Coraje y la Difunta Correa, aquella a la que encuentran muerta, pero amantando al niño, que la sobrevive. Retomo a Gilou, armando la genealogía de mujeres analistas en la que nos inscribimos –que innovan y ponen voz a lo innombrado– para decir que nuestras intervenciones clínicas y teóricas van en esa línea: promover lo necesario para la producción del psiquismo infantil en la crianza, pero no a costa del malestar en plus materno. La madre y el niñx. Nunca la madre o el niñx. Y nunca el/la niñx a costa de la madre.
En este sentido, este libro habla de acompañar mujeres en su deseo