Todo lo que necesitas está en ti. Lorena Farré Gutiérrez
camino a Roma. Es Navidad y estoy con mi familia de vacaciones, y aun así me he comprometido conmigo misma a escribir cada día y lo hago. Quiero tener escrita la trilogía en marzo y para ello tengo que cumplir esas dos grandes cualidades: compromiso e integridad.
Al lado tengo a mi hijo Hugo, de seis años, y está en su sitio mirando por la ventana o escuchando a la guía. Sabe que mami está escribiendo el libro, lo entiende y lo respeta. Cuando lleguemos a nuestro destino, dedicaré mi tiempo solamente a él y a familia, para que sea un día excelente.
Tengo el compromiso de escribir para ti, con el fin de que este libro que tienes hoy en tus manos sea una guía para conectar con tu yo interior.
Te demostraré que algo que parece imposible se hace posible con las acciones debidas y en la dirección correcta.
Esa es mi misión: poder ayudar a miles de personas con mi experiencia. Quiero impactar al mundo con mi mensaje.
Se puede conseguir lo que quieras, porque todo lo que necesitas está en ti.
Quiero compartir contigo las herramientas y técnicas que me han ayudado tanto en mi vida.
Quiero enseñarte a que identifiques lo que realmente has venido a hacer en esta vida; a transformar tu realidad.
Con este libro lo harás. Te prometo que te harás responsable y conseguirás alcanzar tus metas si sigues cada uno de los pasos que te indico.
Desgraciadamente, la mayoría de veces la gente abandona sus sueños, se rinden y pasan la vida esperando o conformándose.
Rompe con ello, sé una oveja diferente, sé una oveja que brille e ilumine a los demás.
Las personas exitosas son cien por cien responsables de sus decisiones.
Cuantas más personas poseamos una mentalidad exitosa, mejor mundo tendremos.
Cuando conectas con tu pasión, automáticamente vas a ver que tienes más energía y vitalidad.
Vas a descubrir por qué estás aquí en este mundo y cómo puedes utilizarlo.
Mientras caminas por este nuevo sendero, verás cómo todas tus áreas maestras (amor, dinero y salud) mejoran.
Tu manera de ver la vida cambiará porque te harás responsable de ello.
Aprenderás a actuar de forma inmediata, a no demorar las cosas.
¡Actúa ya!
Te sentirás libre y perdonarás.
Y, sobre todo, soñarás.
Enamórate de tus sueños, vibra con ese sentimiento, y los atraerás a la realidad.
Deseo para ti que vivas con más calma, felicidad y éxito.
¡Todo cuanto necesitas está en ti!
Quiero darte las gracias por querer seguir leyendo y aprendiendo.
Eres una persona especial por decidir comprometerte contigo mismo y querer transformar tu vida.
Quiero ayudarte a liberar todo el potencial que está en ti, por eso quiero agradecerte que estés aquí, que hayas invertido tu dinero en comprar este libro, tu tiempo en leerlo y poner en práctica lo que aprenderás. Demuestra que eres una persona que quiere una vida mejor, que eres excepcional.
No importa de dónde vengas, de qué país seas; todos tenemos en común que podemos desarrollar nuestro potencial. Está disponible en nuestro interior, tan solo hemos de aprender a reprogramarnos.
Te admiro y te respeto por querer ser una mejor versión de ti, por no conformarte y querer crecer. Gracias por dejarme ayudarte.
¿Estás listo para cambiar?
Déjame que te explique mi historia personal en el siguiente capítulo. Espero que te ayude.
Gracias, gracias, gracias por estar aquí.
QUIÉN SOY YO
Hola, mi nombre es Lorena Farré Gutiérrez y es un honor para mí que estés leyendo estas líneas.
Me gustaría empezar explicándote quién soy yo y cómo creo que este libro te puede ayudar.
Las cosas no ocurren por casualidad, sino por causalidad. Si este libro ha caído en tus manos es por una razón, así que estoy segura de que podrás identificarte en algunas de mis vivencias.
No tengo muchos recuerdos de la infancia. Nací en una familia muy humilde con problemas de liquidez hace cuarenta y tres años.
Mi padre era alcohólico y el dinero que entraba en casa volaba.
Mi madre tuvo que ponerse a limpiar escaleras y casas para poder sacar adelante a la familia.
Tengo una hermana, ella es seis años menor que yo. Al año más o menos de nacer tuvo un problema grave en un oído y no hallaban qué le ocurría. Eso hizo que mi madre sufriera mucho, hasta que finalmente le pusieron un montón de inyecciones y le curaron. Tenía una infección muy grave interna en el oído y no habían conseguido verla. Mi madre pasó tanto miedo que creo que eso hizo que le diera mucha atención, más de la que necesitaba. Todo se basaba en ella, en que comiese, en que estuviese bien y no volviera a enfermar, en que tuviese todo lo que quería. Incluso recuerdo que, para que comiera, eso ya con unos cuatro años, le ponían siempre unos dibujos en vídeo. Aún retengo en mi memoria los dialógos de Astérix y Cleopatra, porque, como alguien hablase, los volvían a poner desde el principio.
Muchos fines de semana me cuidaban mis abuelos. De mi abuelo sí me acuerdo. Me llevaba a los bares donde me daba monedas y jugaba a las tragaperras. Recuerdo la emoción que sentí el día que me tocó el premio. Supe en aquella temprana edad que yo no quería ser como mis padres, que yo quería tener dinero. Mi hermana no llegó a conocerlo porque justo falleció antes de que ella naciera.
No hay muchas más memorias de ese tiempo. Mi abuelo falleció cuando tenía seis años y mi abuela se vino a casa a vivir con nosotros.
Por aquel entonces, mi madre trabajaba de sol a sol para poder hacer frente a todos los pagos.
Fueron pasando los años y el alcoholismo de mi padre fue acentuándose. Él inició su relación con la bebida a los dieciocho años cuando le destinaron a la cantina durante el servicio militar.
Nunca consiguió un trabajo estable, o lo despedían o se despedía, y lo poco que ganaba se lo gastaba en los bares.
Con los años he comprendido que, dado que su vida era un desastre, mi padre bebía para sentirse bien, para estar más animado y cariñoso. El tiempo también me ha hecho entender que el alcoholismo de mi padre, además de tener un impacto devastador en el funcionamiento familiar, también lo tuvo en mí, ya que sin darme cuenta me formé la creencia de que la bebida implicaba diversión. Más adelante descubrirás cómo esa asociación ha estado presente en mi vida.
Con todo, siempre fue un padre muy cariñoso conmigo y ese es el recuerdo que he querido mantener de él.
A pesar de no tener dinero, siempre nos vestían con las mejores ropas y zapatillas de marca.
La época del colegio la pasé rozando el larguero de la suspensión. Con catorce años lo único que me preocupaba era salir de fiesta y no estar en casa.
Por aquel entonces mi entorno estaba formado de amigos o, más bien, conocidos con los que me juntaba en un parque y compartía drogas y alcohol. A esa temprana edad veía como los mayores se metían heroína y se quedaban colgados. Algunos de ellos, por no decir la mayoría, murieron.
Así que si yo bebía el fin de semana o me tomaba algún tripi o pastilla no era tan malo. Eso es lo que me decía a mí misma. De esta forma empezó mi relación con ese mundo.
En mi mente se fue creando la idea de que lo que yo hacía no estaba mal, pues no era heroína. Con esa droga