Reposo divino para la inquietud humana. Samuele Bacchiocchi

Reposo divino para la inquietud humana - Samuele Bacchiocchi


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como una prueba de no observancia del día de reposo, ya que la primera referencia que rompe este silencio (2 Rey. 4:23) lo hace considerándolo como una festividad comúnmente celebrada. Segunda: El libro de Génesis no contiene leyes, como el libro de Éxodo, sino solo un esquemático relato acerca de los orígenes. Al no mencionar ninguno de los otros mandamientos, su silencio en cuanto al sábado no es nada excepcional.71 Tercera: A lo largo del libro del Génesis y en los primeros capítulos del Éxodo,72 hay varias referencias a la semana de siete días, que implican, por consiguiente, la existencia del sábado. El período semanal de siete días se menciona cuatro veces en el relato del Diluvio (Gén. 7:4, 10; 8:10, 12). El término “semana” se usa también para describir la duración de los festejos nupciales de Jacob (Gén. 29:27), así como para la duración del duelo por su muerte (Gén. 50:10). Un idéntico período de tiempo dedicaron los amigos de Job para expresar su condolencia al patriarca enfermo (Job 2:12). Probablemente los ceremoniales referidos terminen con la llegada del sábado.

      ¿Es realmente necesario poder explicar la semana de la Creación a la luz de las teorías actuales para poder aceptar el sábado como un precepto divino? ¿Tiene la ciencia contemporánea los conocimientos y el instrumental necesarios para determinar cuánto tiempo se necesita para “crear” un sistema solar como el nuestro con todas sus multiformes manifestaciones de vida? Algunos parecen olvidar que la ciencia solo puede observar y medir los procesos de conservación y desintegración en curso. De hecho, la ciencia moderna, al suponer que los procesos actuales han funcionado siempre en el pasado como en el presente (uniformismo), está excluyendo la posibilidad del proceso creador del fíat divino (Dios llamando a los seres a la existencia). De modo que el problema, en última instancia, no es cómo conciliar la semana de la Creación con las teorías modernas acerca del origen, sino cómo conciliar la doctrina bíblica de la Creación divina con los supuestos “científicos” de la generación espontánea. ¿Es posible armonizar ambas posiciones? Evidentemente, no, puesto que las dos parten de premisas que se excluyen mutuamente. Una solo acepta causas naturales, mientras que la otra reconoce a Dios como Causa sobrenatural: “Por la fe entendemos que el universo fue creado por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (Heb. 11:3).

      Si aceptamos por fe que Dios creó este mundo, ¿por qué rechazar entonces lo que él nos ha revelado acerca del tiempo que utilizó para crearlo? Alguien podría objetar que la noción de un Dios que crea y descansa dentro de los límites de una semana literal va en contra de su naturaleza eterna y omnipotente. Es evidente que el Dios todopoderoso no necesita ni días literales ni eras geológicas para crear nuestro mundo: su deseo basta para traerlo a la existencia (Sal. 33:6). Pero, el hecho de que en su Revelación Dios nos diga que prefirió usar un esquema temporal a escala humana en vez de uno a escala divina para crear nuestro mundo, ¿no pone de relieve otro atributo igualmente importante de su naturaleza divina, a saber, el amor? La intención divina al situar la Creación en el marco limitado del tiempo humano ¿no sería la de dar al hombre un ejemplo del equilibrio semanal ideal entre trabajo y descanso? ¿No sería ya un indicio de su divina voluntad de entrar incluso en los límites de la naturaleza humana para llegar a ser “Emanuel”, “Dios con nosotros”? Pero, esta dimensión del sábado la estudiaremos más adelante. De momento, concluimos que el poner en duda el origen divino del sábado a fin de armonizar la semana de la Creación con ciertas teorías evolucionistas lleva consigo el rechazo no solo del mensaje de Génesis 1:1 a 2:3, sino también del cuarto Mandamiento, que habla de seis días literales de Creación y un día literal de descanso santificado por Dios cuando acabó de crear el mundo (Éxo. 20:11).

      En este rápido vistazo a las principales objeciones contra el sábado de la Creación, se han manejado principalmente textos procedentes de Génesis y Éxodo, los dos primeros libros de la


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