Manuel Álvarez (1796-1856). Un leonés en el oeste americano. Thomas E. Chavez
avanzó a través de Nuevo México de camino a la costa oeste.
En un Nuevo México aislado dominaba la pobreza y la población había desarrollado una actitud de independencia con relación al gobierno central3. Los nuevomexicanos no desempeñaron ningún papel en la revolución que llevó a la independencia de México en 1821; la mayoría ni siquiera se dieron cuenta de que el país estaba en guerra hasta meses después y de haberlo sabido probablemente tampoco habrían participado en ella. Se habían acostumbrado tanto a su independencia política, a su aislamiento y sentían tan poca conexión con las autoridades centrales que resistían cada vez con más intensidad los intentos tardíos de dominarles desde el sur. Estas circunstancias, con el tiempo, dejaron la provincia a merced de influencias extranjeras y así fue como una sociedad tradicionalmente beligerante contra Ciudad de México fue sometida casi sin resistencia por una sociedad y un gobierno ajeno a ella. En 1846, el general Stephen Watts Kearny avanzó sus tropas hasta Santa Fe, para culminar una ocupación militar estadounidense que, de hecho, ya había comenzado algún tiempo antes.
El año 1846 supuso, por tanto, uno de los acontecimientos más significativos en la historia de Norteamérica. Los Estados Unidos pasaron de ser 13 Estados concentrados en un espacio reducido en la costa atlántica, expandiéndose sobre un vasto territorio, a convertirse en una nación transcontinental. Los españoles también se habían mantenido ocupados expandiendo sus asentamientos hacia el norte, alejados de Ciudad de México, culminando en lo que el historiador Herbert E. Bolton llamó la frontera española (The Spanish Borderlands). El asentamiento español en el sudoeste norteamericano era un hecho consumado mucho antes de que los peregrinos arribaran a Nueva Inglaterra. Las dos culturas se encontraron en la frontera española. Aunque Texas y California desempeñaron cada una un papel, la posición geográfica crucial le pertenecía a Nuevo México que tenía mucha más población española que Texas o California. A los ojos de los mexicanos, el departamento de Nuevo México tenía una importancia más consolidada con relación a las otras comunidades fronterizas.
Estos dos factores –una población consolidada que tenía un sentimiento de independencia y una localización geográfica– no hicieron más que causar problemas para el territorio cuando cayó bajo el dominio de los Estados Unidos. Intentar conseguir la condición de Estado cuando una guerra civil estaba en ciernes en los Estados Unidos no resultó tarea fácil: Nuevo México se convirtió en una parte integrante del Compromiso de Missouri de 1850. Sufrió las consecuencias de las opiniones contradictorias sobre mexicanos y católicos y se involucró de manera profunda en las demandas fronterizas de Texas. Los Estados Unidos parecían tener una completa falta de preocupación y los nuevomexicanos protestaron desde el principio. El resultado supuso un retraso en la aceptación de Nuevo México como Estado de la Unión hasta 1912.
Manuel Álvarez fue un hombre capaz de adaptarse a las distintas condiciones de este lugar y momento crucial. Parecía representar todo aquello que podría causar su caída pero supo utilizar su inteligencia y personalidad ganadora para convertirse en un miembro fundamental de la compleja sociedad nuevo mexicana. Nacido en León, España, ciudadano mexicano y cónsul de los Estados Unidos en Santa Fe, Manuel Álvarez hablaba con fluidez inglés, español y francés. Asimismo, en distintas ocasiones fue viajero, trampero, comerciante, ganadero, juez ex officio, político y oficial electo. Aunque tenía una educación formal, su inteligencia era aparentemente del tipo de las que saben utilizar la experiencia práctica puesto que se adaptaba rápidamente a la vida en la frontera entre dos países.
Existen muchos “gigantes” históricos del periodo mexicano, sin embargo, Manuel Álvarez aún no ha sido considerado uno de ellos, aunque su presencia influyó en el proceso histórico. Por su tendencia a no llamar la atención, los historiadores han pasado por alto sus contribuciones, a pesar de la gran cantidad de documentos que dejó en varios archivos. Álvarez, aparentemente, era una de esas personalidades que trabajan mejor entre bastidores, pasando así desapercibido y dejando que el historiador se enfrente con el problema de determinar tanto su papel como su impacto en los asuntos nuevomexicanos y del oeste de los Estados Unidos en general.
Como comerciante de pieles, Álvarez llegó a capitanear un grupo de cuarenta hombres; pasó cinco años en las Montañas Rocosas centrales y fue uno de los descubridores de la maravilla de lo que hoy conocemos como el parque nacional de Yellowstone. Utilizó su experiencia y su amistad con Charles Bent para convertirse en un comerciante prominente en la Ruta de comercio de Santa Fe. Como cónsul de los EEUU en Nuevo México, Álvarez realizó las mismas funciones que su homólogo en California, Thomas O. Larkin. A Larkin se le atribuye el haber preparado el terreno para la toma de la California mexicana por los Estados Unidos, pero la expansión hacia California estaba sujeta a la ocupación con éxito de Nuevo México. La historia parece indicar que Álvarez tuvo éxito en preparar Nuevo México para la conquista. ¿Representó un papel tan importante en la expansión de los EEUU como el de Larkin?4
Como cónsul, Álvarez tenía la obligación de velar por los derechos de los ciudadanos estadounidenses que llegaban a los asentamientos del norte de México. Estas gentes eran normalmente comerciantes o tramperos quienes protestaban con frecuencia de las técnicas de México para cargar impuestos. Algunas veces, los ciudadanos estadounidenses se veían envueltos en situaciones que llevaban a Álvarez prácticamente a arriesgar su vida. Tras la ocupación, sin embargo, Álvarez se alió con los ocupados, posiblemente para hacer que la transición fuera lo más indolora posible. En 1847, cuando estalló una revuelta en Taos, las bajas incluyeron, entre otros estadounidenses y sus partidarios, al gobernador Charles Bent. El ejército de los Estados Unidos sofocó la violencia cuando tomaron al asalto la iglesia de Taos y capturaron al resto de los insurgentes que habían buscado refugio allí. Los rebeldes acusados fueron juzgados y procesados por muchos de los familiares de los difuntos. Como los insurgentes fueron acusados de traición, Álvarez fue llamado a investigar la legalidad del juicio. ¿Eran traidores o eran ciudadanos mexicanos y patriotas que se resistían al ejército extranjero invasor? Resultó ser una cuestión muy difícil de responder.
Con el final de la guerra, Álvarez retomó la causa de los nuevomexicanos, esta vez como líder del partido en pro de la constitución del Estado que se enfrentó directamente con el partido territorial en el gobierno. Como teniente gobernador elegido y gobernador en funciones, Álvarez y su cohorte Richard Weightman se hicieron oír en los órganos de gobierno más altos de los Estados Unidos. Esta lucha supuso para Álvarez y sus partidarios tanto una victoria como una derrota así como el esfuerzo más grande que realizaría hasta su muerte.
1 (N.T.) La dicotomía se presenta por la denominación del río dependiendo de la zona geográfica. Mientras en México es el río Bravo o el río Grande del Norte, en los Estados Unidos, la denominación es la de río Grande.
2 Eugene T. Wells. “The Growth of Independence, Missouri, 1827-1850”, Missouri Historical Society Bulletin 41, no1 (October 1959): 42; R.L. Duffus, The Santa Fe Trail (New York: Longmans, Green, 1930), p. 184.
3Algunos historiadores argumentan que la pobreza no reinaba, señalando que muchos nuevomexicanos hicieron fortuna por medio del ganado ovino en el Camino de Santa Fe. Mientras que esto puede ser verdad, la realidad de la distancia de Nuevo México contrarresta esta riqueza. Un vistazo rápido a la clase de mobiliario, juguetes, utensilios y otros enseres utilizados por nuevomexicanos demuestran ampliamente los efectos de la distancia, incluso entre los relativamente bien situados económicamente.
4 Larkin era el cónsul de los Estados Unidos, en Monterrey, California en el tiempo en que Álvarez fue cónsul en Nuevo México.
Capítulo 1
El