Historia de la música de jazz (IV) - Los debates sobre la identidad del jazz (1980-2000). Patricio Goialde Palacios

Historia de la música de jazz (IV) - Los debates sobre la identidad del jazz (1980-2000) - Patricio Goialde Palacios


Скачать книгу
en el nombre y algún cambio en la formación, el grupo desarrolló un creativo estilo de fusión con una sonoridad acústica, denominado por algunos críticos como the new acoustic fusion (citado en Nicholson, 1995, p. 164), y que tuvo su reflejo sobre todo en el disco Steps Ahead (1983). A partir de aquí se produjo un cambio en la dirección musical de la formación, con la progresiva incorporación de instrumentos de sonoridad eléctrica y sintetizada (EWI, vibráfono sintetizado, teclados, guitarra y bajo eléctrico), en un clima musical de mayor volumen y energía, que supo combinar rítmicas más cercanas a la música de rock con solos improvisados de ascendencia jazzística. Este cambio se puso de manifiesto en grabaciones como Modern Times (1984) y, sobre todo, Magnetic (1986). Steps Ahead tuvo un éxito importante, fundamentalmente en Europa y Asia, continentes por los que realizó numerosas giras que han quedado plasmadas en grabaciones y videos que documentan este paso de una sonoridad acústica (Copenhagen Live, 1983) a una mucho más eléctrica (Live in Tokyo 1986), algo que se reflejó también en los cambios que se produjeron en la formación (Darryl Jones, Mike Stern, Steve Smith…); el grupo liderado por Mainieri y Brecker estuvo en activo hasta 1987, aunque con posterioridad se ha reeditado en varias ocasiones, impulsado generalmente por el vibrafonista.

      De forma paralela, como señala Nicholson (1995, pp. 200-202), Brecker se convirtió en uno de los saxofonistas más influyentes de las décadas de los ochenta y los noventa, por su inconfundible sonido, técnica y capacidad para el desarrollo de brillantes solos improvisados, y también en uno de los músicos más solicitados por intérpretes de estilos muy diversos: Pat Metheny (80/81, 1980), Chick Corea (Three Quartets, 1981), John Abercrombie (Night, 1984), Don Grolnick (Hearts and Numbers, 1985), McCoy Tyner (Infinity, 1995) o Herbie Hancock (The New Standard, 1996), por citar algunos ejemplos. Además, trabajó con diversos vocalistas, como Joni Mitchell, Paul Simon o James Taylor, sin olvidar sus múltiples grabaciones como músico de estudio, algunas de ellas muy populares (Dire Straits, “Your Latest Trick”, Brothers in Arms, 1986).

      Su primer trabajo como líder fue Michael Brecker (1987), con Pat Metheny (g), Kenny Kirkland (p), Charlie Haden (b) y Jack DeJohnette (d); a partir de esta grabación fue intercalando colaboraciones con varios discos a su nombre, algunos de los cuales (como Tales From the Hudson, 1996) son una buena muestra de su capacidad técnica, de un estilo personal y reconocible, y de una creatividad como compositor y solista, que lo han convertido en un punto de referencia ineludible del saxofón contemporáneo. Su temprana muerte en 2007 truncó la brillante carrera de uno de los intérpretes de jazz con mayor capacidad para trabajar en contextos diferentes, de lo acústico a lo eléctrico, de lo popular a lo experimental, sin perder nunca sus rasgos estilísticos más definitorios.

      Fue en 1974 cuando comenzó la parte más conocida de su carrera, con el ingreso en el grupo de Gary Burton (Ring, 1974; Dreams So Real, 1975) y sus colaboraciones con Jaco Pastorius (Jaco, 1974, editado a nombre de Paul Bley), entre las que destaca su primera grabación como líder: Bright Size Life (1975). En 1977 conoció al teclista Lyle Mays (1953-2020), que ha sido su más estrecho colaborador en el Pat Metheny Group (PMG), la formación más popular del guitarrista y con la que ha grabado una importante cantidad de exitosos álbumes, como por ejemplo Offramp (1981), Travels (1982), Still Life (Talking) (1987), Letter From Home (1989), Imaginary Day (1997) o Speaking of Now (2002). Con este grupo, formado por una gran diversidad de colaboradores, ha ensayado diferentes fórmulas musicales caracterizadas casi todas ellas por una escucha que parece fácil, pero que esconde un trabajo minucioso de composición y arreglos (realizado casi siempre de manera conjunta con Mays), de combinación de material escrito e improvisación y de búsqueda de una sonoridad personal que aúna lo eléctrico y lo acústico; todo ello convierte su música en algo muy reconocible, aunque tenga influencias estilísticas muy diversas, del pop-rock, el folk y el country a las músicas clásica, brasileña y el jazz. De manera paralela a estos trabajos comerciales, Metheny ha liderado proyectos más jazzísticos, como sus grabaciones en trío (Rejoicing, 1983; Question and Answer, 1989; Trio 99/00, 1999; con importantes colaboradores como Charlie Haden, Billy Higgins, Dave Holland, Roy Haynes, Larry Grenadier y Bill Stewart), en formaciones acústicas (80/81, 1980, con Michael Brecker, Dewey Redman, Charlie Haden y Jack DeJohnette) y diversos trabajos con diversas figuras de la historia del jazz (Song X, 1985, con Ornette Coleman; I Can See Your House From Here, 1994, con John Scofield; Beyond the Missouri Sky (Short Stories), 1996, con Charlie Haden; o Jim Hall & Pat Metheny, 1998); a ello se añaden sus registros en solitario, bien con la guitarra (One Quiet Night, 2001), bien con diversos mecanismos que le permiten experimentar con instrumentos acústicos y electroacústicos (Orchestrion, 2009).

      La diversidad de proyectos en los que ha trabajado reflejan su curiosidad y la pluralidad de sus intereses, además de una capacitación técnica y musical que lo habilita para abordar con éxito tareas muy diversas: colaboraciones con cantantes (Shadows and Light, 1980, con Joni Mitchell; Toninho Horta, 1980), algunas muy exitosas, como “This Is Not America” (David Bowie), incluido en la banda sonora de The Falcon and the Snowman, (1984) y realizada con Steve Rodby; trabajos con creadores contemporáneos de la música académica (Electric Counterpoint, 1987, de Steve Reich) y una larga lista de participaciones en discos de diferentes líderes, así como grabaciones colideradas con otros intérpretes, como por ejemplo Brad Mehldau (Metheny/Mehldau, Metheny Mehldau Quartet, 2005).

      La búsqueda continua es una de las características principales de su obra, pero también de su acercamiento a la guitarra como instrumento, pues es uno de los intérpretes que más ha innovado trabajando con diferentes prototipos, desde la guitarra sintetizada, con la que obtiene una sonoridad muy reconocible, a la guitarra Pikasso, una construcción por encargo con 42 cuerdas, sin olvidar diversos modelos acústicos, como la guitarra-sitar, la mini-guitarra soprano o la guitarra barítono. Los diferentes instrumentos y la tecnología no son sino recursos para desarrollar un lenguaje muy personal, basado en un fraseo que realza los aspectos melódicos, con una excepcional técnica y una peculiar manera de realizar los ligados, que le permite tocar pasajes a una gran velocidad con extremada limpieza. Todo ello contribuye a una sonoridad reconocible


Скачать книгу