La práctica integral de vida. Ken Wilber
de levantarse de la cama), su último sueño e identifique cualquier objeto o persona que posea una carga emocional. Luego enfréntese a esa persona o a ese objeto manteniéndolo en la mente. Hable después con esa persona o con ese objeto (o resuene simplemente con ello, sintiendo cómo sería estar en su presencia). Finalmente, conviértase en esa persona o en ese objeto y asuma su perspectiva. En este caso, no es necesario anotar por escrito este ejercicio, sino que puede realizarlo mentalmente.
Noche: Elija, justo antes de ir a dormir, la persona que más le haya molestado o atraído durante el día. Enfréntese mentalmente a esa persona, hable y finalmente conviértase (como hemos descrito anteriormente) en él o en ella.
Éste es un ejercicio que, repitámoslo una vez más, puede hacer todas las veces que quiera, a primera hora de la mañana o a última hora de la noche.
Formas más avanzadas de trabajo con la sombra
Las tinieblas luminosas de la sombra
Existen diferentes tipos de sombra. Durante la mayor parte de este capítulo nos hemos centrado en una de las modalidades fundamentales de la sombra, la sombra inconsciente reprimida, es decir, los impulsos, sentimientos y necesidades que nuestra conciencia experimenta tan amenazadores que acaba reprimiendo. Este material de la sombra acaba convirtiéndose en el origen y la fuente de las proyecciones, tanto negativas como positivas. Y el trabajo de iluminar la oscuridad nunca concluye.
Hay otro tipo de sombra que también conviene señalar, la sombra de las capacidades emergentes que aún no hemos asumido y de las que, en consecuencia, todavía no nos hemos reapropiado. Ésta es la sombra de nuestras dimensiones más elevadas, de las dimensiones que quieren tomar tierra y ser vividas. Es frecuente que nuestra identidad condicionada no reconozca estos aspectos de nuestras vocaciones y capacidades únicas y profundas que, en consecuencia, mantenemos alejadas de la conciencia, en la sombra. Es por esto por lo que existen ciertos tipos de crecimiento imposibles hasta que esa represión se relaje y podamos asumirnos y mostrarnos como individuos, en última instancia, únicos.
Dicho de otro modo, hay ocasiones en las que nuestra inteligencia, nuestra intuición y nuestras capacidades más elevadas no concuerdan con la imagen que tenemos de nosotros mismos. Y, en tal caso, funcionamos de acuerdo a nuestras viejas identidades fijas, incapaces de integrar y encarnar responsablemente nuestras potencialidades y nuestra conciencia más elevadas, y nos quedamos atrapados siendo menos de lo que realmente somos. Es muy importante advertir que la sombra no sólo encierra impulsos rudimentarios e “inferiores” del psiquismo, sino también aspectos evolucionados “más elevados”. Hay que ser conscientes de esa posibilidad y también hay que descubrir, cuando la reconocemos operando en nosotros, la claridad y el valor de decidir vivir nuestras potencialidades más elevadas. En el epílogo de este libro, titulado “El yo único”, hablaremos de este proceso de abrirnos a nuestra dinámica y a nuestro significado especial. Estas “sombras doradas” nos brindan una oportunidad extraordinaria para el crecimiento.
Hay personas que, pese a tener una gran capacidad de liderazgo, se encuentran —por parecerles demasiado agresivo, masculino y asertivo— a disgusto con ese aspecto de sí mismos y quieren que otros se hagan cargo de la situación. ¿Quiénes son ellos —suelen decirse, en tal caso— para señalar a los demás lo que tienen que hacer? Esas personas, al asociar el lide-razgo a cualidades de control y de dominio percibidas como negativas, han acabado generando, en sí mismos, una “sombra dorada”. Y, si bien admiran la capacidad de liderazgo ajena, también se sienten incómodos con ella. En este sentido, el proceso 3-2-1 puede ayudarles a reconocer su deseo de ser un líder —que quizás sea el aspecto más avanzado de su práctica y de su desarrollo, una “sombra dorada” que, en el caso de que verse asumida y reapro-piada, puede convertirse en un auténtico don de luz visionaria.
La extraña lógica del psiquismo
Uno de los aspectos más importantes del trabajo con la sombra consiste en el reconocimiento de la extraña lógica a la que, en ocasiones, se atiene el psiquismo. Del mismo modo que responde a nuestras partes más sombrías, el psiquismo profundo suele responder también a la imagen opuesta de nuestra sombra. Así pues, no sólo podemos quedarnos paralizados, activados, agitados, desorientados o rechazados en respuesta a la presencia de las partes de nosotros mismos que no nos gustan y, en consecuencia, negamos (es decir, a nuestra sombra), sino también en presencia de su imagen en el espejo (es decir, a nuestros opuestos emocionales).
En nuestro primer ejemplo anterior, Phil había enajenado sus necesidades de seguridad, razón por la cual se sentía tan molesto visitando a Joe, su amigo de la infancia. Y algo parecido hubiese ocurrido también en el caso de haber visitado a su amigo Raul, una persona tan opuesta a Joe que, comparado con él, hacía parecer a Phil un timorato. Y, en el caso de que Phil hiciese un proceso 3-2-1 con su amigo Raul, podría acabar diciendo «lo único que importa de la vida es el riesgo y la intensidad. El resto carece de importancia. La seguridad no me preocupa nada». Y, por más que tal conclusión refleje una importante verdad psicológica, lo contrario —es decir, la negación de las necesidades de seguridad a la que, en nuestro ejemplo original, había llegado Phil— resultaba todavía más profundamente revelador.
Permita pues, al finalizar el proceso 3-2-1 y, en la medida en que “asuma” lo que originalmente lo desencadenó, que su intuición advierta los aspectos más profundos y enajenados del yo. Porque son muchas las ocasiones en que, en el proceso, advertirá la emergencia de un sentimiento opuesto a aquél con el que comenzó.
Transmutar las emociones primordiales auténticas
Hay ocasiones en las que, por más importante que sea para aclarar nuestra vida emocional, el trabajo con la sombra no es más que un primer paso. Una vez que hemos emprendido el trabajo con la sombra y empezamos a movernos entre la maraña de emociones secundarias e inauténticas, disponemos de una extraordinaria oportunidad para asumir y emplear creativamente la energía de la emoción primaria y auténtica (y aunque ya no se trate, técnicamente hablando, de “trabajo con la sombra”, constituye, muy a menudo, el siguiente paso que debemos dar en la práctica con las emociones).
La energía de la emoción auténtica es una expresión de la energía primordial de nuestro ser, algo esencial y necesario para la totalidad. Si nuestras emociones, como la ira, el miedo o la tristeza, son aparentemente “negativas” puede parecer que sabotean nuestra eficacia o envenenan nuestra mente y nuestro corazón. No es de extrañar, en tales casos, decidir la necesidad de eliminarlas. Pero ésa, no obstante, es una opción poco realista, porque el empeño en “desembarazarse” de las emociones negativas no hace sino enterrarlas más en la sombra ¡agudizando, en tal caso, el problema del que partíamos! Resulta mucho más provechoso transmutar esas emociones en su energía pura y esencial y, a partir de ahí, expresarlas y liberarlas más adecuadamente. Esperamos que el siguiente proceso sencillo de cinco pasos transmita al lector la esencia de la práctica espiritual tradicional que apunta a la transmutación de las emociones negativas:
1 Advierta lo que está sintiendo y el modo en que se muestra, tanto física como energéticamente, en su cuerpo.
2 Relaje la tendencia a juzgar, reprimir o reaccionar, y permita que lo que es, sea, cobrando de ello una clara conciencia.
3 Si su emoción tiene que ver con alguien o con algo, relaje su relación con ese objeto. Luego permita que su energía emocional simplemente sea. Advierta luego cualquier cosa que aparezca en su interior (no tanto como algo que le hacen como cuando, por ejemplo, dice «ella me hace sentir de tal o de cual modo»). Relájese y asuma la responsabilidad total de sus pautas y energías emocionales.
4 Sienta la energía de su emoción y la situación o relación en la que aflore. Luego respire y permita que esa energía fluya. Advierta el modo en que, en lugar de moverse de formas destructiva,