La práctica integral de vida. Ken Wilber
estadios integrales, la PIV encarna, emerge y atrae al individuo hacia esos mismos estadios. Dicho en otras palabras, al ser una práctica procedente de los estadios de segundo grado, la Práctica Integral de Vida atrae, en consecuencia, a la conciencia hacia los niveles de segundo grado. En este sentido, ejercita tanto la “altitud” (es decir, el desarrollo vertical de la conciencia) como la “amplitud” (es decir, el desarrollo concreto de una amplia diversidad de capacidades horizontales). De todo ello trata precisamente La práctica integral de vida que presentamos en las siguientes páginas. Dicho en otras palabras, la PIV aspira a promover “un salto trascendental de significado” que llega a influir muy profundamente en todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida.
Por todo ello, reciba de nuevo el lector, nuestra bienvenida al mundo Integral. Una de las ventajas de este libro radica en el equipo de autores que lo han creado. Ellos han experimentado, tanto de forma teórica como práctica, la Práctica Integral de Vida. No es de extrañar, por tanto, que su autoría colectiva integre los ricos sustratos y perspectivas sustentadas por sus autores. Y, aunque yo no haya escrito ninguno de los capítulos que componen este libro, he participado en su elaboración y revisión final, y he examinado también la integración de las distintas perspectivas y experiencias de sus autores, que trascienden con mucho las diferencias tipológicas y generacionales que les separan. A esa integración, que refleja una de sus principales fortalezas, se refiere fundamentalmente La práctica integral de vida, un libro escrito en un estilo accesible y transparente que facilita la comprensión de temas bastante complejos. Estoy muy satisfecho del resultado y más todavía de haber tenido la oportunidad de prologarlo.
La práctica integral de vida es, como su nombre indica, el aspecto práctico de la teoría integral que, tanto en su forma original como en sus diversas versiones críticas, ha provocado un impacto muy profundo sobre varios millones de personas de todo el mundo. Me parece perfecto que el lector no quiera limitarse a la teoría integral y esté dispuesto a emprender una práctica realmente integral. (La teoría integral es, en sí misma, una praxis mental que combina prácticas procedentes de todas las grandes dimensiones o, dicho en otras palabras, un mapa compuesto por las principales metodologías del mundo.) Y, si tomamos el mapa compuesto y lo convertimos en una práctica compuesta, el resultado es La práctica integral de vida, una práctica que, en consecuencia, está arraigada en lo mejor de la teoría integral. Es por ello por lo que se trata de una práctica del despertar auténticamente revolucionaria y vanguardista.
Gracias por haber elegido este libro y por estar dispuesto a emprender su propio “salto trascendental de significado”. ¡Cuando quiera podemos empezar!
KEN WILBER
Denver (Colorado), invierno de 2008
Agradecimientos
El libro que está a punto de leer ha tardado varios miles de años en poder escribirse. Por ello estamos profundamente agradecidos a los visionarios pioneros del pasado que, en aras del despertar, no dudaron en renunciar a todo, esforzándose en ver más lejos, sentir más profundamente, amar más plenamente y vivir más conscientemente. Este extraordinario linaje —del que forman parte nuestros hermanos, hermanas, maestros y héroes espirituales, tanto del pasado como del presente— comenzó en el mismo “jardín del Edén” y, desde ahí, fue asentado el terreno que ha acabado permitiendo la elaboración del libro que el lector sostiene ahora entre sus manos.
Estamos especialmente agradecidos a los valientes fundadores del movimiento del potencial humano que, emprendiendo su andadura en los años sesenta, no han dejado, desde entonces, de caminar. Esos notables practicantes experimentaron con nuevas técnicas, métodos y síntesis de transformación documentando, a lo largo del camino, tanto sus ventajas como sus inconvenientes. Especialísima mención merecen, en este sentido, los esfuerzos realizados por Michael Murphy y George Leonard, que no tardaron en responder a la llamada de Ken Wilber en su búsqueda de un enfoque más equilibrado e integral a la práctica que esbozaron en su revolucionario The Life We Are Given.
También queremos dar las gracias al equipo de brillantes colegas que nos ayudaron a elaborar muchas de las ideas y prácticas esbozadas en las siguientes páginas. Entre ellos destacamos a Jeff Salzman, Huy Lam, Diane Hamilton, Bert Parlee, Willow Pearson, Rollie Stanich, Cindy Lou Golin, Sofia Diaz, Brett Thomas, Rob McNamara y Shawn Phillips. Todos esos extraordinarios individuos han dirigido numerosos seminarios, talleres y grupos de práctica, llegando a influir en la vida de miles de personas que, gracias a sus preguntas, su feedback y su sincera puesta en práctica, han contribuido muy positivamente al desarrollo de la PIV. También queremos reconocer públicamente nuestro especial agradecimiento a Genpo Roshi, que compartió con nosotros su proceso Gran Mente, que ha permitido a muchos de los participantes en sus seminarios acabar vislumbrando su “rostro original”. (En realidad, el proceso Gran Mente debería haber sido incluido en este libro, pero lo cierto es que, para llegar realmente a experimentarlo, se requiere todo un libro, un DVD o, mejor todavía, un taller vital. Es por esto por lo que invitamos a los lectores interesados en el proceso Gran Mente a echar un vistazo a BigMind.org.)
Otros, como Nomali Perera, Clint Fuhs, Nicole Fegley y Kelly Bearer, hicieron valiosas contribuciones, como también Frank Marrero, Ted Phelps y Marc Gafni (gracias a cuyo trabajo, junto al de Jonathan Gustin y Bill Plotkin, hemos llegado a articular nuestro concepto de “ Yo Único”). También estamos muy agradecidos a los editores y diseñadores gráficos que han puesto su talento al servicio de este proyecto. Queremos destacar, entre editores y personas que han leído el manuscrito, a Liz Shaw, Kendra Crossen Burroughs, Annie McQuade, Deborah Boyar, Jordan Luftig y Nick Hedlund. También estamos muy agradecidos a Joel Morrison, Kayla Morelli y Paul Salamone, creadores de muchos de los elegantes gráficos que salpican el libro, y a Jonathan Green, Sara Bercholz y todo el equipo de Shambhala que tantas pruebas de profesionalidad nos han dado a lo largo de todo el proceso.
Nuestros maestros personales —entre los que cabe destacar a S.N. Goenka, Richard Weaver, Adi Da Samraj, el rabino Steven David Kane, Baba Muktananda, John Haught, Chögyam Trungpa Rinpoche, Byron Katie, Gangaji, Doc Childre, el rabino Shaya Isenberg, el profesor M.C. Dillon, Michael Scheisser, Adyashanti, Candice O’Denver, Genpo Roshi, Susanne Cook-Greuter— y muchos otros cuya enumeración resultaría engorrosa, nos inspiraron y despertaron a las comprensiones esbozadas en las páginas que siguen. También estamos muy agradecidos a los amigos, colegas y maestros del Integral Spiritual Center, entre los que queremos destacar al padre Thomas Keating, el hermano David Steindl-Rast, el rabino Zalman Schacter-Shalomi, Roger Walsh, Saniel Bonder, Patrick Sweeney, Sally Kempton y David Deida por sus inspiradoras aclaraciones. También damos las gracias a Andrew Cohen por el claro apoyo que nos ha prestado en foros tan interesantes como el de su revista What Is Enlightenment?
Pero nuestro agradecimiento más profundo es el que sentimos hacia nuestras queridas parejas, familiares y amigos, que han compartido a diario con nosotros el suplicio creativo que ha supuesto la confección de este libro y sin cuyo amoroso apoyo y compañía hubiera resultado bastante menos agradable y satisfactorio… ¡amén de manifiestamente imposible!
El libro tampoco hubiera podido ver la luz sin la monumental contribución de Ken Wilber. En tanto que meta-autor —no sólo de este libro, sino de la misma Práctica Integral de Vida— él ha sido literalmente el creador del campo en el que han podido florecer todas estas visiones. En sus libros y diálogos ha ido esbozando, con claridad, compasión, erudición y, lo que es más importante, sentido del humor, el espacio integral del mundo. Es por ello por lo que queremos agradecerle ahora el apoyo que, con brillantez, elocuencia y generosidad, nos ha brindado, desde el mismo comienzo, como coautor, colega, amigo, mentor y maestro.
Y no quisiéramos concluir esta sección sin darle las gracias a usted, querido lector, que ha abierto este libro motivado por la misma chispa evolutiva que impulsó a los pioneros que le precedieron en la vanguardia de la conciencia. La práctica sólo se encarna en el uso sincero de lo que aquí proponemos. Consideramos un privilegio sagrado compartir con usted esta encarnación de la visión integral.
TERRY PATTEN, ADAM LEONARD Y MARCO MORELLI
Verano