Bitcoin, Blockchain y tokenización para inquietos. Miguel Caballero
podría dar mucha visibilidad». Así que sin muchas más dudas nos pusimos a trabajar en la integración de Bitcoin como forma de pago en Tutellus. Pretendíamos ser la primera plataforma colaborativa con la posibilidad de pagar en Bitcoin en 2014.
En aquel momento encontramos un producto inglés que ofrecía la interconexión de dinero fiat a Bitcoin mediante API (Interfaz de Programación de Aplicaciones), aunque de una forma muy rudimentaria. Empezamos a integrarlo, pero como en cualquier startup surgieron diferentes fuegos y dejamos el proyecto en barbecho. Tras encadenar varias «urgencias» seguidas, el proyecto Bitcoin fue pasando a ocupar posiciones cada vez más retrasadas en el sistema de prioridades y, desafortunadamente, terminamos abandonándolo; empezamos a dedicar recursos a desarrollar otras funcionalidades y el proyecto quedó en el olvido.
Durante el proceso de integración tuvimos que comprar bitcoins para realizar las pruebas (en aquella época no recuerdo que hubiese entorno de test y cualquier prueba con bitcoin la realizábamos directamente en producción). Como te podrás imaginar, las claves de acceso al wallet donde estaban los bitcoins las perdimos durante el período de barbecho, así que nunca pudimos recuperarlos. De esto hablaremos más adelante porque tengo historias más divertidas al respecto.
Tuvieron que pasar otros dos años para volver a tener contacto con Bitcoin y Blockchain, esta vez de una manera más seria. 2016 fue el año del despegue de las ICO y empecé a tener conocidos a mi alrededor que se estaban introduciendo en el mundo Blockchain a una velocidad de vértigo.
Me llamó muchísimo la atención este fenómeno de levantamiento de fondos para realizar proyectos, ya que viniendo del mundo «estartapil» y sabiendo lo difícil que es cerrar rondas de financiación, me asombraba ver cómo dos chavales con un PowerPoint o un Paper eran capaces de levantar tanto dinero y tan rápido. Así que empecé a interesarme más por el tema y empecé a leer una barbaridad.
Estuve varios meses intentando dar sentido a todos los conceptos de descentralización en una plataforma centralizada (Tutellus), pero con poco éxito, ya que me costaba entender qué valor aportaba dicha descentralización en un modelo de negocio tradicional. Ten en cuenta que hace tres años había menos opciones para estudiar que ahora, y los proyectos que surgían estaban en pañales. Ethereum llevaba un año lanzado y apenas existían aplicaciones corriendo sobre esta blockchain, por lo que resultaba muy complicado alinear todos los puntos y darle sentido real con casos de uso convincentes más allá de la teoría.
Desde principios de 2017 empecé a estudiar de nuevo la manera de aplicar Blockchain en Tutellus utilizando algún primer caso de uso (como Steemit) de inspiración. Ese verano conseguí alinear todos los puntos en mi cabeza y planteé al equipo un camino sin retorno: vamos a focalizarnos en crear un token al que asignaremos valor y vamos a hacer algo en el mercado de la educación que nadie ha hecho hasta ahora: pagar por aprender. Este hecho supuso muchos quebraderos de cabeza y desencadenó la creación del Paper de Tutellus.io, que muchos consideran uno de los trabajos más serios que se han escrito en el mercado.
En esta época —hablamos de verano de 2017— otro buen amigo, Jesús Pérez, emprendedor archiconocido en el mundo Fintech y fundador de Bolsa.com, Finnovating y muchos otros proyectos me animó y acercó hasta el borde de la piscina, para que saltara: «Miguel, tienes que lanzarte de lleno con el token y la tokenización de Tutellus, el momento es ahora». Así que siempre estaré agradecido a Jesús por ese empujón final.
El último gran paso que dimos, en el mes septiembre de 2017, fue conseguir el apoyo de nuestros socios. Piensa que, desde una manera objetiva, lo que pretendíamos hacer (y que explicaré en el tercer bloque) era redistribuir el valor generado en Tutellus, restándole valor al socio (equity holder) para dárselo al token holder. Si algo hemos tenido en la compañía es un equipo de socios espectacular que siempre nos ha apoyado, por lo que no se entrometieron: si nosotros lo teníamos claro, ellos iban a estar de nuestro lado. Así que durante el otoño de 2017, dos años antes de escribir estas líneas, estábamos a pleno rendimiento hacia una transformación de la plataforma y una tokenización de nuestro principal activo: el conocimiento generado por los alumnos. Pero de esto hablaremos más adelante.
Para terminar este capítulo, me quedo con una frase de mi amigo Íñigo Molero, uno de los primeros visionarios que entró en contacto con Bitcoin en España: «Estás a muy pocos años del mayor experto del mundo en esta tecnología. Somos afortunados de poder vivir en primera persona estos momentos». Con esto quiero decir que nunca es tarde para empezar a formarse en esta industria y para introducirse en un mercado que, estoy convencido, cambiará el futuro de la humanidad para siempre.
2. https://www.tutellus.com/tecnologia/blockchain/aprende-bitcoin-desde-cero-2800
2. Aspectos generales de la descentralización
La centralización y descentralización han afectado al ser humano a lo largo de nuestra historia, definiendo lo que somos hoy como sociedad. Avanzamos a través de un péndulo en el que, según el momento, hemos vivido en posiciones centralizadas o descentralizadas, y así sucesivamente. Se trata de una característica inherente al ser humano. Todas las sociedades que han surgido hasta la fecha han tenido ocasos de centralizacion y descentralizacion, por lo que convivimos con una especie de péndulo que controla el destino de nuestra existencia en función del momento que nos haya tocado vivir.
Comencemos hablando del poder. Históricamente el poder ha estado tanto centralizado como descentralizado. Un buen ejemplo de variaciones en el péndulo ocurrieron durante la época romana; antes de la llegada de Julio César el poder residía en el senado (lo podemos asimilar a un modelo descentralizado, siendo el senado los representantes de nobles y plebeyos), y tras la autoproclamación del militar como emperador el poder quedó centralizado en su persona. Tras su asesinato —por parte de los propios senadores— se intentó que el poder de nuevo volviera a este, es decir, se descentralizara, aunque posteriores guerras civiles llevaron a otros emperadores al trono y no se consiguió. Siglos más tarde tenemos otro buen ejemplo de «oscilación del péndulo» en Francia, donde pasamos del absolutismo con Luis XIV y sucesivos (quien acuñó la célebre frase de «el Estado soy yo») a la Revolución Francesa, expresión máxima de la descentralización del poder en el pueblo. En pocos años, el poder pasó en Francia de estar centralizado a descentralizado.
Desde un punto de vista del conocimiento, el péndulo también ha oscilado entre centralizacion y descentralizacion. En el antiguo Egipto el conocimiento estaba centralizado en los sacerdotes, al igual que la Edad Media se centraba en los monasterios. Únicamente fueron los monjes con conocimientos en latín y árabe (y otros tantos idiomas europeos) quienes transcribieron los libros y mantuvieron y amplificaron el conocimiento durante siglos. En este sentido, el péndulo empezó a girar hacia la descentralización tras la invención de la imprenta por Gutenberg y su máxima expresión la tenemos hoy en día con Internet, donde el conocimiento está descentralizado por todo el planeta.
Por razones históricas, el activo más difícil de evolucionar hacia una descentralización ha sido el dinero. Este ha estado centralizado porque siempre hemos tenido la necesidad de mantener a un tercero de confianza que diera fe del valor traspasado, evitando así el problema del doble gasto (es decir, pagar a dos partes distintas con el mismo dinero). Al estudio del dinero dedicaremos un capítulo completo más adelante. Ahora nos centraremos en entender por qué el dinero históricamente ha estado centralizado y por qué es ahora, con Blockchain y Bitcoin, cuando por primera vez en la historia el ser humano puede disponer de dinero descentralizado.
¿Qué es el dinero centralizado?
El dinero centralizado es el dinero tradicional, donde siempre hemos contado con un tercero de confianza en la ecuación. El dinero por sí mismo no vale nada, como dice el refrán, «es papel mojado». A un billete de 100 € le damos un valor de 100 € porque tenemos por detrás a un tercero de confianza (en este caso el Banco Central Europeo) que asegura que dicho billete mantiene un valor de 100 €. El coste en sí mismo de producir un billete de 100