Creatividad para comenzar a escribir. Dulce Bermúdez

Creatividad para comenzar a escribir - Dulce Bermúdez


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otra cosa. De hecho, cuando guardo un escrito me aseguro de tener otro a medias, de forma que desvío la atención del primero al segundo y, así, no siento el ansia de seguir retocándolo durante un tiempo.

      Cuando compruebes el efecto del reposo y más adelante vuelvas a retomar tu escrito, notarás una sensación agradable y extraña a la vez. Es como si lo que lees no lo hubieras escrito tú: Te resultará familiar, aunque no del todo como algo propio. Y esto es genial. Te permitirá verlo casi como si lo observaras entre bastidores. Te volverás crítico de tu propio relato.

      En cuanto a la determinación, la sugerencia generalizada por los grandes autores y textos sobre cómo aprender a escribir, es el consejo de la constancia: tomar la decisión de empezar a escribir y perseguirla con confianza. Hay una parte de ellos que comentan la costumbre de buscar un tiempo fijo en el día para sentarse y escribir; otros, sencillamente, te aconsejan que escribas cualquier cosa, aunque no tengas un argumento definido; muchos sugieren que comiences aunque sea redactando un diario.

      Julia Cameron, escritora de novelas, relatos, poesías y guiones, propone escribir tres páginas a primera hora de la mañana como ejercicio diario para «conectarnos» con nuestro subconsciente y, de esa forma, no perder la soltura y la fluidez. Según Cameron, es así como se mantienen abiertos, en forma y alerta, los canales de nuestro subconsciente creativo.

      Esto es una forma de escritura automática cuya finalidad es la de expresar todo aquello que sale de nuestro subconsciente, sin críticas, sin freno o censura. Básicamente trata de dejar fluir ideas aunque parezca que no sean lógicas o reales. No olvidemos que nuestros mejores recursos hábiles están en nuestro subconsciente: la fluidez, la soltura, la frescura, las ganas de innovar, las fortalezas, incluso nuestras mayores locuras, suelen estar inmerso en él. También la ligereza de pensamientos, la creatividad y la imaginación se nutren y desarrollan con más facilidad en este plano. Por ello, para Julia Cámeron es importante mantener abierto este canal.

      El mínimo común múltiplo de todos estos ejemplos, es la determinación por continuar… siempre.

       Por último, tal vez la más importante: jugar y divertirte.

      No hay mejor motivación para cualquier cosa que nos propongamos realizar, sea lo que sea, que tomarlo como un juego o, en su variante, como un reto. Aquí nos vendría bien valernos de otra pregunta para incentivar nuestra imaginación e ir a por todas:

      ¿Y por qué no…?

      Preguntarnos esto cuando nos enfrentamos a la decisión de realizar algo importante —comenzar a trabajar sobre un proyecto, hacer algo nuevo, enfrentarte a un reto o buscar en serio un camino hacia nuestro ideal— te fija una idea que te permite arriesgarte a intentarlo sin ponerte trabas. Ayuda a disolver nuestras dudas, a la vez que te mantiene activo y concentrado en el objetivo a alcanzar.

      En este libro nos referimos a iniciarte en la escritura como hobby, como una meta o como un sueño deseado. Sin embargo, ten presente —fundamental en todo lo que te propongas realizar y conseguir— el sentirte motivado a ello. Ten presente que el hecho de tener que «buscar» esa motivación no es señal de no poseerla. En la mayoría de los casos la causa suele ser que permanece aletargada en nosotros a la espera de ser activada.

      Uno de los capítulos del libro Coaching de PNL, Zen de PNL de Miguel Ángel León es titulado por el autor como «El corazón del asunto». En el primer párrafo de este capítulo escribe:

      «La vida es movimiento y lo que nos mueve es aquello que es importante para nosotros. Lo que creemos que vale la pena y nos motiva actúa como una bomba que activa el flujo de energía que nos lleva a realizar eso que valoramos. Se convierte en el corazón del asunto».

      Es así en todo. Aquello que nos gusta, que nos apasiona, con lo que disfrutamos, se convierte automáticamente en nuestra fuerza. La pasión es el punto de palanca más potente para impulsarnos a conseguir nuestros sueños. Cuando esto ocurre, no nos cuesta seguir con empeño hasta conseguir una meta. Sólo necesitamos comenzar.

      Hay dos tipos de motivación:

      – La externa: es aquella que se presenta para resolver dificultades: pagar las facturas, arreglar el coche, entregar un informe, etc.

      – La interna: que resulta ser más personal: es algo que te place realizar, que te apasiona, que te ofrece relajación y plenitud.

      Todos, sin excepción, tenemos alguna pasión. Todos poseemos algo que nos agrada y nos hace perder la noción del tiempo. Sin embargo, el «corazón del asunto» puede estar enmarañado dentro de múltiples tareas y responsabilidades, sazonados con las ordenes mentales de «tengo que…» o «debo de…».

      En la búsqueda de lo esencial podemos encontrar una serie de preguntas directas, poderosas e intuitivas, que conviene plantearnos para clarificar nuestros verdaderos deseos. Así que, si realmente quieres conocer cuáles son tus motivos, tus verdaderos deseos para ponerte en acción hacia tu objetivo deseado, por favor, sé muy sincero al responder a estas preguntas.

      Supongo que recordarás un anunció que se hizo muy popular por su veracidad y su sencillez: «…la prueba del algodón no engaña». ¿La recuerdas? Pues con estas preguntas ocurre algo muy parecido. Cuando las contestas con franqueza y no las analizas, tu mente responde a ellas con sinceridad. Para conseguir este efecto, lo mejor es que leas cada una con atención y atiendas a la primera respuesta que te venga a tu mente, sin enjuiciarla, despreciarla o alterarla: esa respuesta, por muy extraña o estrambótica que te parezca, es la verdadera… la que te guiará hacia tu meta, la que te envía directamente tu subconsciente.

      Prueba y verás. Siéntate cómodamente en un lugar donde no tengas distracciones. Cierra los ojos, relaja brazos y piernas y mece suavemente el cuello para eliminar tensión; respira profundamente un par de veces. Ten a mano un papel y un lápiz.

      ¿Estás preparado?

      Vamos allá.Las preguntas son:

      ¿Qué es lo que quiero conseguir?

      ¿Qué es lo importante para mí en esto?

      ¿Qué me lo impide?

      ¿Qué me retiene?

      ¿Qué necesito para superar estos obstáculos?

      ¿Qué lo hace posible?

      ¿Qué caminos o pasos están a tu alcance ahora?

      ¿Dispones de ayuda para poder hacerlos?

      ¿Necesitas tiempo, opciones, oportunidades?

      Una vez lo consiga, ¿qué obtendré?

      Con ello, ¿qué conseguiré?…

      Según Ken Robinson, en su libro Encuentra tu elemento —por cierto, un libro que te recomiendo encarecidamente leer—, cuando algo nos apasiona, le ponemos atención plena. Esto significa que logramos concentrarnos al máximo, y este es el motivo por lo que perdemos la noción del tiempo cuando nos dedicamos a ello. La atención plena, según él, ofrece muchos y variados beneficios:

       Reduce el estrés, el dolor crónico y fortalece el sistema inmunológico.

       Se gestiona mejor las emociones.

       Mejora nuestra consciencia, la atención y la concentración.

       Se incrementan las habilidades naturales y el ánimo de superación.

       Disminuye el ansia por las adicciones.

       Mejora la productividad y estimula la creatividad.

      Es primordial extraer de nuestras muchas obligaciones y tareas pendientes ese elemento básico y sublime que nos estimule o incite a realizar un sueño, que nos ayude a desarrollar nuestro potencial, nos aporte la magia, la gracia y el poder de la acción a nuestra vida y que nos guíe a desentrañar nuestro auténtico corazón del asunto.

      La


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