Honorables. Rossana Dresdner Cid
tenía razón: había que negociar información con la prensa. Si le pedía a Matías que me contara lo que sabía, quedaría en deuda con él. Pero Catalán también tenía razón en que siempre había cosas que se podían entregar.
–Ok –le dije–. Cuéntame.
Se paró y volvió con otros dos cafés cortados. Yo me di vuelta a mirar hacia el pasillo. No había nadie.
–Cruz no estaba hablando de la auditoría sino de un nuevo estatuto parlamentario que se está trabajando y que contiene un largo listado de limitaciones a los beneficios de los honorables –dijo después de sentarse.
–¿Qué limitaciones?
–Entre otras, eliminar la acumulación de millas aéreas, restringir la compra de pasajes en clase business y reemplazarla por clase económica, prohibir el alargue de los viajes institucionales por motivos personales, eliminar almuerzos y cenas gratis en el Congreso, etc. También planteó la idea de reducir la dieta parlamentaria.
Era un golpe periodístico. Claramente, el presidente estaba decidido a posicionarse con estos temas. ¿Por qué yo no estaba al tanto?
–¿Y eso provocó reacciones, dices?
–Más que reacciones, una verdadera batalla. Varios dijeron que las medidas eran oportunistas, solo para dejar contenta a la galería, pero que no tenían que ver con el buen funcionamiento de la Cámara. Cruz dijo que la situación de descrédito no daba para más y que había que tener una postura como Cámara frente a privilegios, desórdenes e incluso eventuales irregularidades. Que quizás había situaciones anómalas de las que ni siquiera tenían antecedentes. Que la prensa tarde o temprano iba a saber todo y que no podían darse el lujo de aparecer pasivos, dando explicaciones todas las semanas por algo nuevo. Que él no estaba disponible para eso. Y que era mejor reconocer, arrepentirse y cambiar las cosas. Y dijo que la próxima Cuenta Pública era un buen momento para eso.
–¿El Presidente te contó eso?
Matías hizo como que no me había escuchado.
–Sobre todo Dalmazzo y Müller reaccionaron muy fuertemente…
–¿Quién más estaba?
–No tengo todos los nombres, pero estaba la diputada Moreno, que en un momento se puso a discutir con Dalmazzo. Y todo empeoró cuando Cruz propuso transparentar la ejecución de gastos de la Cámara con una auditoría. Dijo que el episodio de las cotizaciones impagas, que se había explicado por un «descalce en los flujos» y donde él tuvo que dar la cara, había evidenciado tal despelote en los manejos de dinero que ameritaba una investigación y mayor fiscalización.
–¿Dijo despelote o mal uso?
–Dijo desorden. Müller contestó que las cuentas estaban muy claras, que desde hace dos años se hacían auditorías internas y que la Comisión Revisora de Cuentas tenía todos los antecedentes. Que no había nada que esconder pero que tampoco había que dar a conocer todo. Y que la opinión pública o los periodistas podían pedir lo que quisieran, pero que ni siquiera la Contraloría tenía derecho a fiscalizar los gastos de la Cámara, y él no iba a dar su apoyo a cambiar eso.
–¿Y?
–Ahí todo terminó, porque Catalán dijo que había que bajar a la sesión de Sala. Así es que acordaron seguir con el tema la próxima semana.
¿Cómo tenía Matías acceso a esa información? ¿A quién le convenía filtrar eso? No al Presidente, porque si sus propuestas salían a la prensa le traería problemas con otros diputados. ¿Catalán? No pareciera. No después de la reunión que tuve con él.
–Interesante –dije–. Habría que ver cuánto de todo eso es verdad. Ya sabemos que a los honorables les gusta adornar las historias para que salgan en la prensa.
Matías dejó su taza en el plato y dijo en voz baja:
–Es que no fue un diputado quien me lo contó.
Miércoles 13 de Mayo de 2015
Tabla sesión de sala
Valparaíso 10:30 a 14:00
1 Proyecto que establece el 6 de abril de cada año como Día Nacional del Deporte para el desarrollo y la paz. Boletín 10550
2 Proyecto que crea el Instituto Nacional de Desarrollo Sustentable de la Pesca Artesanal y de la acuicultura de pequeña escala, INDESPA. Boletín 9689.
3 Proyecto que regula el desarrollo integral y armónico de caletas pesqueras a nivel nacional y fija normas para su declaración y asignación. Boletín 10063.
4 Proyectos refundidos que modifican el Código del Trabajo en relación con la indemnización por años de servicio en caso de muerte del trabajador. Boletines 8130, 10437 y 10458.
5 Proyecto que modifica la ley 18.290 para permitir la creación de escuelas de conductores orientadas exclusivamente a los motociclistas. Boletín 10503.
1. Un espacio seguro de por vida
Javiera Koch
Cinco funcionarios estaban de pie en un hemiciclo vacío y silencioso, en penumbra. Cuando entré, solo reconocí a dos: una abogada que me había ayudado en unos trámites en Recursos Humanos y un señor que trabajaba en la Oficina de Partes. Vestían muy formales y hablaban en voz baja. Yo también vestía formal. O lo había intentado.
Otros tres se movían en la testera principal: revisaban micrófonos, ordenaban papeles y acomodaban un pequeño pódium de madera. Las banderas de Chile y de la Cámara de Diputados colgaban, como siempre, en los costados del muro de cobre verde. Las pantallas electrónicas de votación estaban encendidas y se podían leer los nombres de los 120 honorables. Debajo de ellas, los relojes digitales marcaban las 9.20 horas.
–Qué bonita tu chaqueta –le dije a la abogada a cuyo costado me paré.
–Sí, me la compré ayer –contestó sonriendo.
No supe qué más decir. Ni a ella ni a los otros funcionarios a mi alrededor, que ahora sumaban ocho.
Hace tres días había llegado una carta del Jefe de Personal a mi escritorio: «De mi consideración: de conformidad a lo preceptuado en el artículo 27, párrafo 4º, «Del Nombramiento», del estatuto de Personal de la Cámara de Diputados, vengo en informar a Ud. que deberá prestar juramento ante la Mesa y el señor Secretario General de la Corporación. Para dar cumplimiento a esta significativa y tradicional ceremonia, Ud. deberá presentarse en la Sala de sesiones, el día 4 de Mayo de 2015, a las 9.30 horas, en tenida formal. Es lo que puedo informar a Usted».
La ceremonia de juramento era un acto muy importante para los funcionarios. Significaba principalmente que quedabas incorporado de manera definitiva a la Cámara y que, por ende, tenías tu espacio asegurado allí de por vida. La idea no era especialmente atractiva para mí. Es más, me generaba cierta ansiedad. No me imaginaba de por vida en ningún lugar, menos de trabajo, y menos aún en la Cámara de Diputados. Más que quedarme hasta jubilar, mi idea era asegurarme un piso que me permitiera ordenar mi vida, ahorrar y obtener algo de estabilidad. Y, por supuesto, hacer un aporte a los necesarios cambios en Comunicaciones. Imaginaba que ello me tomaría algunos años, pero no más de siete u ocho. Me inquietaba la posibilidad de acostumbrarme y finalmente terminar siendo parte de la institución, de su ritmo, sus formas, su modo de vida.
La Cámara era un mundo aparte. Tras los muros del enorme edificio de Valparaíso se vivía una cotidianidad propia, ajena a lo que comúnmente se conoce como normal o anormal, correcto o incorrecto, deseable o indeseable, bueno o malo. Una vida articulada al alero de quienes tenían y ejercían poder. Y eran ellos y sus disputas lo que condicionaba la existencia de quienes funcionábamos allí a diario. Funcionarios, trabajadores parlamentarios, asesores y todos quienes laboraban en el Congreso nos veíamos, de una