Almodóvar en la prensa de Estados Unidos. Cristina Martínez-Carazo
rotos—han sido exhibidos en este emblemático festival bien en la apertura o clausura, bien como piezas centrales. Figura clave en la consolidación del director manchego en Nueva York y en el panorama cinematográfico de esta ciudad es el mencionado Richard Peña, director de este festival entre los años 1988-2011 y a su vez director de programación del Film Society Lincoln Center. De su agudeza como crítico y de su profundo conocimiento de la obra de Almodóvar da buena muestra el DVD lanzado por Sony Classics Pictures para acompañar a la colección de las ocho películas por ellos distribuidas.17 En dicho DVD Peña y varios miembros del círculo profesional de Almodóvar ofrecen una visión amplia y elogiosa del director, de su modo de entender el séptimo arte, de su relación con los actores y con el equipo de trabajo, en definitiva de su pasión por el cine y de su originalidad como creador. La autoridad y el alcance de Peña en este DVD promocional deriva no solo de su incuestionable experiencia y de su profundo conocimiento del cineasta español, sino también del hecho de ser el único, junto con Leonor Watling, que graba en inglés —el resto del equipo lo hace en español—, detalle fundamental en una pieza publicitaria destinada primordialmente al mercado estadounidense. En las dos secciones del DVD lideradas por Peña —“Deconstructing Almodóvar” y “Directed by Pedro Almodóvar”— se traza un detallado recorrido por el mapa profesional del director, desde su destreza como escritor de guiones, hasta su acierto a la hora de elegir a los actores y actrices para crear un clima propicio para el rodaje. Pero lo que transmite magistralmente Peña es la complicidad y la pasión que destila el modo de concebir el cine por parte de Almodóvar, y el entusiasmo contagioso del que se hacen eco el resto de las voces autorizadas del DVD, entre ellas la de Agustín Almodóvar, productor de El Deseo, Esther García, productora ejecutiva, José Salcedo, montador, Alberto Iglesias, músico y Penélope Cruz, Javier Cámara, Leonor Watling, actores. Junto a esto, el modo de filmar este disco promocional, con los protagonistas del mismo dirigiéndose directamente a la cámara sin mediador ni entrevistador, confiere al producto final un aire de autenticidad y de espontaneidad que acorta la distancia entre el público y Almodóvar.
Inseparable de la presencia de Almodóvar en los numerosos festivales de cine estadounidenses mencionados es el éxito de taquilla en este país. Las cifras del siguiente cuadro (fig.1) ilustran claramente los avatares de la recepción de su obra y los momentos de inflexión de la misma. A partir de Todo sobre mi madre, momento en el que Sony Pictures Classics se ocupa de la distribución, todas sus películas superan los cinco millones de dólares, con la excepción de su último estreno, La piel que habito, cantidad considerable para una película extranjera. Al éxito de Mujeres al borde de un ataque de nervios le sigue una pasajera desconexión con el espectador norteamericano, más receptivo a la vertiente cómica de Almodóvar que a las historias oscuras que dominan la fase siguiente de su producción —Átame, Tacones lejanos y Kika. Curiosamente la siguiente película, La flor de mi secreto, aplaudida por la crítica internacional, no conecta con el público de modo que obtiene la recaudación más baja en Estados Unidos desde el triunfo de Mujeres al borde de un ataque de nervios. Habría que esperar así hasta la concesión del Oscar a la mejor película extranjera con Todo sobre mi madre para que las cifras de taquilla superaran los ocho millones de dólares y se estabilizaran en cantidades superiores al promedio del cine extranjero.
Por otro lado las productoras y distribuidoras juegan un papel fundamental a la hora de determinar el éxito de estas películas en Estados Unidos. La productora de Almodóvar, El Deseo, dedica un enorme esfuerzo a la promoción de sus películas, en especial a la relación con los medios de comunicación y con las distribuidoras. Además de controlar entre otros muchos aspectos, todo el proceso a nivel nacional, desde los presbooks, carteles, relación con la prensa, etcétera, seleccionan las imágenes destinadas a publicidad, determinan las fiestas que hay que organizar y deciden a qué festivales van a presentar la película. Estas bien orquestadas campañas de promoción operan como pieza clave en el lanzamiento de sus películas. A este respecto, presentar una película que aún no se ha estrenado a un festival conlleva una serie de riesgos debido a la repercusión universal que alcanzan los festivales, ya que si una película triunfa se abren infinitas puertas pero si fracasa se puede hundir antes de llegar a las pantallas. Junto a esto El Deseo presta especial atención a las ventas internacionales de las películas y analiza minuciosamente el perfil del público al que van destinadas en cada país. Ello no supone desvincularse del proceso una vez que la película ha sido adquirida por las distribuidoras ya que desde la productora se revisan los presbooks presentados en otros países, los carteles anunciadores y los subtítulos, siempre que resulta posible. Una de las cuestiones que inquieta a Almodóvar remite a los carteles de sus películas. Dicha preocupación se transparenta en una entrevista con Frédéric Strauss en la que declara:
Siempre he querido que los carteles de mis películas fueran los mismos en todos los países, pero las distribuidoras tienen la posibilidad de cambiarlos y lo hacen casi de manera sistemática por razones absurdas. He intentado comunicarme con mucha gente diferente a través de los carteles originales, y cuando no le he conseguido ha sido por culpa del mal gusto de la distribuidoras. Por suerte no cambiaron el de Todo sobre mi madre. (184)
Almodóvar expresa claramente su voluntad de llegar a un acuerdo sobre las imágenes elegidas con las distribuidoras de otros países, tema de debate en muchas de sus obras. El caso del cartel de Carne trémula presentado en Estados Unidos ilustra bien este compromiso entre las preferencias de El Deseo y las de la distribuidora MGM ya que, para anunciar la película en este país, aceptaron invertir la posición de los cuerpos desnudos que aparecen en el cartel original español, atenuando con ello lo que de provocador tiene esta imagen para el público estadounidense.18
Las distribuidoras en Estados Unidos organizan a su vez todo tipo de eventos para promocionar las películas de Almodóvar en los que generalmente participa el director. Cinevista, a cargo de la distribución de Matador y La ley del deseo, celebró una fiesta el 28 de marzo de 1987 en la discoteca Tunnel de Manhattan a raíz del estreno de La ley del deseo. A su vez la presentación de esta película en la Semana del Cine Español se vio acompañada de una recepción patrocinada por el Ministerio de Cultura de España a la que asistieron el entonces Director General de Cinematografía, Fernando Méndez Leite, además de Almodóvar y Carmen Maura. Según la revista Variety, en la presentación de La ley del deseo, el cineasta protagonizó “the longest pre-screening preamble in the festival’s story” (1-4-1987).19 Este primer momento de la promoción de Almodóvar en Estados Unidos marca un hito fundamental en su carrera del que se hace eco El País (15-4-1989). En él se publica un artículo firmado por Hervé Hachuel, productor ejecutivo de ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, en el que responde indignado a otro artículo sobre la presencia de Almodóvar en Hollywood, aparecido en este mismo periódico unos días antes, el 29 de marzo, en el que se tachaba a René Fuentes de “personaje mal encarado, colombiano, portavoz de la distribuidora Orion Classics” (El País 29-3-1989). Hachuel rebate tales afirmaciones y declara que ni es colombiano, ni es portavoz de Orión, y que los comentarios por parte del corresponsal de El País en Estados Unidos le parecen malintencionados. Aclara que René Fuentes llevó la distribución de las películas de Almodóvar desde ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (Entre tinieblas, La ley del deseo y Matador), así como la negociación y posterior venta de Mujeres al borde de un ataque de nervios a Orion Classics y que el llamado “fenómeno Almodóvar” en Estados Unidos no hubiera ocurrido sin el enorme esfuerzo que Fuentes llevó a cabo durante cinco años para promocionar el cine del español en este país.
La siguiente película, Átame, desencadenó, como veremos en el siguiente capítulo, una gran polémica, al ser inicialmente clasificada X por la Motion Picture Association of America (MPAA), clasificación que la excluía de las salas comerciales y limitaba la publicación de reseñas en varios periódicos, afectando negativamente su distribución en Estados Unidos, esta vez a cargo de Miramax. Si bien es cierto que Miramax, al ser una distribuidora