La práctica integral de vida. Ken Wilber
este sentido, el marco de referencia OCON tiene en cuenta las perspectivas que han aportado, a nuestra comprensión del mundo y del yo, grandes pensadores, maestros e investigadores.
Pero la cosa no acaba ahí, porque OCON también es un marco de referencia intuitivo que describe el territorio de nuestra propia conciencia. Y, para disfrutar de sus beneficios, no es necesario estar titulado ni contar con un equipamiento de última tecnología. Lo único que necesitamos, para ello, es la predisposición a aportar un nuevo tipo de conciencia a nuestra experiencia, lo que se asemeja a aprender un nuevo idioma. Quizás, al comienzo, nos sintamos un tanto torpes memorizando nuevos términos y farfullando un nuevo lenguaje pero, con el paso del tiempo, acabaremos descubriendo que, cuanto más apliquemos la nueva gramática a las situaciones de la vida real, más fácil nos resulta, aunque instintivamente sigamos pensando en nuestro idioma vernáculo y nos veamos obligados a traducirlo, recordarlo y emplearlo.
Pero, cuanto más ejercitamos ese nuevo idioma, más sencillo nos resulta pensar en él hasta que, un buen día, nos despertamos recordando que esa noche, mientras soñábamos, estábamos hablando en él. Y ello no significa, en modo alguno, que hayamos olvidado nuestro viejo idioma, sino sencillamente que nos hemos vuelto bilingües. Y, cuanto más nos expresamos en este nuevo idioma, más impregna nuestro ser, hasta que acaba convirtiéndose en parte de nosotros. Al cabo de un tiempo, las palabras fluyen sin esfuerzo de nuestros labios y somos capaces de comunicarnos, de un modo completamente nuevo, con diferentes tipos de personas. Entonces es cuando nuestro mundo se expande y advertimos horizontes que hasta entonces se nos antojaban inalcanzables.
La Práctica Integral de Vida “funciona con OCON”
Siendo OCON un intento de cartografiar el Kosmos, la PIV compromete casi todas las dimensiones de nuestra vida. Embarcarse en una Práctica Integral de Vida supone asumir más perspectivas y hacerlo de un modo más libre y flexible, ejercitando todas las dimensiones de nuestro ser. Y ésta no es una cuestión estrictamente mental, sino una modalidad de inteligencia sentida y vivida, una especie de inteligencia encarnada. La Práctica Integral de Vida es OCON aplicado a la vida, una forma de evolución consciente que moviliza todas las dimensiones de nuestro ser.
Son varias las cuestiones clave que debemos formularnos al emprender una Práctica Integral de Vida:
¿Cuáles son las prácticas más básicas y eficaces de las antiguas tradiciones?
¿Cuáles son las comprensiones prácticas que nos han proporcionado los nuevos descubrimientos?
¿Cómo podemos cobrar conciencia de las pautas que conectan las diferentes intuiciones y metodologías?
¿Cómo podemos emplear ese conocimiento para alentar nuestro desarrollo y nuestro despertar?
No somos los primeros interesados en extraer la sabiduría espiritual de las tradiciones religiosas ni en aspirar a una síntesis entre Oriente y Occidente. OCON parece proporcionarnos poderosas claves ocultas para cualquier abordaje práctico realmente universal capaz de respetar y alentar las saludables diferencias existentes entre los diferentes enfoques.
Pero los principios básicos, por más importante que pueda parecer, no son complejos ni difíciles de aprender. La Práctica Integral de Vida está diseñada por y para personas que viven en una época tan acelerada como la primera década del siglo XXI. Como no tenemos tiempo que perder, le aseguramos que las prácticas incluidas se han revelado muy útiles. La PIV es perfectamente compatible con el estilo de vida característico de nuestro tiempo. Y, aunque siempre podamos tomar algún que otro atajo, también sirve para quienes quieran profundizar rápidamente en la práctica.
¿Cómo funciona la PIV? En primer lugar, se trata de un enfoque modular a la práctica. Un módulo PIV es una categoría de práctica que se relaciona con una parte concreta de nuestro ser, como el cuerpo, la mente, el Espíritu o la sombra. De este modo, el establecimiento de los módulos que debamos practicar nos proporciona una visión global que simultáneamente pone de relieve las áreas que estamos ejercitando y aquéllas otras que, por el contrario, estemos soslayando.
Uno de los beneficios del enfoque modular es que basta con unos cuantos módulos para poner en marcha todas las dimensiones fundamentales de nuestra vida sin dejar por ello de decidir el modo exacto de hacerlo. En este sentido, la PIV no determina las prácticas concretas que debemos ejercitar… y, cuando hablamos de “prácticas”, estamos refiriéndonos concretamente a actividades realizadas de manera consciente y regular como el yoga, el levantamiento de pesas, el registro escrito de un diario, las actividades de voluntariado y servicio, etcétera, etcétera, etcétera. La PIV sólo subraya la existencia de unas cuantas dimensiones troncales —es decir, módulos básicos— y otras accesorias que, sin dejar de ser importantes, son meramente optativas y nos ayudan a establecer el modo exacto de ejercitarlas. De este modo, resulta sencillo seleccionar las prácticas que más nos interesen, sin perder el contacto con todas ellas.
En segundo lugar, la PIV es escalable, lo que significa que podemos simplificarla y acortarla para adaptarla al tiempo de que dispongamos. ¿Estamos demasiado ocupados para practicar? Podemos llevar a cabo una forma básica de Práctica Integral de Vida que no nos exija más de diez minutos al día. De este modo nadie, por más ocupado que esté, podría justificarse diciendo que carece de tiempo para emprender una Práctica Integral de Vida.
¿Está usted interesado en la transformación rápida y profunda? También puede utilizar los principios de la PIV para comprometerse, con la misma intensidad con la que lo haría un monje o un atleta olímpico, con los niveles más profundos de la práctica. La práctica puede requerir incluso varias horas al día, obligarnos a asistir a retiros o comprometerse con una comunidad entregada a la práctica.
¿Es su abanico de intereses prácticos muy amplio o muy concreto? En este sentido, la PIV es adaptable y, en consecuencia, moviliza nuestros intereses, nuestras pasiones y nuestras necesidades. Lejos de imponernos una estructura rígida, nos abre a un espacio en el que podemos desarrollar creativamente las múltiples dimensiones de nuestro ser.
Nuestras sugerencias prácticas concretas, como las Prácticas estrella, son condensadas y destiladas —lo que quiere decir que, descartando lo accesorio, conservan lo esencial— y, en consecuencia, optimizan nuestros esfuerzos. Así es como nos aseguramos de no estar perdiendo el tiempo.
La PIV, por último, es integral, que es precisamente lo que queremos decir cuando afirmamos que está “potenciada por OCON”, el mapa más global de la conciencia del que actualmente disponemos, lo que nos permite esbozar una forma de práctica que se halla a la vanguardia del siglo XXI. La estructura OCON de la Práctica Integral de Vida no sólo deja el suficiente espacio para el desarrollo superior y la autorrealización, sino también y muy especialmente para el despertar, es decir, para el reconocimiento de la Talidad o Esidad omnipresente de éste, de éste y también de este momento.
La Práctica Integral de Vida es…
Lo último en entrenamiento alterno y, en consecuencia, nos permite trabajar sinérgicamente con el cuerpo, la mente y el Espíritu en los ámbitos del yo, de la cultura y de la naturaleza
Modular, lo que significa que podemos combinar la práctica de áreas o “módulos” concretos
Escalable, es decir, adaptable al tiempo (poco o mucho) de que dispongamos, llegando incluso a los Módulos de un minuto
Adaptable