Las guerras de Yugoslavia (1991-2015). Eladi Romero García
externas de la oposición, el soberano comenzó el desmantelamiento de su dictadura a finales del verano de 1934. En septiembre, antes de su visita a Bulgaria y a Francia, prometió al croata Maček, entonces encarcelado por traición al Estado, su pronta liberación y el comienzo de negociaciones.
El 9 de octubre de 1934, el proceso se detuvo temporalmente cuando el terrorista búlgaro-macedonio Vlado Georgiev Černozemski, en connivencia con los ustaše croatas, asesinó al rey Alejandro y al ministro de Asuntos Exteriores francés Louis Barthou en Marsella. El criminal murió a su vez linchado por la policía francesa y la multitud.
El sucesor en el trono era el hijo de Alejandro, Pedro II, quien al tener solo once años dio paso a la regencia del príncipe Pablo, primo del monarca asesinado. Tras un intento del primer ministro Nikola Uzunović de formar un gabinete únicamente con sus partidarios serbios, frustrado por el regente, aquel dimitió (20 de diciembre de 1934). La regencia encargaría entonces formar gobierno al ministro de Asuntos Exteriores y hombre de confianza del rey Alejandro, Bogoljub Jevtić. Este comenzó su gobierno con medidas moderadas, incluyó ministros no serbios en el gabinete, prometió elecciones libres y liberó al principal dirigente de la oposición, el líder del Partido Campesino Croata Vladko Maček. Declaró además su intención de llevar a cabo una descentralización progresiva de la Administración. En las elecciones de mayo de 1935, presentó candidatos en todas las circunscripciones, a pesar de que su formación solo tenía un respaldo real en los antiguos territorios serbios, logrando una mayoría de votos y de escaños gracias a la ley electoral. La oposición denunció entonces la comisión de un fraude electoral. De hecho, se consideró también vencedora moral, pues había logrado derrotar a varios ministros del gabinete y vencido en algunos distritos importantes pese a la intimidación gubernamental.
De nuevo la oposición se negó a acudir al Parlamento y, cuando en este comenzó una campaña de duros ataques a Maček, el regente Pablo logró la caída del gabinete de Jevtić favoreciendo la dimisión del ministro de Defensa, el general Petar Živković, de los ministros no serbios y del prestigioso ministro de Finanzas Milan Stojadinović. El regente deseaba evitar la vuelta a las disputas parlamentarias que habían llevado a la proclamación de la dictadura en 1929. Consultó entonces con Maček, que recomendó la celebración de nuevas elecciones, pero prefirió en su lugar nombrar un nuevo gobierno.
Maček se había mostrado dispuesto a permitir un gobierno encabezado por Milan Stojadinović, ministro de Finanzas del ejecutivo anterior, y a participar en el Parlamento si se cambiaba la ley electoral y se garantizaba la libertad en las votaciones. El nuevo gobierno de Stojadinović (24 de junio de 1935) incluyó al principal político esloveno, Anton Korošec, y al bosnio Mehmed Spaho, coaligado con Maček en las anteriores elecciones. Incluía además cuatro croatas sin afiliación a ningún partido político. Se deshizo de la mayoría de los políticos identificados con la dictadura, sustituyéndolos por tecnócratas o políticos ajenos al régimen de Alejandro. Entre las primeras medidas adoptadas estuvieron la relajación de la censura, la amnistía para miles de presos políticos, la moderación del terror policial y el permiso para la instalación de una estatua del asesinado Stjepan Radić en Zagreb.
En menos de dos meses, Stojadinović remozó el partido gubernamental, creando la Unión Radical Yugoslava, amalgama de Radicales, Populistas eslovenos y musulmanes bosnios. La formación debía servir como cimiento del poder del primer ministro, que en diciembre de 1935 se deshizo de parte de los antiguos dirigentes Radicales que creían poder manipularlo. El 6 de marzo de 1936 salió ileso y reforzado de un intento de asesinato en el Parlamento. Los antiguos cargos de la dictadura formaron entonces una coalición opositora que no debilitó a Stojadinović, sino que le dio un aura de renovación frente a esta. El bloque opositor principal, con Maček a la cabeza, siguió sin acudir a las cortes, facilitando los planes del primer ministro. Los diversos intentos para llegar un acuerdo sobre el problema croata, de momento no fructificaron.
Tras afianzarse así en el gobierno, Stojadinović comenzó a realizar reformas, aliviando el grave problema de las deudas de los campesinos en septiembre de 1936. Se aprobaron además medidas de apoyo a los campesinos, como la implantación de seguros agrarios, construcción de silos y otras obras públicas, creación de institutos de investigación agrícola, etc. Esta política, las buenas cosechas de esos años y la disposición alemana a absorber gran parte de la producción agrícola yugoslava dieron gran prestigio al primer ministro entre los campesinos. El desarrollo agrícola no bastó, sin embargo, para acabar con el problema de la superpoblación rural. Este gobierno respaldaría también la industrialización del país y comenzaría a desarrollar rápidamente la minería.
A finales de 1936, la oposición al régimen parecía contar con la abrumadora mayoría de los antiguos súbditos austro-húngaros. El primer ministro había conseguido una victoria en las elecciones municipales de diciembre de 1936, pero los distritos croatas aún apoyaban a la oposición. A pesar de las promesas de apertura del gobierno, no hubo cambios en el censo electoral y se mantenía el terror estatal en Macedonia. Para los nacionalistas croatas, su programa político seguía teniendo precedencia ante el social. Los primeros contactos entre Stojadinović y Maček en 1935 habían fracasado.
A comienzos de 1937, Stojadinović trató nuevamente de lograr un acuerdo con Maček, pero este, que había mantenido el tipo en las recientes elecciones, mantuvo sus exigencias. El primer ministro intentó entonces minar la base de su adversario con medidas a favor de los campesinos y un intento de concordato con el Vaticano, creyendo que así se ganaría las simpatías del agro croata, religiosamente católico. De hecho, el concordato ya se había firmado el 25 de julio de 1935, aunque no había sido ratificado ante la hostilidad mostrada por la Iglesia ortodoxa serbia. Su intento de aprobar la ley en 1937 le ganó la enemistad de esta, mientras que los votantes croatas, más interesados en sus demandas políticas que en la religión, no le respaldaron. Al final, el concordato, que fue ratificado por la cámara baja pero no llegó a serlo por el senado, supuso un error político del primer ministro, que se vio forzado a denunciarlo en 1938 tras el desinterés croata y la hostilidad de la Iglesia serbia.
En el otoño de 1937, el primer ministro reorganizó su formación para tener un mayor control y comenzó a adoptar la parafernalia fascista, tratando de dar a su gobierno el respaldo de un movimiento de masas, aunque sin excesivo éxito. El 8 de octubre de 1937, la oposición moderada, formada por el Partido Campesino Croata y varios partidos serbios, firmaron un acuerdo de cooperación contra el régimen, que fue bien recibido por la población. Esta oposición reunida exigía una nueva ley electoral, nuevos comicios libres y la formación de una asamblea constituyente que redactase una nueva constitución de consenso.
Con el campesinado contento por su capacidad de vender sus productos en Alemania y obtener de ella productos industriales asequibles, y las aparentes victorias diplomáticas que debían haber aislado a Maček, el primer ministro adelantó las elecciones a diciembre de 1938, seguro de su triunfo. A pesar de celebrarse sin voto secreto, los comicios supusieron una derrota para el primer ministro, que solo obtuvo el 54,1% de los votos frente al 44,9% de la oposición. La distribución del voto también reflejaba la división política que no había logrado eliminar: mientras que el gobierno había obtenido el 70% de los votos en la antigua Serbia, la oposición había logrado el 80% de los sufragios en los territorios con población croata. Los miembros croatas y eslovenos se retiraron del gabinete, debilitando al primer ministro.
La víspera de la apertura del Parlamento, el 15 de enero de 1939, los diputados de Maček se reunieron en Zagreb sin intención de acudir a Belgrado y proclamaron su indiferencia hacia el Parlamento yugoslavo, amenazando indirectamente con la guerra civil. Ante el deterioro de la situación internacional y el de la oposición, a pesar de su reciente victoria moral en las elecciones, el regente Pablo comenzó conversaciones secretas con Maček. Cuando este mostró su disgusto con el primer ministro, el regente lo destituyó el 6 de febrero, colocando en su lugar a un maleable Dragiša Cvetković, más dispuesto a seguir las directrices de Pablo.
A comienzos de la primavera de 1939, y con la nueva crisis internacional por la desaparición de Checoslovaquia en marzo, Maček y Cvetković trataron de lograr un acuerdo político. A su vez, el primero continuaba su alianza con la oposición serbia, al objeto de lograr el establecimiento