Colombia. El terror nunca fue romántico. Eduardo Mackenzie
Su compromiso militante es diabolizar la fuerza pública colombiana y proclamar que las atrocidades de las Farc y de sus satélites armados (Eln, Epl, M-19, Quintín Lame, etc.), durante más de 50 años, tenían un objetivo loable: alcanzar «la paz». Colombia no aceptará jamás esa impostura.
MIS CRÍTICAS AL TEXTO DE PEDRO AJA CASTAÑO SOBRE CORONAVIRUS Y EL EVENTO 201
26 de marzo de 2020
MIS OBSERVACIONES:
1. Rechazo la frase del punto 11 que invita a «Seguir los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud». La OMS está mal dirigida y no jugó un papel de prevención de esta crisis del Covid-19. La OMS cede a las presiones chinas sobre esta pandemia y no está jugando el papel de un líder en el combate contra esta pandemia(15).
2. El análisis de la crisis sanitaria mundial actual, de su origen y desarrollo, es confuso. Mezcla elementos de la realidad con ficciones de orden literario. Un análisis debe dejar de lado esa mezcla y ceñirse únicamente a los hechos.
3. El texto no dedica una sola frase al problema de la responsabilidad de la dictadura comunista china en la aparición del coronavirus de Wuhan. No habla del ocultamiento inicial de la emergencia de ese virus, ni de la inercia de ese régimen ante las contaminaciones.
4. El texto pone en duda que ese virus sea un producto de las pésimas condiciones sanitarias de China. El texto recoge, sin crítica, los elementos de lenguaje y de desinformación de chinos y rusos sobre un hipotético origen norteamericano de ese virus. Yo no firmaré ni apoyaré ningún texto que afirme o que sugiera que el covid-19 es un complot americano.
5. El texto sugiere, de manera confusa, que el virus fue fabricado en un laboratorio, pero no indica si esa fabricación es de origen chino. No dice si la contaminación fue el producto de un accidente o de un acto criminal deliberado de los chinos, tesis ésta última difícil de aceptar por los estragos económicos que causó y causará esa pandemia no solo en el mundo sino también en la China. En cambio, el texto deja abierta la posibilidad de que ese virus de laboratorio sea americano. La inclusión del affaire Charles Lieber en el texto juega en ese sentido. Eso me parece muy lamentable.
6. La forma en que el texto presenta el caso Charles Lieber es cuestionable. El texto omite toda referencia al programa de Pekín de robo de secretos industriales y químicos sensibles americanos mediante el «Plan de los Mil Talentos» financiado por el Estado chino. La justicia americana afirma que Lieber trabajó durante años con los chinos y que por eso recibió de ellos 15 millones de dólares desde 2008. El texto desfigura ese grave episodio y le resta credibilidad. Dice que «Se trata de novelas internacionales de espías al estilo de Dean Koontz».
7. El texto sugiere que hay una conexión entre un seminario financiado a finales de 2019 por el millonario estadounidense Bill Gates y la aparición del coronavirus de Wuhan. «¿Pero quién les robó la idea a los panelistas?» se pregunta cándidamente el texto, dando por cierto que habría una conexión y que, en conclusión, el origen real del virus sería americano.
8. «Los EE. UU no estaban preparados» para esta pandemia, admite el texto. Luego no se entiende por qué ese país habría desatado una pandemia en China que sabría que golpearía necesariamente a Europa occidental y a los mismos Estados Unidos, potencia mundial que, pese a ello «no estaba preparada» para frenar esa pandemia. El texto incluye la primera frase pero no hace la pregunta que aquí formulamos.
9. El texto dice que esa pandemia «ha sido el ‘sueño’ de cierta élite» tanto comunista como capitalista. No definir qué tipo de «élites» son los responsables de esa pandemia y hablar en términos tan generales no aporta claridad sino confusión. El texto dice «El Evento 201 imaginó, y el karma copió y respondió» para darnos una lección: «Las palabras y los pensamientos tienen poder». Es una explicación mágica que no comparto.
10. El texto no dice una palabra sobre la mundialización y sobre cómo China fue el mayor aprovechador de la mundialización, proceso que llevó al desmantelamiento industrial de países claves del mundo capitalista en beneficio del desarrollo industrial chino. No dice que la mundialización deberá ser reestructurada y que China deberá pagar un precio económico, político y diplomático por no haber frenado desde el comienzo el desastre causado por el virus de Wuhan.
11. El texto no dice una palabra sobre el hecho gravísimo de que la producción de elementos esenciales en la fabricación de medicamentos, antibacterianos, anti virus, vacunas y materias primas para la fabricación de ciertos medicamentos, así como las máscaras sanitarias y los aparatos de reanimación pulmonar, son hechos en gran medida por China, a causa de esa mundialización, y que ese hecho está jugando un papel gravísimo en la incapacidad actual de ciertos países del primer mundo, como Italia, Francia y España para dotarse a tiempo de elementos sanitarios para reducir la curva de infectados y de muertes de la pandemia.
12. Recuso todo lo que recomienda el texto sobre «combatir la información errónea» y establecer una «coordinación de la información» sobre la pandemia. Todo eso va contra la libertad de expresión y de prensa. «Coordinar la información» equivale a censurar la información no conforme con el pensamiento del grupo dominante y crear una información oficial como la única tolerada. Todas las informaciones y opiniones deben ser libres de circular sean erradas o no, así como se debe proteger la libertad de crítica.
ANTIAMERICANISMO Y COMPLOTISMO
31 de marzo de 2020
PEDRO AJA CASTAÑO EN SUS RESPUESTAS telegráficas a mis críticas destapó, por fin, su juego. El fondo de sus planteamientos es una combinación sutil de tres posturas: antiamericanismo, anticapitalismo y complotismo. Lo que fue, para mí, una sorpresa. No había visto ese perfil en sus anteriores columnas.
Pedro Aja Castaño insiste en atribuirle a Estados Unidos un papel central en la aparición del virus de Wuhan. Claro, no es el primero en decir eso. Tampoco él dispone de una prueba al respecto. Sin embargo, no abandona en sus respuestas ese punto de vista.
El hilo conductor de sus explicaciones es el odio a Estados Unidos y al Reino Unido (o a lo que él llama los «ingleses capitalistas»). En sus lacónicas respuestas lanza mensajes explícitos que no ocultan esa antipatía. Él, por ejemplo, me lanza la siguiente pregunta: «¿Sabes que hubo norteamericanos e ingleses capitalistas que financiaron a Hitler y al comunismo?». Respuesta: no lo sabía, aunque nadie ignora que hubo gente, como el comunista francés Jean-Baptiste Doumeng, que se llenó los bolsillos haciendo negocios con la URSS durante la Guerra Fría.
Sin arriesgar una sola línea para sustentar el cuento de los capitalistas que financiaron «a Hitler y al comunismo», Pedro concluye: «Esa es la élite que juega en ambos bandos» (el hitlerismo y el comunismo). Y termina con esta perla: [la élite anglo-americana] «controla en la sombra los principales gobiernos de la tierra».
Antes de refutar su tesis complotista diré algo: Estados Unidos jamás financió a Hitler, ni financió el asalto bolchevique al poder. Pedro Aja calla la realidad de esos dos procesos. Resumo: Con el tratado de Rapallo de 1922, basado en el mutuo rencor de Berlín y Moscú por Occidente, el Ejército alemán pudo evadir las duras exigencias de desarme del tratado de Versalles y la Rusia soviética pudo realizar algunos planes de industrialización gracias a los alemanes. Con el pacto Molotov-Ribbentrop de 1939, Stalin se repartió con Hitler la Polonia y le permitió desatar la segunda guerra mundial. Mucho antes, Stalin había contribuido al ascenso de Hitler al poder. Ordenó a los comunistas acusar a la socialdemocracia alemana de ser su peor enemigo. Divididos, los dos partidos mayoritarios le facilitaron a Hitler ganar la elección de 1933, ser nombrado canciller y obtener poco después los plenos poderes. Si alguien ayudó a Hitler fueron, entre otros, los comunistas rusos.
Gracias a Estados Unidos y a la Gran Bretaña y al heroísmo de los Aliados y del pueblo ruso, la ocupación nazi de Europa fue derrotada. La