Durará este encierro. Группа авторов

Durará este encierro - Группа авторов


Скачать книгу
muy jóvenes, afroamericanos alegres y vigorosos, como si cortaran el silencio de la ciudad. En una esquina donde funcionaba un bar, veo que un vagabundo ha llenado la fachada con restos de flores y tallos secos de los negocios cercanos. ¿Qué pretende hacer? Parece un altar. Ha puesto una foto en la puerta del local, rodeada de más flores. Hay un patrullero frente al bar. Bajan dos policías y hablan con el insólito decorador. Antes de escuchar lo que dicen, noto un movimiento al otro lado de la calle. Es una figura delgada, con un terno que le queda grande y le da un aire de cuadro de El Greco. Alargadamente, este hombre camina cojeando del lado derecho, con un ritmo casi de zombi. Pienso en «Thriller» de Michael Jackson… Los policías le dicen al decorador que no puede seguir poniendo tanta basura frente al bar (está cerrado y no creo que a nadie le importe). El delirante decorador no los escucha y persiste en su dedicada tarea. Aún me faltan un par de calles.

      Muchos negocios han cerrado, pero las farmacias, delis y supermercados aún se mantienen iluminados. Varios de sus anaqueles, vacíos.

      Sensación de estar en una película apocalíptica cuyo guion está comenzando a escribirse.

Domingo 22 de marzo

      1984 is here [y es real]

      Claudia Cisneros

      Athens, Ohio

      ¡emergencia!

      si me quieres, aléjate

      ¡emergencia!

      no me toques

      no te acerques

      no me beses

      emergencia de distancias

      matrix

      desequilibrio mortal

      ¡alerta!

      un polizonte

      en el sagrado cuerpo

      penetra células

      se replica ad infinitum

      espejo contra espejo

      en invisibles gotas

      viajan

      y se disparan

      como municiones

      ¡emergencia!

      es necesario separarnos

      para permanecer unidos

      ¡vivos!

      6 metros de distancia

      ¡no me toques!

      120 nanómetros

      el diámetro

      del polizonte mortal

      3 % mortandad promedio

      esto es real

      2020

      año pandémico

      es surreal

      120 nanómetros

      de diámetro mortal

      diámetro invisible

      contra diámetro terrestre: stop!

      ¡alerta!

      ¡alarma!

      ¡emergencia!

      en Athens no se ha detenido la primavera

      florecen los brotes del árbol blanco en mi balcón

      la vida continúa en otros reinos de la Tierra

      ajenos a nuestros ajetreos

      a nuestros resoplidos

      a nuestras máscaras quirúrgicas

      a nuestro arranche de papel higiénico

      a nuestro gel para las manos

      ¡alerta

      alarma

      emergencia!

      somos vida

      que se autoinflige

      desgracia y muerte

      ¡alerta

      alarma

      emergencia!

      un día tarde nos dimos muy cuenta

      de que no hay suficientes respiradores

      de que no suficiente querer

      de que somos frágiles

      decadentes

      de que hay cuarentenas y cuarentenas

      algunas alacenas llenas

      en otras solo cabe familia

      un día tarde nos dimos muy cuenta

      de la insoportable fragilidad del ser

      un día

      reducidos

      a fuerza de cuarentena

      nos dimos muy cuenta

      de nuestro minúsculo poder

      sobre este mundo

      que osamos devastar

      minúsculos nosotros

      minúsculo el de la corona

      letales como él

      hoy

      alerta

      alarma

      emergencia

      ayer

      devastadores

      devastados

      hoy

      Gruñido

      Susanne Noltenius

      Lima

      Es el final de otro día encerrada. Leyó el post en Facebook hace un momento y algo la sacudió. Buscaba una distracción momentánea, una pausa hasta recibir el aviso del banco con la aprobación de la línea de emergencia que cubra sueldos de 238 trabajadores este mes. Entonces leyó el post. Se ha puesto de pie y ha salido al balcón del departamento. Por encima de los árboles del parque y entre los edificios vecinos, asoma inminente la puesta del sol. Las nubes densas y percudidas lo esconden, pero entre ellas se cuelan haces de luz, como trazos de lo que está oculto.

      Va a la cocina donde Mateo ensaya pataditas con una pequeña pelota de goma poh, poh, poh. Intercambian las frases de siempre —¿qué tal?, ¿todo bien?—, frases que ya eran muletas antes del encierro. Nota las piernas de su hijo cubiertas de pelos. ¿En qué momento ocurrió la metamorfosis? Talvez en enero, cuando ella viajó diez días con Simón. Talvez en las últimas semanas, cuando los pedidos de clientes en Europa se frenaron de golpe y ella trabajó más de lo habitual. Coloca tres cubos de hielo en un vaso. Añade pisco y el resto de la botella de Schweppes. Agita la mezcla dos veces y regresa al balcón.

      Han decidido casarse este año. Ella le advirtió que no abandonaría el hábito de levantarse a las cinco de la mañana para correr y él accedió. Le dijo, además, que admiraba su disciplina. A ella le gustó la idea de una figura masculina en casa. Aceptó ceder espacio por el bien de Mateo. ¿Decidió por ella también? El sol aparece bajo las nubes, una emersión inversa, de cabeza, encendida como una bengala. Simón llegó hace poco de España y cumple el aislamiento en soledad. Mirar su muro en Facebook es una forma de estar con él.

      No le gustan las redes. La sorprende la ligereza de las publicaciones, el intercambio selectivo y calculado de likes, el exhibicionismo, la cultura del Me Gusta, pero es un canal inevitable para promocionar la imagen del negocio. Durante la cuarentena, mientras añora la libertad de correr en la calle, la han desconcertado los gruñidos anticapitalistas y antirunners. La excusa del virus para erigirse como paladines del civismo, estirar el índice —o la cámara del celular— y desvestir antipatías más profundas. La


Скачать книгу