Desde Austriahungría hacia Europa. Alfonso Lombana Sánchez
fueron cuatro: autónomo-estética, cognitivo-reflexiva, socio-moral y hedonista-emocional.
En primer lugar, la función autónomo-estética se reduce al nivel inmanente del texto. En segundo lugar, la función cognitivo-reflexiva es capaz de esbozar modelos alternativos de la realidad. En este sentido, el estudio literario puede resaltar también la función didáctica, ya que la literatura crea y recrea la vida real manejando temáticas, a veces históricas, y relacionándolas con el presente (Kaiser, 1996, p. 22). Precisamente por esta cualidad, un análisis de la literatura puede servir para clarificar nuestro conocimiento sobre determinados valores o predisposiciones del imaginario de una época, siendo estos aspectos que por lo general quedan fuera de las historias de la literatura convencional e, incluso, de estudios de perfil historiográfico (Nünning, 1995, p. 181). En tercer lugar, se habla de una función socio-moral que tematiza las normas y concepciones discursivas:
«Versteht man literarische Texte als Formen der kulturellen Selbstwahrnehmung und Selbstthematisierung, so wird deutlich, dass deren genaue Analyse unverzichtbar ist, um Funktionsgeschichten der Literatur, Geschichten des Sozialsystems Literatur und Mentalitätsgeschichten zu schreiben» (Nünning & Sommer, 2004, p. 21).
«De entender los textos literarios como formas autónomas de apreciación y tematización culturales, resulta evidente que es irrenunciable un análisis preciso de los mismos para poder escribir historias funcionales de la literatura, historias del sistema social literario e historias de las mentalidades».
Asimismo, la tematización de cuestiones éticas en la literatura demanda una atención específica a este potencial del texto literario (Lützeler, 2011, p. 13). La literatura, para ello, recorre por su parte a herramientas argumentativas externas:
«Ihre Argumentation [der Literatur] bewegt sich nämlich im besten Fall jenseits von Gut und Böse, jenseits von political correctness, jenseits der Wünsche, Rücksichtnahmen, Konventionen und Formulierungsautomatismen. Hier werden die Ränder der Wörter ertastet, die Mechanismen der Wahrnehmungen transparent gemacht, die Ideologien ausgehebelt, die professionellen Denkraster gesprengt» (Wertheimer, 2003, p. 133).
«La argumentación de la literatura se mueve en el mejor de los casos más allá del bien y del mal, más allá de la corrección política, más allá de los deseos, de las concesiones, convenciones y automatismos de formulación. En ella se tocan los límites de las palabras, se vuelven trasparentes los mecanismos de la apreciación, se desmantelan las ideologías y se neutralizan los baremos de pensamiento profesionales».
El acto literario es por tanto un intercambio profundo entre individuos que actúa de forma activa en ellos, intentando ejercer algún tipo de influencia esencial en cada individuo (Kaiser, 1996, p. 10). Llegamos así a la cuarta función, la hedonista-emocional, centrada en la satisfacción en la lectura.
El estudio cultural de la literatura por tanto se reafirma en la reflexión acerca del individuo y de la realidad ante su notable perfil antropológico, que considera a la literatura como una reedición decisiva de las realidades vitales y una reflexión acerca de estas (Kaiser, 1996, p. 10). Dicha codificación, sin embargo, demanda un instrumental y un conocimiento específico, cuyo contenido ha de descifrar el filólogo (Wertheimer 1998: 135). En este sentido, la mera reutilización del material literario austrohúngaro para la constitución de una Austriahungría modélica para la Centroeuropa actual debe verse como una consecuencia añadida de las intenciones prácticas y funcionales de la revolución cultural.
1.2.Imperio austrohúngaro y Europa
1.2.1. Estado de la cuestión
El estudio del Imperio austrohúngaro cuenta con una extensa tradición académica y, por ello, también con una abultada lista de referencias bibliográficas. Igualmente sucede con el estudio de Europa. Ante la innegable dificultad que plantea un estado de la cuestión exhaustivo de ambos, la presente selección se centrará únicamente en aquellas obras determinantes para el presente trabajo, dejando fuera obras menores o específicas no directamente vinculadas con las intenciones metodológicas aquí previstas. Destacan por tanto, junto a los compendios históricos más importantes, también aquellas obras dedicadas al estudio de la pluralidad y de la heterogeneidad, con especial atención a la presencia de la lengua alemana.
Imperio austrohúngaro
A pesar de la frecuente investigación en todas las lenguas europeas sobre el Imperio austrohúngaro, resulta algo escasa sin embargo la representación de las contribuciones en lengua española, donde ocupan un lugar prioritario las traducciones de obras históricas (Fetjö, 1990; Taylor, 1983). La aportación original en lengua española se resume especialmente en artículos de investigación o divulgación. Por ejemplo, Historia 16 dedicó en su año XVI, nº 185 (1991) tres artículos a la historia del Imperio centrándose en el reinado de José II (Pecharromán, 1991b), las tensiones eslavas dentro del Imperio (Torre del Río, 1991) o las nuevas ideologías políticas (Hernández Sandoica, 1991). También en Historia 16 publicó Julio Gil Pecharromán artículos sobre Yugoslavia (Pecharromán, 1991a) o las consecuencias de la desintegración del Imperio (Pecharromán, 1994). Al margen de las obras históricas, la cuestión biográfica de los protagonistas austrohúngaros ha resultado también fructífera, sobre todo en lo concerniente a la familia Imperial. La Emperatriz Elisabeth, Sissi, es uno de los personajes austrohúngaros que más interés ha despertado, tal y como lo atestiguan múltiples contribuciones (Caesar Corti & Bofill i Ferro, 1992; Azagra, 1997; Moix, 2004), de entre las que sobresale el éxito de Ángeles Caso (1995), traducida incluso al alemán (Caso, 1998). Esta obra, a pesar de sus inexactitudes históricas, el endulzamiento del personaje y una aparente escasa investigación científica enmascarada en un perfil novelesco, es sin lugar a dudas un buen punto de contacto con un personaje central del Imperio austrohúngaro. El atractivo de Elisabeth se percibe también en las múltiples obras traducidas, entre ellas, por suerte, la minuciosa y posiblemente mejor biografía (Hamann, 2004) o la algo incompleta pero útil recopilación de testimonios personales de la emperatriz (Christomanos, et al., 1988). Muy en relación con ella, también se ha dirigido la vista frecuentemente hacia Rudolf, retratando los grandes enigmas de su biografía (Baltazzi Caravas, 1991). Este desmedido interés hacia Elisabeth o Rudolf desmarca injustamente a otros personajes austrohúngaros, entre los que se podría mencionar al mismo Emperador, del que son muchas menos las obras disponibles.
A esta producción de perfil histórico en lengua española hay que añadir la obra monográfica El Estado fragmentado (Sosa Wagner & Sosa Mayor, 2007), que no solo es interesante por su aproximación al Imperio, sino también por su visión europeísta, no demasiado alejada del objetivo de este estudio. Ambos autores persiguen las vinculaciones entre el Imperio austrohúngaro y España, lo que consiguen mediante un estudio histórico comparado del Imperio y de la España de las nacionalidades. La recepción crítica de este volumen ha sido de gran interés no solo por las valoraciones que contiene, sino especialmente también por la profunda reflexión que desencadenó la propuesta. Casi de la magnitud de un artículo de investigación son los comentarios de dos autores en dos ilustrativas reseñas (Arzoz Santiesteban, 2007; De Diego Arias, 2009), especialmente por el énfasis que hacen de las «posibilidades contemporáneas del Imperio». Esta idea se remonta a la línea de investigación que había sugerido ya unos años antes Ernest Lluch en uno de sus últimos artículos, resaltando el potencial austrohúngaro (Lluch, 2000).
Esta búsqueda de potencial en la historia se echa sin embargo de menos en la dedicación a la literatura austrohúngara en su conjunto, pues se ha focalizado más su estudio en el análisis pormenorizado de autores concretos. La carencia de obras monográficas en lengua española dedicadas a la literatura del Imperio austrohúngaro puede verse suplida por la dedicación a autores puntuales, incluso con una intención generalista (Martínez Laínez, 1988; Vargas González, 2007), que arrojan un fidedigno panorama a esta cuestión. Con una voluntad algo más específica, Afinidades vienesas (Casals, 2003) sintetiza brevemente el florecimiento cultural de la Viena de cambio de siglo centrándose en sus protagonistas. De todos ellos, especial atractivo ha despertado Hugo