Una historia del movimiento negro estadounidense en la era post derechos civiles (1968-1988). Valeria L. Carbone
en 1909 y 1910, para – por decisión de un tribunal – convertirse en no-blancos en 1913, y nuevamente en blancos en 1915. Los nacidos en India fueron clasificados legalmente como blancos en 1910 para luego ser considerados no-blancos en 1923.
87 “The Race question a class question”, The Worker (1904), en Manning Marable y Leigh Mullings, Let Nobody Turn Us Around: An African American Anthology (USA: Rowman & Littlefield Publishers, 2009), 188.
88 Joyce Appleby, Lynn Hunt y Margaret Jacob, La verdad sobre la historia (Santiago de Chile: Editorial Andrés Bello, 2000), 133.
89 En 1890, el estado de Louisiana había aprobado la Ley 111, que estableció la legalidad de la segregación racial en el transporte ferroviario sobre la base de que si los servicios e instalaciones eran “iguales” podían mantenerse “separados”. A pesar de la oposición que la ley generó en la comunidad negra, y las apelaciones que se introdujeron desde el Committee to Test the Separate Car Act, la ley entró en vigencia. En 1892, Homer Plessy se convirtió en un “caso testigo” para desafiar esta ley en la justicia. Plessy, un octoroon, abordó el vagón para blancos de primera clase de un ferrocarril. Si bien sus rasgos físicos no delataban necesariamente su “condición racial”, la misma era conocida por trabajadores del ferrocarril, quienes le exigieron trasladarse al vagón para “personas de color”. Plessy inició una demanda judicial que llegó a instancias de la Corte Suprema, que en su famosa sentencia “separados, pero iguales”, determinó que la separación racial era legal, constitucional y compatible con la XIV Enmienda.
90 Las “Cláusulas del Abuelo” fueron un artilugio para impedir el ejercicio del derecho electoral a los afrodescendientes. Aprobada por primera vez en Louisiana en 1898, eximió a personas cuyos abuelos ejercieron ese derecho antes de 1860 de cumplir con requisitos de empadronamiento tales como pruebas de alfabetización, impuestos electorales, requisitos residenciales o de propiedad. En la inmediata posguerra civil, e incluso hasta mediados del siglo XX, un porcentaje ínfimo de afro-estadounidenses (nulo en algunos distritos) podían cumplir con esta cláusula, lo que automáticamente los excluyó de la participación electoral.
91 W.E.B. Du Bois, Black Reconstruction…, op. cit., 694.
92 Entre 1882 y 1946 más de 4700 afro-estadounidenses fueron linchados por resistir al sistema de Jim Crow, un sistema “diseñado para eliminar las alternativas que en las primeras décadas después de la guerra civil existieron para los afro-estadounidenses, cuando estos últimos disfrutaron de ciertas oportunidades y el racismo podría haber sido mitigado o eliminado”. Greta De Jong, Invisible Enemy: The African American Freedom Struggle after 1965 (Malden, MA: Wiley-Blackwell, 2010), 20.
93 Manning Marable, “La historia y la conciencia…”, op. cit., 42.
94 Manning Marable y Leith Mullings, op. cit., 343-352.
95 “El ascenso y avance de un grupo selecto de negros educados, prósperos, y/o poderosos a posiciones de poder, ayudaba a desmantelar los modelos y las estructuras de la discriminación racial. La teoría es que, si los negros están bien representados en el gobierno, en empresas e instituciones sociales, entonces las prácticas tradicionales de desigualdad y los modelos de discriminación se reducirán”. Manning Marable, “La historia y la conciencia…”, op. cit., 43.
96 Manning Marable y Leith Mullings, op. cit. 347.
97 Ídem, xxiv.
98 Manning Marable, “La historia y la conciencia…”, op. cit., 46.
99 Cabe destacar que Marable considera que estas tendencias – o “visiones estratégicas” cómo él las llama – fueron adoptadas por diferentes grupos/líderes en distintos momentos históricos y en muchos casos, se superpusieron o se encontró presente en la práctica de una misma organización. El autor remonta el origen de los inclusionistas a los esclavos que se asimilaron, durante la época colonial, a las sociedades mayoritariamente blancas, olvidaron sus lenguas y tradiciones africanas, y trataron de participar en las instituciones sociales blancas. El nacionalismo negro comenzó con los esclavos fugitivos que establecieron comunidades cimarronas y enclaves fronterizos, siguió con los protagonistas de las rebeliones de esclavos, Marcus Garvey y Malcolm X. Por su parte, los transformacionistas se vieron representados en las propuestas de lucha de personajes como W.E.B. Du Bois, Paul Robeson y Fannie Lou Hamer. Manning Marable y Leith Mullings, op. cit.
100 Los Knights of Labor hicieron numerosos esfuerzos por organizar sindicatos y gremios racialmente integrados, al igual que la Colored Farmer’s National Alliance and Cooperative Union (1888), el United Mine Workers of America, el Brotherhood of Timberworkers (1910-1913), y el New Orleans Dock Workers Union.
101 Philip S. Foner, Organized Labor and the Black Worker, 1619-1973 (Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press, 1981), 22-33. Van Pelt Library, UPENN.
102 A pesar de la promesa de implementación de programas federales de redistribución de tierras (“40 acres y una mula” para cada freedman), tan sólo unos 100.000 ex esclavos accedieron a la propiedad de la tierra, siendo estas marginales, aisladas, improductivas y difíciles de explotar rentablemente. Aún en 1910, el censo nacional reveló que alrededor de tres cuartas partes de los afro-estadounidenses sureños trabajaban en la agricultura, y el 60 % de ellos eran aparceros. Robert H. Zieger, op. cit., 18.
103 Charles Sellers, Henry May y Neil McMillen, Sinopsis de la historia de los Estados Unidos (Buenos Aires: Editorial Fraterna, [1985] 1988), 345
104 William F. Holmes, “The Demise of the Colored Farmers' Alliance”, The Journal of Southern History (41), N° 2, (May 1975), 187-200, 187.
105 Ídem. Esta cifra es confirmada por Gerald Gaither, quien afirma que “an 1891 membership analysis by the General Superintendent revealed the following breakdown: 300,000 females, 150,000 males under 21 years of age, and 750,000 adult males-a total membership of 1.200.000 (…) the Colored Alliance exemplifies the difficulty of making any sort of calculated elaboration. Historians have assessed the membership of the order from 800.000 to 1.300.000 depending on the individual and the period of interpretation, but the figure of 1.000.000, in all probability, represents the peak strength of the Colored Alliance”. Gerald Gaither, “Blacks and the Southern Farmers' Alliance Movement”, East Texas Historical Journal (14), Issue 1 (1976), 28-29.