Candidiasis, tu amiga del alma. Cala H. Cervera
Tampoco cuando un nutriente sale en exceso en un análisis significa que realmente esté en exceso, puede ser que ese nivel elevado sea, sencillamente, el correcto. También podría significar, y esto no se contempla nunca, que ese exceso sea porque el nutriente no puede ser absorbido adecuadamente a las células.
Sin embargo, cuando los niveles son bajos, entonces sí es significativo y mucho. Si los valores permitidos por la medicina, que de por sí suelen ser bajos, salen deficientes, ¡entonces es que la deficiencia es severa!.
Los síntomas de la candidiasis son muy amplios y pueden aparecer en muchas otras enfermedades o desequilibrios. Por eso, es importante tener en cuenta no sólo los síntomas sino el historial completo de la persona.
Cuando enfermas no suele ser por una única razón, aunque esta sí pueda ser el detonante. A veces, a raíz de un antibiótico o de una operación o de un virus puedes poner un antes y un después, con fecha incluida, en tu salud. Sin embargo, la realidad es que ese factor clave detonante es sólo la última causa, no el origen.
Piensa que tu cuerpo está programado para estar sano. Bastantes factores distintos tienen que darse, con el suficiente tiempo, para que enfermes. Cuando el desequilibrio finalmente se manifiesta es que tu cuerpo lleva tiempo desajustándose. Esto es como la sed, cuando la sientes es que el organismo ya lleva rato deshidratándose.
Por este motivo procura no agarrarte a una razón única, ni tengas la necesidad de saber exactamente lo que pasó, cómo y cuándo, porque nunca lo sabrás con certeza. Tu candidiasis es la acumulación de «desintonizaciones» físicas, emocionales y mentales contigo mismo/a a lo largo del tiempo.
Aquí te presento algunas o todas las posibles causas que han podido contribuir al desarrollo de tu candidiasis:
Dieta rica en carbohidratos refinados y azúcares
En otras palabras, pan, pasta, pizzas, arroz, postres, galletas, azúcar y otros edulcorantes, exceso de fruta, bollería, pastelería, chuches, refrescos, etc.
Cuando hablo de pan me refiero también al llamado integral que se puede encontrar en panaderías comunes y que no es más que harina blanca de trigo mezclado con salvado de trigo, que puede causar irritación intestinal.
A las cándidas, y en general también a las bacterias y parásitos, les encanta la glucosa. De esta forma, cuando comemos ya sea un bocadillo de crema de chocolate, un plato de arroz blanco o pasta, o una pasta dulce, en su digestión se liberan grandes cantidades de glucosa que al pulular por nuestra sangre alimentará a cualquiera de estos microorganismos mencionados, esté donde esté en nuestro cuerpo. El efecto puede ser casi inmediato.
Consumo de agua del grifo
Hay muchas personas a las que les fastidia mucho tener que gastar dinero en agua. Les parece mal que algo que nos da la naturaleza tenga que ser monopolizado y costarnos dinero. A otras personas les fastidia tener que cargar botellas y garrafas y subir pisos sin ascensor. Estoy de acuerdo con todos ellos, sin embargo, el agua del grifo no debería beberse. Contiene residuos de fertilizantes, herbicidas, pesticidas, hormonas, metales pesados, nitratos, cobre o plomo (dependiendo de qué material están hechas las tuberías), cloro y flúor.
El cloro lo mata todo, lo malo y lo bueno, incluida nuestra flora intestinal. El flúor se relaciona con el debilitamiento del sistema inmunitario. Lo mires por donde lo mires, el agua del grifo es mala noticia para la salud.
Exceso de uso de antibióticos, corticoides y hormonas sexuales sintéticas como la píldora anticonceptiva y la terapia hormonal sustitutiva
Los antibióticos y los corticoides indiscutiblemente han salvado muchas vidas, pero hoy en día se abusa de ellos.
Los antibióticos se prescriben para tratar gripes, cuando se sabe que este tipo de fármaco no actúa sobre los virus. La razón detrás de esto es evitar las infecciones bacterianas que pueden aparecer durante un proceso gripal. Sin embargo, nunca se aconseja al paciente eliminar el azúcar o un exceso de alimentos dulces, los cuales alimentan a las bacterias responsables de dichas infecciones. Los dentistas llevan años explicándonos que el azúcar genera que las bacterias de nuestra boca produzcan ácido, y este ácido es el que causa las caries. Por el contrario, esta relación azúcar/bacteria/acidez no se aplica para el resto de bacterias oportunistas en el organismo. Por supuesto, no es tan rentable para la industria farmacéutica que tratemos, evitemos o aliviemos ciertas enfermedades con la alimentación, que vendiendo medicamentos. Las compañías farmacéuticas son la principal fuente de información de los médicos y, a su vez, estas dependen de ellos para hacer crecer su negocio. No es de extrañar que esta información tan sencilla y básica apenas se recomiende en las consultas médicas.
Hace años, cuando regresé a vivir a España, una publicista me ofreció ser la imagen de un edulcorante que querían introducir en España. Sin dudarlo le dije que no, no quería hacer publicidad de nada y menos de un edulcorante. Ella intentó explicarme las bondades de este nuevo producto y me dio a leer un informe comparativo entre dicho edulcorante y el azúcar. Realmente la cantidad de hojas donde se hablaba del daño que causaba el azúcar (diabetes, caries, cáncer, etc) era abrumadora, pero lo que me dejó perpleja fue saber que ¡detrás del nuevo edulcorante estaba la misma empresa que también fabricaba el azúcar! O sea, la industria de la alimentación sabe perfectamente los efectos desastrosos del azúcar y aún así nos bombardea con alimentos que la contienen. Lo mismo pasa con la industria farmacéutica. No interesa que con un cambio de alimentación se solucione el colesterol o una diabetes II o la hipertensión. Es mucho más rentable tener clientes dependiendo de una medicación de por vida. Por eso, precisamente por eso, la información no llega a los médicos ni a los consumidores.
Otro fármaco, en mi opinión, nefasto para la mujer, es la píldora anticonceptiva combinada. Esta pastilla nos liberó sexualmente a las mujeres en los años sesenta pero nos hizo un flaco favor para la salud. La píldora paraliza los ovarios y actualmente es el método más recomendado por ginecólogos para tratar los ovarios poliquísticos. Es como tener dolor de dedo y que te lo corten para que no sientas el dolor. Más que paralizar el ovario y su producción hormonal, sería más respetuoso para el cuerpo averiguar por qué una mujer enquista sus óvulos y ayudarla a sanar sus ovarios, no a reprimirlos.
El estrés continuo
Este aspecto es muy importante para la salud general. El estrés pone en marcha el sistema nervioso autónomo y las glándulas suprarrenales (situadas sobre los riñones). Estas pequeñas glándulas producen diversas hormonas que, entre otras funciones, nos ayudan a enfrentarnos a las situaciones de adaptación que la vida exige.
El estrés es normal en nuestra vida y ha existido desde la historia del Ser Humano. Antiguamente, el cazar para comer o el peligro de ser atacado por un animal, el clima y sus inclemencias, la dureza de la vida en general, generaba estrés. Este, sin duda, ha sido un factor muy importante para nuestra evolución porque las dificultades en el vivir nos han hecho buscar mejores condiciones de vida.
Actualmente, en nuestra sociedad, hemos conseguido todo tipo de comodidades, bienestar y confort y, sin embargo, seguimos sintiendo estrés. Parece, entonces, algo necesario en nuestra vida. Sin embargo, habría que distinguir entre un estrés intrínseco del Ser Humano, ese estrés sano, motivador, motor de nuestra evolución y otro tipo de estrés devastador, en el que vivimos inmersos hoy en día y nos lleva a la enfermedad.
Si nuestro organismo sufre de estrés prolongado, las glándulas suprarrenales serán continuamente estimuladas para producir, principalmente, la hormona cortisol. Esta hormona, aunque necesaria en ciertas dosis, en exceso puede producir un sinfín de desequilibrios en el organismo. Entre ellos, disminuye la capacidad inmunitaria del organismo, dando lugar a alergias e infecciones (como la candidiasis); destruye la flora intestinal, favoreciendo el crecimiento de bacterias y levaduras