Reposo divino para la inquietud humana. Samuele Bacchiocchi

Reposo divino para la inquietud humana - Samuele Bacchiocchi


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y a esclavos, cuyo descanso era requerido incluso en los momentos cruciales de las labores agrícolas? ¿Se deduce realmente de esta reglamentación que el sábado fue introducido por primera vez después de la ocupación de Canaán, cuando los israelitas asentados en el nuevo país comenzaron a tener asalariados?49 Una conclusión semejante no tendría en cuenta dos factores significativos. El primero, que los israelitas en el período que precede inmediatamente a la conquista de Canaán, según las más recientes investigaciones, no vivieron como nómadas sino como seminómadas, con asentamientos prolongados en los límites del desierto (probablemente, de Néguev).50 Esta circunstancia explicaría la introducción de leyes relacionadas con la agricultura antes de la colonización de Canaán. El segundo, que aun aceptando que los israelitas viviesen como nómadas en el desierto, y no poseyesen bueyes, asnos, esclavos ni tierras cultivables, un excepcional legislador como Moisés pudo perfectamente ver más allá de la condición inmediata de su pueblo y promulgar leyes para situaciones futuras. Los “Padres Peregrinos”, cuando desembarcaron en Cape Cod, ¿no firmaron el “Mayflower Compact”, que fue durante años el principal reglamento de gobierno de la colonia de Plymouth?51 ¿Por qué negarle esa capacidad de previsión a Moisés?

      Este rápido vistazo nos ha permitido observar algunas de las inconsistencias de los actuales criterios usados para defender el origen del sábado como una institución social originada durante el asentamiento de Israel en Canaán. Hemos visto que esta teoría no aporta ninguna alternativa convincente que explique el origen del sábado, porque se basa en una arbitraria selección de textos y en una hipotética influencia de un posible día de mercado o del número siete.

      ¿Innovación o consolidación? El período del exilio judío en Babilonia (605-539 a.C.) ha sido generalmente considerado de crucial importancia para la historia del sábado. Para algunos estudiosos del tema, aludidos anteriormente, el Exilio fue la circunstancia precisa que le dio origen. Para otros, el período exílico y el posexílico representan el punto de partida del desarrollo teológico y litúrgico del sábado. No necesitamos detenernos en la primera de estas opciones, pues, como ya hemos visto, es desmentida abiertamente por las referencias bíblicas preexílicas acerca del sábado. La segunda tesis, sin embargo, merece ser tomada en consideración. Se pretende en ella que el Exilio contribuyó por partida doble a transformar el sábado de una institución social (un día de descanso para los esclavos y el ganado) en una festividad religiosa (un día para el culto divino). Por una parte, la pérdida de la patria, los bienes y los esclavos habría eliminado las razones sociales para el descanso sabático, al tiempo que habría inducido a los israelitas a buscarle otras justificaciones teológicas. Por otra parte, la pérdida de un lugar sagrado propio (el Templo de Jerusalén, 586 a.C.) habría sido compensada por un tiempo sagrado propio (el sábado) capaz de proporcionarles un marco para la adoración, incluso en el Exilio.

      ¿Qué conclusiones podemos sacar de este somero examen de las principales hipótesis sobre el origen del sábado? Hemos visto que todas las conjeturas relativas a la época (Éxodo, asentamiento, Exilio) y a las causas (astronómicas, sociológicas, mágicas) del origen de la celebración del séptimo día de la semana complican


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