Jerónimo Muñoz. Víctor Navarro Brotons
manuscritos, autógrafos o copias, de nuestro autor, tales como los Comentarios al Segundo libro de la Historia Natural de Plinio;39 otros relativos a la exposición y comentarios a los seis primeros libros de los Elementos de Euclides según la versión de Teón y el Comentario de Proclo al primer libro; un texto de trigonometría plana y sus aplicaciones prácticas titulado De sinibus rectis et obliquis; un estudio del planisferio de Rojas-Helt-Gemma y sus diversas aplicaciones, titulado De planispherii parallelogrami inventione; comentarios a la Optica de Euclides; un tratado titulado Theoricarum Planetarum constructio copiosa, que se ocupa de la longitud del año y de la teoría del Sol y de la Luna; un texto de Introducción a la Astronomía y la Geografía;40 una traducción del griego anotada por Muñoz del Comentario de Teón de Alejandría al Almagesto de Ptolomeo, y otros escritos o fragmentos breves de astronomía y cosmología, todos ellos redactados en latín. Muñoz cita, en sus diversas obras, otros escritos que no hemos localizado.41 Así, en los Comentarios a Plinio se refiere a un trabajo titulado An Stellae aliquid agant in haec inferiora (‘De si las estrellas causan algo en este mundo inferior’) y en el Libro del nuevo cometa menciona este manuscrito y otro titulado Commentarios sobre el Quadripartito de Ptolomeo.42 Algunos autores mencionan manuscritos de geografía que tampoco hemos localizado.43
Salvo los Comentarios a Plinio y la traducción anotada con adiciones del Comentario de Teón, de los que se conservan ejemplares autógrafos, del resto de manuscritos solo hemos encontrado copias. Un conjunto de copias, el más extenso, actualmente en la Bayerische Staatsbibliothek de Múnich, fue realizado por Francisco Juan Rubio (o Rubeus) «Valentinus» entre 1569 y 1570, según consta en los manuscritos. Otro conjunto, actualmente en la Biblioteca Vaticana, es obra de Francisco Peña. Entre los graduados en la Facultad de Artes de la Universidad de Valencia figura un «Juan Rubio” del año 1577, que también se graduó entonces de bachiller en Medicina; pero, según los libros de grados, este procedía de «Cobarrubias» y, como hemos señalado, en los manuscritos se dice «Valentinus».44 En cuanto a Francisco Peña, estamos mejor informados. Peña nació en Villanueva de los Pinares (Teruel) en 1540; estudió en la Universidad de Valencia, graduándose de bachiller en Artes y en Teología en 1570. Al parecer, también estudió Derecho, y se trasladó a Roma como auditor de la Sacra Rota por la Corona de Aragón, cargo para el que fue admitido en 1568.45 Fue nombrado por el papa Pío V miembro de la comisión de canonistas encargados de la corrección del Decreto de Gracia. Peña permaneció en Roma hasta su muerte, en 1612.46 Aunque ignoramos la identidad de Francisco Juan Rubio, nuestra hipótesis es que era, como Peña, discípulo de Muñoz. Por otra parte, los dos grupos de copias fueron realizados a partir de un modelo original que Muñoz debía de tener preparado, tanto para impartir sus clases como para su publicación. Las copias reproducen, en general, con mucha fidelidad el posible modelo ya que las variantes entre las copias de la misma obra son muy escasas, como se puede advertir en nuestra edición crítica de la Introducción a la Astronomía y la Geografía.
El contenido de los manuscritos se ajusta muy bien a las materias que Muñoz debía de enseñar en Valencia y en Salamanca. En ellos, por otra parte, Muñoz se refiere frecuentemente a los auditores, y en el tratado de Introducción a la Astronomia y la Geografía citado, en el prólogo, dice: «como los quince meses anteriores hubiese instruido a los oyentes en los preceptos de la aritmética…». Constituyen, de este modo, una fuente inapreciable para reconstruir el contenido de las enseñanzas de las disciplinas matemáticas en Valencia y en Salamanca. En lo que sigue estudiaremos las obras de Muñoz, en primer lugar, siguiendo aproximadamente la secuencia de sus enseñanzas regulares en Valencia y Salamanca. A continuación, estudiaremos otras obras manuscritas no correspondientes estrictamente a sus enseñanzas regulares, pero probablemente divulgadas por Muñoz en lecciones o conferencias extraordinarias o en lecciones privadas a sus alumnos más destacados, con especial atención a sus Comentarios a Plinio, por su importancia para conocer las ideas cosmológicas de Muñoz. También dedicaremos especial atención a los trabajos de Muñoz sobre la «nova» de 1572 y su difusión a través de su correspondencia y del Libro sobre el nuevo cometa, así como los comentarios que recibió esta obra por parte de otros autores. Finalmente volveremos a la personalidad intelectual de Muñoz en el contexto de la crisis renacentista y a la influencia que sus obras tuvieron.
1 Véase, en nuestra edición del Libro del nuevo cometa de Muñoz (1981: 92-94), la transcripción del documento relativo a la concesión del grado de bachiller a Jerónimo Muñoz, conservado en el Archivo Municipal de Valencia, Libros de Grados, a-4, de 6 de junio de 1537.
2 Sobre la Universidad de Valencia en esta época, véase: García Martínez (1973, 1980a, 1986, 1987), Gallego Salvadores (1975, 1980), López Piñero y Navarro Brotons (1995), Navarro Brotons (1994b, 1998a y 1999b), Navarro Brotons y Roselló Botey (1992), Peset y Mancebo (1993), Peset (coord.) (1999) y la bibliografía citada en estos trabajos. Sobre Celaya, véase también Wallace (1981), la voz «Celaya, Juan de» a cargo de V. Navarro, en López Piñero et al. (1983: vol. I, pp. 203-206), y Febrer Romaguera (2003).
3 Véase López Piñero (1979 y 1988).
4 Véase López Piñero (1979: 308 y ss.), y la voz «Ledesma, Miguel Jerónimo» a cargo de J. M. López Piñero en López Piñero et al. (1983: vol. I, pp. 521-523).
5 Sobre estos autores, véase la literatura citada en la nota 2.
6 Rocamora (1599, fol. 3v) afirma, con evidente exageración, que Muñoz, uno de los «insignes hombres del Mundo», «vio mucha parte de él, y casi todas las Universidades de la Europa».
7 En el tratado de Introducción a la Astronomía y la Geografía (Muñoz, 2004) que editamos en edición crítica y en versión castellana, llama a Gemma Frisius «institutor noster» (fol. 54v) y a Finé «preceptor noster» (fol. 68v). Véase más adelante. En otros lugares de sus manuscritos se encuentran calificativos similares.
8 Véase Bataillon (1966: 511).
9 Véase, sobre Finé en general, Ross (1971) y Marr (ed.) (2009), y sobre Finè y el Collège Royal, véanse, en particular, los trabajos de Pantin (2006 y 2009).
10 Sobre las «matemáticas prácticas» en general y su importancia en la construcción de la ciencia moderna, véase Bennett (1986), y sobre el caso español, Navarro Brotons (2014: 39-61).
11 Sobre Gemma Frisius, véase Hallyn (2008), la literatura citada en este libro y abajo.