Reposo divino para la inquietud humana. Samuele Bacchiocchi
y a esclavos, cuyo descanso era requerido incluso en los momentos cruciales de las labores agrícolas? ¿Se deduce realmente de esta reglamentación que el sábado fue introducido por primera vez después de la ocupación de Canaán, cuando los israelitas asentados en el nuevo país comenzaron a tener asalariados?49 Una conclusión semejante no tendría en cuenta dos factores significativos. El primero, que los israelitas en el período que precede inmediatamente a la conquista de Canaán, según las más recientes investigaciones, no vivieron como nómadas sino como seminómadas, con asentamientos prolongados en los límites del desierto (probablemente, de Néguev).50 Esta circunstancia explicaría la introducción de leyes relacionadas con la agricultura antes de la colonización de Canaán. El segundo, que aun aceptando que los israelitas viviesen como nómadas en el desierto, y no poseyesen bueyes, asnos, esclavos ni tierras cultivables, un excepcional legislador como Moisés pudo perfectamente ver más allá de la condición inmediata de su pueblo y promulgar leyes para situaciones futuras. Los “Padres Peregrinos”, cuando desembarcaron en Cape Cod, ¿no firmaron el “Mayflower Compact”, que fue durante años el principal reglamento de gobierno de la colonia de Plymouth?51 ¿Por qué negarle esa capacidad de previsión a Moisés?
Los días de mercado y el número siete. Para explicar cómo los israelitas llegaron a escoger el séptimo día como día de descanso después de la ocupación, se han aducido a veces las influencias cananeas del día de mercado o del número siete. ¿Adoptaron los israelitas el sábado de los cananeos, como algunos sugieren?52 Esta posibilidad parecería válida siendo que los cananeos ejercieron una influencia considerable sobre los israelitas. El hecho es, sin embargo, que no se ha encontrado ningún vestigio relacionado con el sábado ni entre los cananeos ni entre sus principales vecinos, los fenicios.53 ¿Desarrollaron los israelitas el sábado a partir de un determinado día de mercado semanal?54 Días de mercado, sucediéndose regularmente cada cinco, seis, ocho o diez días, existen en numerosos pueblos. El problema de esta teoría reside en que no se conserva ninguna huella de este tipo de mercado semanal en Palestina y mucho menos sucediéndose a intervalos de siete días. Al contrario, la condena rotunda hecha por los profetas contra las actividades comerciales en sábado sugiere más bien que ese día en algún momento degeneró en día de mercado, en lugar de lo que fue originariamente (Neh. 13:14-22; Jer. 17:19-27; Amós 8:5).
¿Proviene el sábado israelita del gran valor simbólico conferido al número siete por muchos pueblos del antiguo cercano Oriente? Algunos han supuesto que el número siete, a causa de su prestigio, fue usado en un primer tiempo para fijar la duración de las fiestas de primavera y otoño (la fiesta de los Ázimos y la de las Cabañas duraban siete días cada una), y que más tarde esas unidades de siete días fueron usadas para medir el tiempo a lo largo del año.55 Esta hipótesis es interesante pero no llega a explicar, en primer lugar, por qué el número siete consiguió tal prestigio. En realidad, sería más lógico pensar que la existencia de un ciclo semanal de siete días haya influido en la duración de las fiestas anuales que viceversa.56 Es evidente que existe una relación entre la semana de siete días, la duración de las fiestas anuales y el número siete. Pero, dado que el número siete no corresponde a ninguna medida astronómica de tiempo conocida, la mejor explicación acerca de su procedencia y su uso sigue siendo el relato bíblico de la bendición y santificación divinas del séptimo y último día de la Creación.
Este rápido vistazo nos ha permitido observar algunas de las inconsistencias de los actuales criterios usados para defender el origen del sábado como una institución social originada durante el asentamiento de Israel en Canaán. Hemos visto que esta teoría no aporta ninguna alternativa convincente que explique el origen del sábado, porque se basa en una arbitraria selección de textos y en una hipotética influencia de un posible día de mercado o del número siete.
3. El exilio
¿Innovación o consolidación? El período del exilio judío en Babilonia (605-539 a.C.) ha sido generalmente considerado de crucial importancia para la historia del sábado. Para algunos estudiosos del tema, aludidos anteriormente, el Exilio fue la circunstancia precisa que le dio origen. Para otros, el período exílico y el posexílico representan el punto de partida del desarrollo teológico y litúrgico del sábado. No necesitamos detenernos en la primera de estas opciones, pues, como ya hemos visto, es desmentida abiertamente por las referencias bíblicas preexílicas acerca del sábado. La segunda tesis, sin embargo, merece ser tomada en consideración. Se pretende en ella que el Exilio contribuyó por partida doble a transformar el sábado de una institución social (un día de descanso para los esclavos y el ganado) en una festividad religiosa (un día para el culto divino). Por una parte, la pérdida de la patria, los bienes y los esclavos habría eliminado las razones sociales para el descanso sabático, al tiempo que habría inducido a los israelitas a buscarle otras justificaciones teológicas. Por otra parte, la pérdida de un lugar sagrado propio (el Templo de Jerusalén, 586 a.C.) habría sido compensada por un tiempo sagrado propio (el sábado) capaz de proporcionarles un marco para la adoración, incluso en el Exilio.
El Antiguo Testamento, sin embargo, no corrobora esta teoría. Los profetas del Exilio no introdujeron ninguna innovación en la teología o la observancia del sábado. Ezequiel, por ejemplo, no prescribe nada nuevo ni en cuanto al modo ni en cuanto a los motivos de la celebración del sábado. Al contrario, este profeta llega a considerar la profanación del sábado en el pasado como la causa principal de las calamidades que habían caído sobre Israel (Eze. 20:15, 16, 21, 36; 22:26, 31). Para promover el regreso a la correcta celebración del sábado, Ezequiel no apela a unas nuevas razones teológicas sino al antiguo significado histórico del sábado, concretamente, el de servir como “signo” o señal del pacto existente entre Israel y Dios (Eze. 20:12, 20). Esta función del sábado como señal de alianza se hizo más patente durante la experiencia del Exilio, al haberse convertido en una realidad presente la amenaza de dispersión, e incluso de extinción. Ezequiel, sin embargo, presenta el significado y la función del sábado en el marco de la alianza entre Dios y su pueblo, no como un nuevo concepto aparecido con la experiencia del Exilio sino como una creencia tradicional arraigada en el origen histórico de Israel durante el Éxodo. En otras palabras, la fuerza del argumento del profeta reside en la aplicación de un sentido que el sábado había tenido desde mucho antes de la deportación a Babilonia.57
¿Se convirtió el séptimo día en un tiempo sagrado como resultado de la pérdida de un lugar sagrado, el Templo de Jerusalén? De nuevo, las declaraciones de Ezequiel se oponen a ello, pues en sus escritos encontramos frecuentes referencias que relacionan el sábado con los objetos del culto (Eze. 22:26; 23:38) y con los servicios del futuro Templo (Eze. 45:17; 46:1-4, 12).58 La carencia de un lugar de culto durante el Exilio no parece haber contribuido tanto a la introducción de grandes innovaciones ideológicas o rituales como a la consolidación de las instituciones ya existentes; entre ellas, el sábado. Así lo corroboran los mensajes dados por Jeremías y las medidas tomadas por Nehemías después del Exilio, por ejemplo, para impedir las actividades comerciales en Jerusalén durante el sábado (Jer. 17:19-27; Neh. 10:31, 33; 13:15-22). Esas medidas no van encaminadas a transformar el carácter del sábado sino a corregir a sus transgresores.
Estas observaciones no pretenden negar que más tarde (durante el período intertestamentario) el concepto del sábado sufrió considerables cambios. De hecho, el sábado llegó a ser tenido por los judíos como un don exclusivo de Dios para Israel. Este exclusivismo fue alimentado tanto por el judaísmo rabínico como por el sectario, ambos empeñados en levantar en torno a ese día barreras protectoras para asegurar su correcta observancia.59 Desgraciadamente, como denuncian severamente los evangelios, esas barreras se convirtieron en una pesada carga legalista en vez de una guía espiritual para la genuina celebración del sábado. Esta evolución ocurrió, sin embargo, después de terminado el Antiguo Testamento.
¿Qué conclusiones podemos sacar de este somero examen de las principales hipótesis sobre el origen del sábado? Hemos visto que todas las conjeturas relativas a la época (Éxodo, asentamiento, Exilio) y a las causas (astronómicas, sociológicas, mágicas) del origen de la celebración del séptimo día de la semana complican