Las 10 claves del coaching. José Luis Casteleiro

Las 10 claves del coaching - José Luis Casteleiro


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los recursos y limitaciones

      Analizar los recursos y limitaciones ayudará a establecer unos objetivos realistas. Reflexionar sobre ello, planteando preguntas como estas resulta muy útil para conseguirlo: ¿qué necesitas realmente para conseguirlo? ¿Ya lo tienes? ¿Cómo lo vas a conseguir?

      Práctica:

      Convierte a positivo los siguientes objetivos siguiendo el ejemplo:

      1. Objetivo Negativo: “no quiero sufrir estrés en el trabajo”.

      Objetivo Positivo: “quiero conseguir ir relajado al trabajo”.

      2. ON: “No quiero comer comida basura”.

      OP:

      3. ON: “no quiero pelearme más con mi pareja”.

      OP:

      4. ON: “no quiero sufrir ansiedad en el trabajo”.

      OP:

      Más adelante, cuando tratemos las distintas técnicas de coaching31, veremos algunas de ellas relacionadas con la consecución de objetivos; pero antes, a modo de visión general, resulta interesante atender a algunas de las estrategias que resultarán de ayuda al respecto:

      Empezar con un fin en la mente

      Si no se tiene un propósito o un objetivo se acabará vagando y yendo hacia ningún lado. Por ello, antes de iniciar cualquier tarea, es indispensable empezar con un fin en la mente y establecer una metodología con la que poder organizarse para llevarlo a cabo.

      Establecer primero lo primero

      También, es necesario establecer prioridades. Primero, lo urgente y lo importante; después, lo no urgente e importante; le seguirá lo urgente y lo no importante y, finalmente, lo no urgente y lo no importante.

      No tener un plan B

      Si el plan A no funciona no hay que tener un plan B porque cada segundo que se dedica a pensar en el plan B es energía que se le quita al plan A. Por tanto, si la estrategia falla, lo que hay que hacer es buscar otras alternativas o posibilidades, pero no cambiar de plan.

      Pensar ganar/ganar

      Asimismo, en todo cometido o quehacer, la cooperación con otra/s persona/s puede aportar un análisis óptimo de las opciones creativas y los recursos disponibles, en favor de un beneficio mutuo.

      Afilar la sierra

      Tal y como su nombre indica, el hecho de afilar la sierra supone arreglar las herramientas de las que se dispone para seguir avanzando y poder realizar las tareas de la manera más beneficiosa posible.

      Según lo expuesto, conocer bien el objetivo resulta indispensable a la hora de trazar las estrategias que faciliten alcanzarlo. Esto es algo que trataremos en páginas posteriores en profundidad y resulta fundamental a la hora de poner en marcha un plan de acción durante el proceso de coaching. No obstante, además de estas consideraciones, es muy importante saber valorar y disfrutar de los logros y aprender de los fracasos. Es algo que no se debe olvidar y que ha de servir inspiración para animar a continuar con el trabajo realizado, hasta que dé sus frutos.

      Saber comunicar, hacer que el mensaje cale en el otro, manejar los conflictos adecuadamente, trabajar en equipo, etc., son algunas de las habilidades que permiten ser eficaces en las relaciones interpersonales. Los seres humanos somos seres sociales y cuanto más y mejor desarrolladas estén las habilidades sociales, mayor éxito y satisfacción personal y profesional tendremos. En un estudio realizado por The Consortium for Research on Emotional Intelligence in Organitations, se llegó a la conclusión de que el éxito depende un 23% de las capacidades intelectuales y un 77% de las aptitudes emocionales y sociales.

      En este estudio, se distingue entre diferentes tipos de habilidades sociales:

       Básicas

      Por ejemplo, escuchar, mantener una conversación, ser cortés, expresar afecto, pedir ayuda, pedir permiso, dar las gracias…

       Intermedias

      Participar, dar y seguir instrucciones, formular o responder a una queja, ayudar a los demás (solidaridad), compartir, disculparse...

       Avanzadas

      Entre ellas, asertividad, empatía, resiliencia32, negociar, persuadir y evitar ser persuadido, resolver el miedo y la vergüenza, autorrecompensarse…

      En cuanto a la gestión de las relaciones interpersonales, además de la empatía, de entre todas ellas, destacaremos la importancia de la asertividad a la hora de comunicarse. Como se ha visto, la asertividad se refiere a las conductas y pensamientos que permiten defender los derechos de cada uno sin agredir ni ser agredido.

      Cuando una persona no es asertiva, puede dar lugar a dos tipos de comportamientos:

      Personas demasiado pasivas

      Son aquellas que tienen dificultad para expresar sus sentimientos, sus pensamientos y sus opiniones. Son incapaces de decir que “no” y dejan que los demás violen sus derechos.

      Personas demasiado agresivas

      Estas personas violan los derechos de los demás con su conducta claramente inapropiada. Carecen de habilidades sociales y recurren usualmente a la ofensa, el insulto o las amenazas.

      Cuando se trabaja con individuos demasiado pasivos, hay que animarlos a reflexionar y prestar atención a lo que piensan antes de expresarlo; por ejemplo, practicando cómo pedir las cosas —empezando por aquellas más sencillas y luego por las de mayor relevancia—, lo que ayudará a que muestren una menor indecisión. Por su parte, cuando se trata con individuos demasiado agresivos, se debe conseguir que aprendan a escuchar y a respetar las opiniones de los demás, aunque no las compartan.

      Para ello, se puede mejorar su actitud con algunas de estas técnicas asertivas:

       Disco rayado

      Se suele emplear para rechazar una petición poco razonable. Consiste en la repetición continua del punto principal que se quiere expresar.

       Recorte

      Esta técnica es apropiada tanto si la persona está siendo atacada y no está segura de haber cometido un error, como si piensa que está siendo atacada, pero no se expresa claramente. Cuando se recorta, se contesta sí o no esperando que la otra persona aclare el asunto.

       Desarmar la ira

      Consiste en ignorar el contenido y rechazar continuar la conversación mientras la otra persona esté airada.

      Banco de niebla

      Esta técnica se basa en dar la razón a la persona en lo que se considere que puede haber de cierto en sus afirmaciones; pero negándose, a la vez, a entrar en mayores discusiones.

      En definitiva, desarrollar y potenciar las habilidades sociales es uno de los cometidos principales del coaching —tanto en el coach como en el coachee— y resulta fundamental a la hora de manejar cualquier situación o afrontar cualquier tipo de reto que se presente. Muchos de los problemas que presenta el coachee, vienen derivados de alguna carencia en sus habilidades sociales, por lo que resulta necesario detectar aquellas que en las debe mejorar, para garantizar mayores probabilidades de éxito en la resolución de su problema. Por su parte, en cuanto al coach, según se ha visto anteriormente, contar con unas habilidades sociales bien trabajadas resultará fundamental


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