La violencia como marco interpretativo de la investigación literaria. Matei Chihaia

La violencia como marco interpretativo de la investigación literaria - Matei Chihaia


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2015).

      Más allá de estas diferenciaciones, parece que lo fundamental es contar: dar una forma narrativa a la violencia parece una necesidad más que una elección. El historiador Michael Riekenberg explica el vínculo antropológico de la narración con la violencia:

      En ese momento de contracción, la violencia no es significativa porque se reduce a sí misma y la persona se queda sin habla. En consecuencia, quien quiera describir la violencia misma habla de algo que no posee ningún significado. Por eso, en la historiografía tampoco podemos decir absolutamente nada de ella. La violencia solo se reviste de significado cuando las personas la narran y así se la muestran a sí mismos y a otras personas. La narración es un proceso opuesto a la contracción. Supone un desarrollo en el tiempo, más allá del momento puntual. La narración genera algo que en la violencia en sí no es importante, es decir, un antes y un después y a través de estos, también un porqué y un para qué. (2015: 21)

      En otras palabras, la representación cultural de la violencia reviste siempre la forma de una historia. La literatura y los géneros narrativos serán, entonces, una puesta en escena de estas historias, o sea, representaciones de segundo grado, y los estudios literarios aparecen, por lo tanto, como un tercer grado. En cada nivel, las formas narrativas confieren una realidad simbólica a la violencia, mientras la interpretan y la proyectan en espacios o géneros determinados. Martin Lienhard recuerda que

      [n]o se trata, ni mucho menos, de negar la realidad de los hechos a menudo sangrientos que configuran lo que llamamos “violencia urbana”, sino de dejar claro que esta, en rigor, es una “construcción social”: un concepto creado colectivamente por medio del discurso. En esta construcción intervienen, en particular, el discurso oficial, los diferentes discursos partidistas, el discurso policial, la investigación social y cultural, la prensa, la televisión, el cine (documental y de ficción), el show business musical. Sea desde posiciones críticas o, al contrario, cercanas a las de la cultura de masas, la literatura también contribuye a configurar la “violencia urbana” en el imaginario social. (2015: 16–17)

      Aunque desde un punto de vista funcional se entiende la necesidad de transformar la violencia de esta forma, los propios textos literarios plantean los límites de la representación (cf. Martínez Rubio 2017) y la responsabilidad del escritor ante este fenómeno (cf. Lespada 2015). Esta responsabilidad es compartida por el crítico, que debe comentar la violencia sin contribuir a la producción o reproducción de ella (Haas 2013: 8).

      4. Los límites de un marco investigativo

      Asomaron ya a lo largo esta introducción los malentendidos sobre una agresividad “endémica” (Adriaensen 2016: 10), destino inevitable de la región al Sur de los Estados Unidos. Este estereotipo ha alimentado sin duda el ideal del “muro” propugnado por la actual administración estadounidense, y puede explicar la existencia de los barrios privados en América Latina. En vez de aportar más claridad, la acumulación de interpretaciones produce un efecto de opacidad, y quizás también una pérdida de pertinencia comunicativa. Virginia Capote Díaz muestra contundentemente cómo

      esta profusión de análisis sobre la significación política y social de la violencia en Colombia, corren el riesgo de contribuir a la mencionada banalización del mal y acabar contribuyendo a la conformación de una ya acuciada, amnesia colectiva. (2016: 17)

      Su reivindicación es que se consideren los “universos particulares que hay detrás de las cifras” (2016: 17) y que la ficción o el testimonio pueden representar mejor que un discurso teórico.

      Efectivamente, el traslado de la discusión crítica hacia la visibilización de una violencia cultural o simbólica es, hasta cierto punto, una respuesta eficaz a estos prejuicios; la ficción es capaz de dar voz a la incertidumbre e incluir una diversidad de hablas –como muestran de forma ejemplar Valeria Grinberg Pla (2008: 100) y Alexandra Ortiz Wallner (2008: 88) en sus interpretaciones de las novelas de Horacio Castellanos Moya. En nuestro libro, Ortiz Wallner da continuidad a esta idea mediante la búsqueda de nuevos lenguajes literarios y artísticos en la posguerra; la reacción a la violencia extrema del genocidio en Guatemala repercute, de esta forma, también en la representación de la violencia simbólica.

      El análisis de Bourdieu debe suscitar también cierta duda sobre la inevitabilidad de establecer nuevos hábitos hegemónicos en el interior de la academia –y facilitar la autocrítica de la investigación literaria. Werner Mackenbach y Günther Maihold advierten de la responsabilidad del crítico en este sentido, y conectan con las consideraciones del sociólogo francés sobre la lucha en torno al discurso legítimo:

      Las representaciones simbólicas, así como también las definiciones, interpretaciones y clasificaciones discursivas y estéticas alrededor de las que se ha soltado una verdadera lucha por la soberanía interpretativa en el ámbito de la violencia, el crimen y la (in)seguridad, juegan un papel central en relación con la percepción social de la violencia. (2015: 3)

      Entiendo que no puedo hablar de la violencia en la literatura sin advertir este tipo de violencia que hay en el sistema académico mismo.

      Esta violencia se manifiesta quizás hasta en la propia prevalencia de un tema sobre otros. Aunque pueda parecer un argumento muy teórico, tiene una aplicación sumamente práctica cuando nos referimos a la realidad social:

      En Centroamérica los discursos sobre violencia y seguridad tienen un carácter claramente transfronterizo y han desarrollado el potencial de desplazar a segundo plano a otros importantes discursos regionales –como aquellos sobre la integración económica centroamericana–. (Huhn/Oettler/Peetz 2005: 190)

      De la misma manera, la crítica centrada en la violencia conlleva ciertos riesgos: acaparar demasiado la atención y desvincular los fenómenos violentos de su contexto cultural y otros asuntos pendientes: la integración a varios niveles de los países latinoamericanos, la memoria de los crímenes perpetrados durante las dictaduras, la educación, la salud pública, la pobreza …

      Con todo, los problemas así planteados remiten a una deontología de la investigación, “la dificultad ética y epistémica de teorizar sobre la violencia” (Pietrak/Carrera Garrido 2015: 6), que no se debe confundir con las metodologías y los protocolos que sirven para mantener un determinado nivel de calidad científica. Veinte años de trabajos intensivos y sumamente productivos permiten comprender mejor el potencial de la violencia como marco interpretativo de la investigación literaria. También nos dejan entrever sus límites.

      Bibliografía

      Adriaensen, Brigitte/Grinberg Pla, Valeria (ed.) (2012). Narrativas del crimen en América Latina: transformaciones y transculturaciones del policial. Münster: Lit.

      Adriaensen, Brigitte (2016). “Introducción”. En: Adriaensen, Brigitte/Kunz, Marco (ed.), 9–24.

      Adriaensen, Brigitte/Kunz, Marco (ed.) (2016). Narcoficciones en México y Colombia. Madrid: Iberoamericana/Vervuert.

      Aguiluz Ibargüen, Maya (ed.) (2016). Visibilidades de la violencia en Latinoamérica. La repetición, los registros y los marcos. México: UNAM.

      Ahrens, Rüdiger/Herrera-Sobek, María et al. (ed.) (2005). Violence and Transgression in World Minority Literatures. Heidelberg: Winter.

      Amar Sánchez, Ana María/Avilés, Luis F. (2015). “Prólogo”. En: id. (ed.), Representaciones de la violencia en América Latina: genealogías culturales, formas literarias y dinámicas del presente. Madrid/Frankfurt a.M.: Iberoamericana/Vervuert, 9–21.

      Amar Sánchez, Ana María/Basile, Teresa (2014). “Derrota, melancolía y desarme en la literatura latinoamericana de las últimas décadas”. Revista Iberoamericana 80:247, 327–349.

      Andrist, Debra D. (2017). “Preface”. En: id. (ed.), vii–x.

      — (ed.) (2017). Insult to injury: violence in Spanish, Hispanic American and Latino art & literature, Brighton/Chicago: Sussex Academic Press.

      Basile,


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