Arriva Italia. Marcos Pereda
de natural tímido, me presenté en aquella sala de fiestas pelín apocado, para qué engañarnos. Digamos que el ambiente no ayudaba. Como la gente de la radio conoce a un montón de peña, pululaban por la zona algunos cuerpos extraños (extraños quiere decir de gimnasio) que provocaban cierta expectación y que yo no conocía de nada. No me miren de esa forma, no es esnobismo, es que algunos asuntos me aburren… En fin, pues eso… personajes de Gran Hermano, de Supervivientes, de… de ese tono. Saber y Ganar no lo había pisado ninguno, oigan. También estaba Yola Berrocal (a esta sí la reconocí) que es una mozuca muy alta y con un cutis que brillaba cual platito recién comprado. Como la zona donde estábamos es objetivo habitual de botellones y similares pronto se corrió la voz, y hordas de adolescentes subían a vallas y muros para ver famosos. Un grupo de quinceañeras gritando hasta consiguió colarse, para solaz de quienes vemos la vida desde un punto de vista irónico. Lo juro. Unas risas. Rarísimo.
A lo que íbamos…
Allí empecé a charlar con otro colaborador, muchachote muy simpático al que no conocía porque iba a la radio los jueves (yo pasaba cada martes). Hola, qué tal, pues nada, aquí, qué bebes, té rojo con gingseng. Ese tono. En un momento dado cada uno comentó sus últimos proyectos. Yo he hecho esto, yo hago aquello. Hace poco escribí una serie de artículos. Sobre Italia, sí. Coppi y Bartali, sí, explicando un poco la historia a través de las bicis. Anda, pues yo tengo un amigo… esto es… qué casualidad… mi amigo comentaba el otro día que manejaba lo de Bartali y le gustaría sacar un libro con ello. ¿Cómo? ¿No te lo dije? Es que mi amigo es editor.
Y así, queridos lectores, es como se hacen negocios…
Dos días más tarde me tomé un café con Javier Granda y hablamos a grandes rasgos de lo que acabaría siendo Arriva Italia.Quede por escrito mi agradecimiento. Cero directrices, cero prohibiciones. Plazos de entrega un poco justos, por aquello de llegar para Navidades, pero en fin… peores cosas hemos hecho.
Arriva Italia era mi debut en esto, y fue, sobre todo, algo muy divertido. Me permitió conocer gente encantadora (a Carlos, a Natalia, a Jose, a tantos), hacer presentaciones y reírme unos buenos ratos. También contar chorradas en algunas entrevistas, que siempre es cosa de agradecer. Pero aquello pasó. Y, poco a poco, Arriva Italia fue quedando en el olvido. O, para entendernos, empezó a no resultar fácil encontrar ejemplares.
No voy a decir que la obra tornase en libro maldito, uno de esos «casi incunables» que todo el mundo busca. Qué va. Pero sí de vez en cuando, alguien te comentaba. En redes sociales, cuando hablabas de otros titulillos. Oye, y dónde podría comprar… Incluso llegué a ver precios de locos en tiendas online. Putos golfos. Ojalá se lo coman con patatas…
Vamos, que la idea de reeaditarlo me seducía. Y parece que a Eneko Garate, el editor de Libros de Ruta (segundo editor al que agradezco aquí, no se vayan a acostumbrar) también. Como nos llevamos fenomenal lo hablamos abiertamente. Como no tenemos luces decidimos ir para adelante.
Ahora bien… cómo meterle mano al texto antiguo. Hagan una prueba… miren una foto suya de hace un lustro o más. Seguro que se ven horribles, ¿no? Cuando no es el pelo son las ropas. O el maquillaje. O la (falta de) apostura. En fin, que se reconocen en imagen, pero, a la vez, no creen que ese sea totalmente su yo de ahora. Pues bien, con los libros pasa algo así. Solo que jode más. Bueno, igual a Bárbara Rey le jode más lo de las fotos (no, esas en las que están ustedes pensando no… las de nuestro ejemplo) pero a mí me escuece el tema literario. Releo Arriva Italia y, a ratos, me gustaría coger a mi yo de entonces y darle un par de bofetones. Zarandearlo, gritarle en la cara. Cursi. Grandilocuente. Epiquérrimo. Cosas así, pero con cariño, que hay confianza. Defectos que se curan con los años, la mayoría. Ojo, también encuentro hallazgos en el texto, ¿eh? La estructura general me sigue gustando, y hay algunas imágenes muy poderosas. Pero siempre tendemos a fijarnos en lo negativo. Al menos yo.
Así que… ¿cómo afrontar esto? La reedición, digo. Pues muy fácil: siendo honestos. Honestos conmigo, con el tipo de hace un lustro y con los lectores. Reeditas… pues reeditas. No he tocado nada al libro. A ver, alguna cosa sí. Erratas (ese SestriereS), repeticiones de palabras y esquemas, mover algunos signos de puntuación… Pero, por lo demás… idéntico. Es, en esencia, Arriva Italia. No la actualización de Arriva Italia, versión 2021, no. Arriva Italia. Y creo que está mejor así.
Ahora bien, tampoco quería que el libro fuese idéntico. No. Sé que algunos de los que tienen Arriva Italia en sus estanterías del Ikea (esas blancas que aparecen en las videollamadas) volverán a comprarlo. Por curiosidad, por amistad, por fetichismo. Qué importa. El caso es que, pensaba, era justo darles algo más a esa amable gente que se gasta su dinero para hacerme inmensamente rico. Un suplemento. Qué menos, ¿no? Ampliar el libro. No en su esencia (insisto, aquí está todo el antiguo Arriva Italia) sino expandirlo. Se me ocurrió escoger una etapa de cada década que no tocamos en el texto original y meterme con ella. Narración propia. Particular. Posmoderna. De esa forma podía hacer que la obra llegase casi hasta la actualidad. Y, más importante, me permitía dialogar conmigo mismo. Los capítulos nuevos tienen un estilo, un ritmo, muy diferente a los clásicos. Ni mejor ni peor… diferente. Ha sido divertido, un poco como entrar en la casa de los espejos y verte distorsionado. Creo que el resultado tiene su atractivo precisamente por lo heterogéneo. Ahora ustedes dirán.
Ah, en cuanto al dramatis personae… vi esta idea en la obra de Julen Gabiria Desde lo alto se ve el mar (está publicada por esta misma casa y es una auténtica preciosidad, así que corran a leerla si aún no lo han hecho). Me gustó mucho, y pensé que podría hacer algo parecido con Arriva Italia. Presentar a personajes reales de la forma más absolutamente golfa que usted imaginar pueda. Gracias Julen. Si tienen algún problema con ello, sepan que el resultado es solo responsabilidad mía…
En fin, que no les pego más la trisca (esto de pegar la trisca es una expresión muy cántabra). Ustedes han venido a leer. A leer lo viejo y lo de ahora. Les dejo con ello. Ojalá este (no tan) nuevo Arriva Italia pueda sonreír tanto como lo hizo el anterior…
PRÓLOGO
Ya vienen, ya vienen. Allí, a lo lejos, ¿no lo ves? Sí, hombre, sí, es esa nube de polvo. Pues claro. ¿Allí? ¿Aquello? ¿Cómo van a ser aquello los ciclistas, esa nube de polvo tan grande? Pero si parecen tanques. Y mira lo rápido que vienen. Que sí, que sí, que lo son, te lo digo yo. ¿Ves? Se van acercando. Pues es verdad, ya vienen, ya vienen, voy a avisar a los demás. Vamos, vamos, que os lo perdéis, ya llegan, ya llegan los ciclistas. Es increíble, qué velocidad llevan, mucho más que a caballo, ¿eh? Pues claro, si yo mismo competí cuando joven y tan rápido como ellos era, un Bartali podría haber llegado a ser, pero la guerra… ay, la guerra. Tú qué vas a haber competido, míralos a ellos, ayer salía en la Gazzetta una foto de Coppi y estaba flaco como un pajarillo, ese no pesa más que un saco de trigo, y tú… tú parece que te hayas comido veinte hogazas hoy mismo. Claro, pero es que te hablo de antes. De antes. De antes. Ya vienen, ya vienen. Qué emoción, y qué estruendo. Bocinas, ruido de motor, parece mentira, no había escuchado jamás tanta algarabía. Que ya vienen, que llegan. Vamos, vamos, vai Coppi, vai Bartali, vai Fiorenzo, vai Carrea. ¿Los has visto, los viste? Creo que pude ver a Coppi, estaba más o menos por la mitad del grupo. Y cómo supiste que era él. Pues por el maillot azul, hombre, cómo iba a ser. Ya, pero ese también lo lleva Carrea. Sí, pero como monta Coppi en la bici no lo hace nadie. Eso es verdad. Ahí vienen más, míralos, van descolgados. Es el Mala, el Malabrocca. Vai Luigi, vai,los tienes ahí delante, casi los has cogido. ¿Te has fijado en que iba riéndose? Sí, a estos fue más fácil verlos, marchaban mucho más despacio. Es cosa grande, lo del Giro, ¿verdad? Muy grande, sí. Y tú, ¿quién crees que ganará? Yo creo que este año no se le escapa a Gino. Pero, ¿cómo? ¿No te das cuenta de que Coppi viene más fuerte que nunca, de que ha conquistado ya la Milán-San Remo?, él es el futuro. Hazme caso, es de Gino. Que te digo que no…
Ya