Kino en California. Carlos Lazcano Sahagún

Kino en California - Carlos Lazcano Sahagún


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mueren. Como Atondo prefería ser prudente ante estas provocaciones, muchos de los guaicura pensaban que los españoles les tenían miedo. Y en realidad esto llegó a ocurrir poco a poco.

      El miedo

      Los guaicura planearon un segundo ataque para principios de julio, y para ello invitaron a los coras para que se les unieran. Estos aparentaron unirse, pero en realidad dieron aviso a Atondo sobre el ataque que se preparaba, lo que le dio oportunidad de organizar la defensa. Y es que, por un lado, los coras y los guaicura siempre fueron enemigos naturales, y por otra, la relación entre coras y españoles siempre fue buena, ya que los coras nunca fueron agraviados en entradas anteriores y además eran menos agresivos y más dóciles.

      Es decir, los “soldados” de Atondo ya estaban derrotados desde antes de que empezara el ataque.

      La Junta de Guerra

      Con el fin de encontrar soluciones a la situación que rápidamente se estaba complicando, y planear la defensa ante el ataque anunciado, Atondo convocó a una “Junta de Guerra”, la que se llevó a cabo el 29 de junio de 1683.

      Ante la tardanza del regreso de la nave Capitana, que había salido desde el 25 de abril para buscar bastimento y caballos que ya urgían, Atondo propuso que saliera la Almiranta a la costa de Sinaloa para buscar otro bastimento y que regresara a más tardar en quince días, y que si llegara a toparse con la Capitana la trajera a La Paz.

      Uno de los disgustos que menciona Kino fue que en esta Junta, el capitán don Francisco de Pereda, capitán de la Almiranta, renunció al cargo que tenía de “Cabo y Caudillo de la empresa”, es decir, era el segundo de a bordo, sin embargo, Atondo no le aceptó la renuncia. Aunque desconocemos las razones por las que quiso renunciar el capitán Pereda, muy posiblemente haya sido por las tensiones y miedos que ya se estaban acumulando, dejándose influir por los crecientes temores de la tropa.

      Solo unos pocos soldados, junto con los padres Kino y Goñi, apoyaron a Atondo, quien manifestó que si fuera necesario se quedaría con ellos únicamente para continuar la empresa, aun en el caso que la Capitana y la Balandra se hubieran perdido. A pesar de esto, la tensión y los problemas siguieron creciendo, y junto con ello el miedo de los soldados.

      La traición

      El día del anunciado ataque, que fue el tres de julio, aparecieron frente al fuerte 19 guaicuras principales. Atrás de ellos, y escondidos entre el monte, se encontraba el resto de los atacantes, esperando alguna señal de sus líderes. Al principio, los españoles creyeron que este grupo venía a provocarlos para que salieran. Atondo dejó que los 19 se acercaran y los invitó a comer pozole, lo cual aceptaron ya que era frecuente este tipo de convites que mucho les gustaba. Así, Atondo mandó ponerles, fuera del fuerte desde luego, dos grandes ollas de pozole, y empezaron a comer tranquilamente.

      La versión oficial

      Cuando el texto de Venegas fue editado por Burriel, únicamente se presentó la versión oficial, es decir, la de Atondo.

      Consecuencias

      El abandono

      Ante esta situación de pánico, el día seis de julio los soldados le suplicaron por escrito a Atondo el abandono de la bahía de La Paz. Muchas cosas aducían, entre ellas lo estéril de la tierra, el desconocimiento del número


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