Conversaciones con Freud. Ricardo Avenburg
Ricardo Avenburg
Conversaciones con Freud
PRIMERA EDICIÓN
Avenburg, Ricardo
Conversaciones con Freud / Ricardo Avenburg. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Biebel, 2017.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-1678-68-6
1. Psicología. 2. Filosofía. 3. Epistemología. I. Título.
CDD 150
Edición en formato digital: febrero de 2017
© Ricardo Avenburg
© Ediciones Biebel, 2016
Ediciones BIEBEL
J. J. Biedma 1005, Buenos Aires
Tels. (54-11) 4582-3878 • (54-11) 4585-4018
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Libro de edición argentina
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Diseño de páginas: Cálamus
Realización de tapa: Ramiro Pazo
ISBN 978-987-1678-68-6
Conversión a formato digital: Libresque
Presentación
Lo que de tus padres has heredado, adquiérelo para poseerlo.
(En Fausto de Goethe)
Yo no acepto llamarme freudiano:
yo soy yo y Freud es mi interlocutor principal
en el campo del psicoanálisis.
(En Conversaciones con Freud de Ricardo Avenburg)
Ricardo (así, despojado de cualquier formalismo, se presenta el autor de este libro ante el que se le acerque para dialogar) relata, en sus textos autobiográficos, en los que, al igual que en el resto de su obra, se expresa sin censurarse, como si se tratara de un autoanálisis, que se formó como psicoanalista bajo el influjo del pensamiento de Melanie Klein y que al terminar su período de estudiante, sintió que sus conocimientos estaban como en el aire, que necesitaban un fundamento. Comenzó, entonces, a leerlo a Freud, a quien tomó como maestro, impulsado por la necesidad de descubrir los primeros principios del cuerpo de conocimientos que él había fundado. Puso en acción sus enseñanzas, probándolas en la realidad y, en el proceso de adquirir el legado de Freud, descubrió que las transformaba, y que al transformarlas, disolvía el cuerpo de conocimientos que le habían transmitido durante el período de su formación como psicoanalista. Su pensamiento, que había estado fundido con las contradicciones que anidaban en el seno de las instituciones en que había realizado sus primeros estudios, se encontró enfrentado a esas instituciones y a esas contradicciones, y también con lo que convencionalmente es llamado psicoanálisis. Descubrió que dentro de este campo, la mayoría de los autores contemporáneos deja de lado aquello que está en el centro de la herencia que nos legó Freud: el concepto de inconsciente reprimido, producto de la represión de la sexualidad infantil y la consiguiente represión (¿o “naufragio”?) del complejo de Edipo, con todas las consecuencias que esto acarrea en la vida individual y en el conjunto de la sociedad humana.
También, al someter a prueba las enseñanzas de su maestro en las sesiones de terapia, descubrió el valor de preguntarle al paciente acerca de lo que para el propio paciente es importante, para luego devolverle una reformulación libre de las asociaciones que hubiere producido al responder, y así generar nuevas significaciones para elaborar lo que le está afectando. Al actuar como docente descubrió, en cambio, la importancia de fomentar las preguntas de los alumnos, para que desplieguen sus deseos de investigar y conocer, en los que subyace la curiosidad sexual infantil.
El afirmarse en el fundamento del pensamiento generado por el creador del psicoanálisis le permitió a Ricardo mantener sus diferencias en el interior de las instituciones psicoanalíticas, a pesar de la extrañeza que causan sus desarrollos. Durante este proceso fue determinando, a la vez, sus diferencias con otros autores y con el mismo Freud, a quien, lejos de sacralizarlo, lo convirtió, en forma similar a lo que con total sencillez hacen los niños con su llamado “amigo imaginario”, en un compañero con quien jugar y dialogar.
Ricardo, en el basamento de su propio pensamiento, recupera otro principio de Freud dejado de lado en el psicoanálisis contemporáneo: el concepto de acción específica, que incluye la presencia del cuerpo y de sus necesidades, y la de la realidad exterior, de la que el cuerpo depende para satisfacer sus instintos. En su concepción, el deseo aparece como la expresión psíquica del instinto. La realización del deseo, al encontrar en la realidad el objeto que lo satisface, constituye la acción específica, que al mismo tiempo modifica a la realidad y al sujeto que la realiza. La realidad específicamente humana en la que se realiza la acción específica es una realidad cultural constituida a partir de la prohibición del incesto. Considera que el aporte fundamental de Freud es haber descubierto que la prohibición del deseo determina una realidad contradictoria, que permanece oculta en el inconsciente reprimido, que estalla como conflicto psíquico dentro del individuo y, en la sociedad, se manifiesta como la lucha de las masas más pobres intentando satisfacer sus necesidades biológicas más elementales, contra un poder que en algunos casos responde con los métodos de represión más brutales, y en las guerras entre las naciones.
Tres libros preceden a estas Conversaciones con Freud. En el primero, El aparato psíquico y la realidad, en el final, discrimina lo que es la inhibición temporaria de la descarga o de la actividad inmediata, para el logro de la satisfacción real que es constitutiva del yo, y que permite que el yo se vaya organizando, diferenciándola de la represión, que está instaurada para satisfacer al ideal. Ricardo afirma que toda la organización social, moral y religiosa, se asienta sobre la lucha entre la realidad determinada por la vigencia del principio de realidad y la realidad determinada por el predominio del ideal.
El libro Breve historia del pensamiento de Freud, incluye capítulos en los que examina la vigencia actual del pensamiento de Freud y del psicoanálisis. Incluye también un importantísimo capítulo sobre la evolución del concepto de yo en la obra de Freud, hito importante para entender los propios desarrollos de Ricardo acerca del narcicismo y del abordaje de las neurosis narcisistas. También en este libro, después de estudiar el texto de Freud Sobre las afasias, agrega un apéndice titulado “Constitución del aparato psíquico a partir del aparato del lenguaje”, que termina con la formulación de esta pregunta “¿el aparato del lenguaje es el aparato psíquico? o ¿el aparato psíquico no es más que un aparato diseñado para ejercer las funciones del lenguaje?”.
El tercer libro, Perspectivas teóricas y clínicas, abarca temas atinentes a la teoría y a la técnica psicoanalítica, y al llamado psicoanálisis aplicado. Meterse en ese libro es meterse en corazón del torbellino que es el pensamiento de Ricardo. Aparece allí un trabajo que, hasta donde yo sé, es único dentro de la literatura psicoanalítica, me estoy refiriendo a “Sobre la cualidad psíquica”, donde son examinadas y unificadas, luego de una minuciosa discusión, las observaciones e hipótesis de Freud sobre este tema, para desplegarse luego en un desenvolvimiento que le es propio.
Otro capítulo se titula “El rol del objeto en la constitución del aparato psíquico”, y con lo que expone en esos capítulos y en los dedicados a la destrucción del complejo de Edipo y a la relación de su destrucción con la sublimación, sumado a los estudios previos