La Pirámide de la Sabiduría. Brett McCracken
montañoso llena de libros y sin teléfonos.
Pero luego recuerdo que, a lo largo de la historia cristiana, los seguidores de Jesús no han huido de los enfermos por miedo a contagiarse, sino que se han quedado con los enfermos y han tratado de ayudarlos. Desde los cristianos que cuidaban de sus vecinos paganos que sufrían las devastadoras plagas del Imperio romano primitivo hasta los médicos misioneros Nancy Writebol y el doctor Kent Brantly (que en 2014 contrajo el ébola mientras trataba a víctimas de la enfermedad en África occidental),11 los seguidores de Jesús han hecho lo que Jesús hacía. En vez de evitar al leproso, a la prostituta, al adicto a los opioides y al esquizofrénico sin hogar, los cristianos se han acercado a ellos. En vez de escapar para salvarse, sacrificaron su seguridad en el servicio.
Esto es lo que debemos hacer en esta era de enfermedad epistemológica. Sí, permanecer en este ambiente de información tóxica es correr el riesgo de infectarnos más por las dolencias que ya nos acosan. No obstante, retirarse es abandonar a los perdidos y dejarlos en una perdición aún más oscura.
El mundo necesita desesperadamente sabiduría, una verdad inquebrantable y unos cimientos sólidos. Solo el cristianismo brinda este tipo de sabiduría, y es exactamente la medicina que necesita nuestra cultura enferma. Para llevar la luz de la sabiduría cristiana a las tinieblas de nuestra era insensata; sin embargo, los cristianos deben recuperar hábitos de sabiduría en sus propias vidas. Necesitamos una dieta basada en la ingesta de conocimientos que realmente cultivan la sabiduría. Necesitamos para nuestra salud mental y espiritual lo que fue la pirámide nutricional para nuestra salud física: una guía para saber qué comer y qué no comer y en qué proporciones para que podamos volvernos más saludables y fuertes.
De esto se trata La pirámide de la sabiduría. Es un plan para estabilizar una sociedad enferma al hacer que los cristianos sean más sabios: temerosos de Dios, honestos y confiables y que viven la verdad. Sal y luz. Eso es lo que somos llamados a ser. Esto es lo que el mundo necesita desesperadamente que seamos.
PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR
1. ¿Por qué parece que hay una correlación inversa entre la información y la sabiduría? («Nuestro mundo tiene cada vez más información, pero cada vez menos sabiduría», pág. 9).
2. ¿De qué manera has sentido de forma personal la enfermedad mental y espiritual de la era digital?
3. De los tres malos hábitos de «alimentación» informativa, comer demasiado, comer demasiado rápido y comer solo lo que me gusta, ¿con cuál tienes más dificultad?
Parte uno
LAS FUENTES DE NUESTRA ENFERMEDAD
Capítulo 1
LA GLOTONERÍA INFORMÁTICA
«¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en información?».
T. S. ELIOT, EL PRIMER CORO DE LA ROCA
LA EXPLOSIÓN EXPONENCIAL DE la información en la «era de la información» es alucinante. Considera una muestra de las cifras. En 2019, en un solo minuto de Internet se enviaron 188 millones de correos electrónicos, 18,1 millones de mensajes de textos y se vieron 4,5 millones de videos en YouTube.1 Para el año 2020, había 40 veces más bytes de datos en Internet que estrellas en el universo observable. Algunos cálculos sugieren que para el año 2025, se crearán 463 exabytes de datos por día en línea, el equivalente a 212 765 957 DVD por día.2 ¿Y qué es un exabyte? Bueno, considera esto: cinco exabytes equivalen a todas las palabras dichas por los seres humanos desde el comienzo de los tiempos.3 En 2025, esa cantidad de datos se creará cada 15 minutos.
Esto es lo más descabellado: todo está en nuestros bolsillos, a solo unos clics de distancia. Nuestros teléfonos ahora son enciclopedias, bibliotecas, universidades, universos; pero por más conveniente que sea tener dicho acceso —respuestas a cualquier pregunta que tengamos, resultados para cualquier pintura o video que queramos ver, innumerables recursos para lo que sea que deseemos investigar— el exceso de información en línea también es abrumador y no nos hace sabios.
Así como demasiada comida enferma el cuerpo, demasiada información enferma el alma. La glotonería informática es un problema real en la era de Google, sus síntomas se han extendido y son preocupantes. A continuación, se presentan cinco de ellos.
Síntoma 1: ansiedad y estrés
Demasiado de algo causa problemas en nuestra salud. Esto es cierto tanto para la información que ingerimos como para los alimentos que consumimos. El bombardeo de información al que nos enfrentamos cada vez más, caracterizado por deslizar, desplazar, ver, escuchar, leer, enviar mensajes de texto y realizar tareas múltiples de la mañana a la noche sin parar, está creando estrés en nuestros cerebros y contribuyendo a aumentar los niveles de ansiedad. Nuestros cerebros son sorprendentemente adaptables y resilientes, pero tienen límites.
El panorama frenético de la información actual hace que nuestros cerebros estén más ocupados que nunca: la cantidad de información que nuestros cerebros sobrecargados deben clasificar constantemente consume de forma natural grandes cantidades de energía. Realizar tareas múltiples de manera constante también consume energía: reservas una cena a través de Yelp mientras contestas un mensaje de texto de mamá, envías un correo electrónico de trabajo y miras un video «imperdible» que un amigo acaba de compartir en Facebook todo en un lapso de cinco minutos. Este tipo de multitarea extrema, observa el neurocientífico Daniel Levitin, sobreestimula y estresa nuestro cerebro:
Al pedirle al cerebro que cambie la atención de una actividad a otra, la corteza prefrontal y el cuerpo estriado queman glucosa oxigenada, el mismo combustible que necesitan para permanecer activos. Y el tipo de cambio rápido y continuo que hacemos con las multitareas hace que el cerebro queme el combustible tan rápido que nos sentimos agotados y desorientados incluso después de un breve período de tiempo. Hemos agotado, literalmente, los nutrientes de nuestro cerebro. Esto compromete el rendimiento cognitivo y físico. Entre otras cosas, cambiar de tarea de forma repetida conduce a la ansiedad, lo que aumenta los niveles de cortisol, la hormona del estrés en el cerebro, lo que a su vez puede llevar a un comportamiento agresivo e impulsivo.4
Otra forma en que el exceso de información causa estrés y ansiedad es que nos cargamos con grandes cantidades de conocimiento innecesario y, a menudo, preocupante. Cuando nos enfermamos físicamente buscamos en páginas relacionadas a la salud, como WebMD, para encontrar respuestas y, por lo general, solo encontramos más preocupaciones. Como si nuestras propias luchas y complejidades familiares no fueran lo suficientemente agobiantes en lo emocional, las noticias en nuestro Instagram y Facebook nos llevan a las súplicas, los comentarios llenos de enojo y los torbellinos emocionales de cientos de personas a lo largo del día. Las constantes notificaciones de noticias de Amber Alerts, los tornados mortales, los brotes de sarampión, los tiroteos en las escuelas, las «actividades sospechosas» en nuestros vecindarios (gracias a aplicaciones como NextDoor) y todo tipo de titulares de crímenes horribles se acumulan en nuestra conciencia, sobrecargando nuestros cerebros con ansiedad por la creciente cantidad de formas en que el mundo nos puede matar. Nuestros FitBits, aplicaciones sobre dietas y otros dispositivos de salud brindan información sobre nuestro cuerpo que puede ser útil con moderación, pero que con facilidad puede convertirse en una obsesión que avive la ansiedad.
No es que la información de este tipo sea siempre mala o de poca ayuda. Es solo que el efecto acumulativo de demasiada información, de tan fácil y constante acceso para nosotros, crea una carga que nuestras mentes y almas no pueden soportar porque no fueron creadas para eso.
Síntoma 2: desorientación y fragmentación
Todos los días nos llega un aluvión de información de todas partes y en formas desconectadas e indiferenciadas. Un ejemplo de esto son las noticias en nuestras redes sociales que no respetan el flujo lógico o la necesidad de síntesis. Si abres