Salud del Anciano. José Fernando Gomez Montes
entender un momento o etapa específica resulta relevante conocer aquello que lo precedió.
2. El principio de tiempo y lugar: apunta directamente a la importancia de lo contextual. Tanto los individuos como los grupos humanos, las cohortes de nacimiento o generaciones, se ven influidos por contextos históricos y espaciales específicos.
3. El principio del timing: se refiere al momento en la vida de una persona en el cual sucede un evento; un mismo acontecimiento (por ejemplo, la muerte de los padres) repercutirá de manera muy diferente en la vida de un individuo dependiendo de la edad (y de las circunstancias) que tenga al ocurrir dicho suceso. Por consiguiente, las repercusiones de una transición o una sucesión de transiciones en el desarrollo de una persona son contingentes y dependen de en qué momento de la vida ocurren. En este principio, como en todos los demás, siempre se toman en consideración los condicionantes básicos, tales como el género, la clase social, el estrato socioeconómico y la etnia o raza. Uno de los temas que se desprende de este principio es el de los procesos de acumulación de ventajas y desventajas a lo largo del curso de vida.
4. El principio de vidas interconectadas: afirma que las vidas humanas siempre se viven en interdependencia, es decir, en redes de relaciones compartidas, y que es precisamente en estas redes donde se expresan las influencias histórico-sociales. De manera operativa, se trata de ver la interdependencia de las diversas trayectorias de un mismo individuo respecto de otros individuos y grupos.
5. El principio del libre albedrío (agency) o de libertad de acción: deriva de la clásica discusión sobre los nexos y la causalidad entre lo individual y lo estructural. Lo que se quiere destacar es que los individuos no son entes pasivos a los que solamente se les imponen influencias y constreñimientos estructurales, sino que hacen elecciones y llevan a cabo actividades y, de esta manera, construyen su propio curso de vida. Sin embargo, es cierto que ejercen su libre albedrío dentro de una estructura de oportunidades que también implica, por supuesto, limitaciones, y que proviene de las circunstancias históricas y sociales.
2. Perspectiva psicológica del transcurso de la vida (lifespan)
La perspectiva psicológica del transcurso de la vida, denominada también Paradigma del desarrollo a lo largo de la vida o paradigma life-span, se ocupa de estudiar cambios y transiciones durante el transcurso vital, considerándolo como un proceso de desarrollo y envejecimiento permanente.
Forma parte de las perspectivas del desarrollo humano, dentro de las corrientes denominadas del ciclo vital, centradas en la búsqueda de un marco integrador de todas las etapas del desarrollo y además del crecimiento o declive biológico, hace énfasis en el contexto y la cultura, destaca el papel del individuo como productor de su desarrollo, por tanto, potencia una visión del envejecimiento diversa y multifacética dado por la multiplicidad de trayectorias vitales posibles. Estas teorías del ciclo vital pretenden romper con la visión del envejecimiento como declive o deterioro y opta por una visión en la que las ganancias tienen un papel en todos los momentos de la vida. De este modo, proponen un individuo que es capaz de cambiar y adaptarse a circunstancias diversas, es decir, un individuo constructor de su propio desarrollo.
El paradigma del transcurso de la vida integra posiciones críticas de la psicología social y de la psicología del desarrollo, considera que el desarrollo humano, a lo largo de toda la vida, implica dimensiones contextuales, relacionales y temporales. Así, la trayectoria de vida es un proceso de desarrollo permanente, entendido como construcción biológica y sociocultural, en la que están siempre presentes cambios contextuales e individuales interrelacionados.
La trayectoria de vida ha de entenderse como proceso permanente de cambio, influenciado por expectativas sociales referentes a la edad, por condiciones históricas específicas y por acontecimientos individuales únicos. En este sentido, la edad por sí sola resulta irrelevante, dado que no es el tiempo vivido, sino lo vivido en el tiempo lo que constituye el transcurso vital individual.
3. Perspectiva sociológica: trayectoria de vida
Desde una perspectiva sociológica se reconoce el envejecimiento como proceso social que no solo abarca la última etapa, sino a toda la vida humana, por tanto, lo que busca es analizar la naturaleza dinámica y recíproca del cambio continuo de las macroestructuras y las vidas humanas. Se suelen hacer énfasis en diversas interrelaciones e influencias sociales en el proceso de envejecimiento, teniendo en cuenta cómo las estructuras e instituciones sociales moldean las trayectorias de vida individuales.
El aspecto central de la perspectiva sociológica del cur-so de la vida es el análisis del impacto de las coincidencias o la falta de coincidencias entre el tiempo individual, el tiempo familiar y el tiempo histórico en el desarrollo. En tal sentido, los cambios ocurridos en la forma de ser y en el comportamiento se consideran socialmente construidos y en ellos influyen hechos históricos y culturales, tanto previstos, como imprevistos.
La gran variabilidad de trayectorias no supone una declinación con el proceso de envejecer. El propósito fundamental de la perspectiva sociológica de la trayectoria de vida es el estudio de procesos relacionados con diferentes situaciones sociales y culturales en que participan las personas desde el nacimiento hasta la muerte. La trayectoria de vida ha de entenderse como proceso permanente de cambio, influenciado por expectativas sociales referentes a la edad, por condiciones históricas específicas y por acontecimientos individuales únicos. En este sentido, la edad por sí sola resulta irrelevante, dado que no es el tiempo vivido, sino lo vivido en el tiempo lo que constituye el transcurso vital individual.
La perspectiva de la trayectoria de vida replantea el concepto de desarrollo ontogenético, cuyo significado tradicionalmente ha estado arraigado en la biología. Al reformularlo, se hace énfasis en que los cambios adaptativos a través de la vida implican gran apertura y multidireccionalidad, y van mucho más allá de la maduración biológica y del crecimiento físico. El desarrollo es un proceso de construcción biológico-cultural que se da durante el transcurso total de la vida, en la cual lo importante no es el ciclo de vida en sí mismo sobre sino los eventos de vida individuales, culturales y sociales.
Supone una mirada integral de las posiciones objetivas transitadas y ocupadas por los actores, que tenga en cuenta la estructura y volumen de los diferentes capitales disponibles, no como enumeración de acontecimientos, sino como una suerte de dibujo que enlaza las sucesivas posiciones. No es una línea recta ni una curva armoniosa, al contrario, son sacudidas, determinadas por fuerzas colectivas que reorientan las trayectorias de manera imprevista y súbitamente incontrolable. Implica una dialéctica sujeto-estructura, en la cual la trayectoria subjetiva se expresa en relatos biográficos diversos que remiten a mundos sociales vividos por los sujetos y al conjunto de posiciones sociales ocupadas en la vida.
Las trayectorias tienen un eje diacrónico y otro sincrónico. El primero da cuenta de los fenómenos que ocurren a lo largo del tiempo, en oposición a los sincrónicos y está ligado a la trayectoria subjetiva y a la vivencia de la historia personal que se expresa en la trayectoria vivida o en los modos en que los individuos reconstruyen subjetivamente los acontecimientos y los juzgan significativos de su biografía. El eje sincrónico está ligado al contexto de acción y a la definición de la situación en un espacio dado y culturalmente determinado. Mientras que lo diacrónico se relaciona con un desarrollo en una secuencia temporal, lo sincrónico alude a la observación de los fenómenos en el momento específico de su evolución. Dicho de otro modo, la diacronía implica considerar un mismo acontecimiento en distintos momentos, mientras que la sincronía está asociada a distintos acontecimientos en un mismo tiempo. Estos dos ejes posibilitan el análisis de la continuidades y discontinuidades, momentos de transición y de paso.
A diferencia de los otros, el enfoque sociológico de trayectoria de vida trasciende los dilemas clásicos del pensamiento social (sociedad/individuo; estructura/acción; objetividad/subjetividad) y