El misterio del tatuaje flotante. MJ Villamancebo
ya que podrían morir en el momento, sin aviso previo.
Hubo intercambio de miradas, mientras Zoe continuaba leyendo.
Los tatuajes son la clave, para controlar el artefacto que hay dentro de la caja.
Firmado
Felipe VI de España
-Necesito una silla- dijo Abigail, rompiendo el silencio.
-Muy graciosa- Dijo Irma- ¿Y qué hacemos con la de ruedas?-
-Me la quedo yo -Respondió Roque- Creo que me voy a desmayar.-
-Yo tengo ganas de vomitar- Dijo Katia- No entiendo nada.-
-Chicos, chicas...-dijo Zoe completamente restablecida y sorprendentemente relajada.- Esto es lo que hemos estado esperando toda nuestra vida. Por eso nos hicimos arqueólogos...-
-Yo no, yo soy informática- Reclamo Irma.
-Venga equipo, ...es lo que habíamos soñado.
Ademas, ya no hay marcha atrás. El tiempo de renuncia ya paso, cuando abrimos el segundo sobre.
Vamos..., es lo que siempre hemos deseado,... un puzzle que poder re-colocar..., Indiana Jones...-
-Si, a eso si me apunto- Dijo Irma
-Y yo- Dijo Abigail.
-Y yo- Dijo Roque.
-¿Katia?- Pregunto Zoe.
-Pues claro, ¿qué vais a hacer sin mí?- respondió Katia
-Entonces ya estamos todos, ¿no?- dijo Zoe, emocionada.- e hizo recuento.
-Zoe, si, Katia, si, Abigail, si, Roque, si, Raúl... tendré que informarlo después e Irma, sí.
-Of course- dijo Irma, mientras les quitaba a todos las fotos de las manos.
-Dadme las fotos, que voy a escanearlas- Y se fue, a un rincón donde había un ordenador y una impresora con escáner. Y mientras los demás la miraban atónitos, ella se puso a trabajar.
En ese instante, entro Raúl por la puerta, y le dio un papel a Zoe, y ella lo leyó, y dijo:
-Bueno..., por fin vas a trabajar en lo que estudiaste, Dr. Raúl Padilla, Ingeniero Informático.-
-No me tengo que preocupar por los gastos, y eso es tranquilizador. Ser secretario de todos..., va a ser una locura- dijo este cabizbajo.
Zoe apoyo una mano en su hombro, le sonrió y le dijo- Lo siento, eres el hermano pequeño de nuestra extravagante familia.-
Raúl la miro y le devolvió la sonrisa.
-LAS FOTOS ESTÁN NUMERADAS- Grito Irma, rompiendo el momento familiar, desde el escáner.
-Dame las que ya tienes escaneadas- Dijo Zoe acercándose a ella.
En la esquina derecha de cada foto había un número, siendo la mano derecha la primera, por delante y por detrás.
-Hay dos 1- dijo Irma- Por lo que he visto, creo que es el cuerpo de un hombre tatuado por delante y por detrás.
-Necesito una pared grande- Dijo Zoe.
-¿Qué pasa?- Pregunto Raúl
-Ven, yo te lo explico- Le dijo Abigail.
Zoe comenzó a buscar entre las cajas que había allí, y encontró lo que buscaba, cinta de doble cara.
Comenzó a pegar las fotos en la pared que quedaba a la izquierda de la puerta, quedando la mano derecha en el centro de aquel extraño mosaico.
El resto del equipo, comenzó a ayudarla, mientras Irma terminaba de escanearlas, y Abigail ponía al día a Raúl.
Mientras el trabajo comenzaba en el laboratorio, el Comandante intentaba ordenar sus ideas, cosa que no era fácil, después de todo lo ocurrido.
-Comandante, -le llamo alguien a sus espaldas.- ¿Te encuentras bien?- dijo el Teniente Ansuez.
-Sí, no te preocupes.- Le contesto Amat.
Capítulo III
Confesión de secretos
-Sr., ya tiene el despacho más cercano al laboratorio listo.- Dijo un soldado.-Se lo habían asignado a la Dra. Alcalá.-
-Vale,... ¿dónde están las cosas de ella?- Pregunto el Comandante
-En otro despacho, en el despacho asignado a la Dra. Alcalá de la Alameda, al final del pasillo.-Contesto el soldado.
-Bien, ¿Se lo han comunicado ya? -Pregunto el Comandante.
-No, Sr. ¿Lo hacemos? -Pregunto el soldado.
-No, no. Dígale que quiero hablar con ella en su despacho. A solas. -Ordeno el Comandante.
-Sí Señor- Dijo el soldado y se fue.
-Deberías contarle toda la verdad, por lo menos a ella. Su equipo confía en ella, y tú deberías hacerlo también, para tener toda la información- Dijo el Teniente Ansuez, que caminaba al lado de su amigo Amat, en dirección al despacho.
-Teodoro, ella..., la Dra. Alcalá..., ella está relacionada con la caja, como yo.- Dijo el Comandante Amat.
-¿Qué dices?- Pregunto alarmado el Teniente Ansuez.
-Cuando la he mirado a los ojos..., esos ojos..., había algo en ellos. Es extraño, lo se ... pero que hay normal en mi vida desde..., desde aquello... -Dijo el Comandante sintiendo un gran peso sobre él. Respiro hondo y continuo diciendo -Este es mi nuevo despacho, ¿Dónde está tu despacho?-
-Esta al lado de este- Respondió Ansuez, y en el tono de voz, se le notaba la gran preocupación que sentía por su amigo, un amigo que era casi como un hijo para él. -Tú no puedes separarte más de 200 metros de esa cosa, y yo no me separare de ti más de 10. -Continuo Ansuez.
-¿Cómo?- Pregunto Zoe, que había escuchado estas últimas palabras. Y continúo hablando. -Le exijo que me cuente que pasa aquí, que es esa caja, quien es ese hombre de las fotos , y que...-
-Por favor, tranquilícese- dijo Ansuez.
-Pase, por favor..., y le contaré todo lo que necesite saber- Dijo Amat, abriendo totalmente la puerta del despacho.
Zoe entro, y ni se dio cuenta que habían sacado sus cosas, bueno, apenas llevaba unas horas en ese despacho. Solo tenía unas cajas llenas de libros y un portátil.
-Por favor, siéntese- dijo amablemente el Comandante Amat a la Dra. Zoe Alcalá, señalando un sofá que había al lado de la puerta.
-Yo me voy- Dijo el Teniente Ansuez, mientras salía de la habitación.
Cuando Zoe tomo asiento, el Comandante se dirigió hacia la ventana, y mirando hacia afuera comenzó a relatar "su historia". -Dra. Alcalá, lo que le voy a contar, es alto secreto, además de personal, y me gustaría que no lo comentará con el resto del equipo.- Se giró y se sentó al otro lado del sofá, y continuó -Considero, como Dr. en Arqueología que soy también, como usted, cuanto más datos tenga, más fiable será el resultado.-
-No se preocupe- dijo Zoe- Les daré