Autonomías populares y vinculación universitaria. Enrique Gutiérrez Martín del Campo

Autonomías populares y vinculación universitaria - Enrique Gutiérrez Martín del Campo


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se trata de un método fundamentalmente dinámico, práxico, que retoma la práctica y la transforma de raíz.

      Obviamente —como diría entre irónico y sarcástico el Pajarito— este manual tiene sus dificultades y complicaciones. No es dirigible para quien no está acostumbrado a este tipo de reflexiones y de pensamientos más de corte dialéctico–histórico.

      El manual está implicando una serie de “rupturas epistemológicas”. Es decir, un quiebre de nuestra ordinaria manera de pensar, más de tipo funcionalista e idealista. Desde el mismo Taller de Utopía Operativa, hasta el Taller de Aporte Operativo, la insistencia constante está en tomar radicalmente la práctica, la experiencia, la acción, como punto de referencia desde la cual se van a explicitar los aspectos teóricos programáticos.

      Por tanto, la primera ruptura radical en la aplicación de este manual está en dejar a un lado todo tipo de idealismos e intenciones, para recuperar con la mayor criticidad posible la práctica real y su incidencia en la realidad concreta.

      Sin esta ruptura conceptual, no es posible ni el manejo ni la aplicación correcta de este manual.

      Una segunda ruptura que implica la aplicación del manual está puesta en nuestra tradicional y ordinaria visión del funcionamiento de la sociedad, de la historia y del hombre. El pensamiento histórico rompe con las concepciones idealistas y descubre que la historia es el resultado del accionar del hombre y éste queda condicionado por la historia; pero que lo más importante está en la capacidad humana para sobreponerse a todo condicionamiento histórico y generar historia nueva.

      Esta concepción del hombre–creador–de–la–historia es el motor de un manual que persigue precisamente el diseño de sociedades alternativas. No es sólo un método de educación popular, sino una metodología para la radical transformación de la historia.

      Con estas rupturas básicas, el método va a trabajar a base de preguntas. Es un poco de “mayéutica dialéctica”, pero también desde un pensamiento histórico–crítico.

      El Método de Planeación que se presenta es coherente con el método del pensamiento histórico que parte de lo abstracto y va a lo concreto. Parte de lo más concreto para descubrir ahí el nivel de más alta abstracción y termina en lo más práctico y concreto. Se pregunta por el horizonte utópico de una acción concreta y concluye en el aporte específico de un equipo y una persona particulares.

      De esta manera, el método no se fija sólo en la Utopía sino en lo que tiene de Operativa. Es decir, aquella que podemos leer en la práctica concreta. Y las preguntas se orientan a la explicitación de lo utópico que hay en toda actividad humana. No es, por tanto, un cuestionario sapiencial que se pregunta por la mejor definición de la Utopía, sino que retoma la práctica concreta y procura explicitar su dimensión y densidad utópica. Maneja, por tanto, la utopía en cuanto operativa y las acciones concretas en cuanto “utópicas”.

      Lo mismo ocurre con el Taller de Marco Operativo. No es un cuestionario que pida razón de sus teorías a un equipo o una persona concreta, sino que es un conjunto de preguntas que ayudan a explicitar determinados aspectos de una teoría y que se expresan más en la práctica concreta. Por tanto, no se trata en este taller concreto, de ilustrar la mucha o poca teoría de un equipo, sino de explicitar la teoría subyacente en una práctica concreta.

      El eje fundamental del manual está en el Taller C, de Análisis y Estrategia Popular. Enrique gustaba de hablar de las dos piezas fundamentales de toda planeación y su mutua interacción: el Análisis concreto y la Estrategia Popular Hipotética.

      Estamos de acuerdo en que no todo lo que llamamos análisis es verdadero y auténtico análisis. En muchos de los así llamados “análisis de la realidad” hay mucho de teorías y generalidades, que algo ayudan ciertamente, pero que no nos sirven para nuestro propósito fundamental que es el diseño de proyectos alternativos operativos.

      El Taller de Análisis pone en juego nuestras capacidades de capturar información, de recabar datos, de hacer investigación, de palpar y sentir con el pueblo concreto. Por otra parte, pone en juego nuestra creatividad para el diseño de las alternativas concretas que una particular coyuntura o estructura social ofrecen al avance estratégico del pueblo.

      El Taller de Análisis implica un mayor esfuerzo para ser concretos y para valorar cada dato o cada hipótesis. En este taller aparece toda “curiosidad”, meticulosidad, sentido de precisión y capacidad analítica del Pajarito, perdón, de Enrique. Muchos compañeros de lucha no acostumbrados a estas precisiones y detalles en el análisis se desesperan. Pero la experiencia nos ha señalado una y otra vez, que lo que gastamos en el análisis preciso y en el diseño de la estrategia y de la capacidad real del sujeto, nos lo vamos a ahorrar en los momentos en los que se suelen cometer muchos errores, muchos de los cuales resultan fatales para el proceso de nuestro pueblo. Mucho del apoliticismo de nuestro pueblo tiene su origen en errores cometidos por dirigentes que poco análisis hicieron. No se niega el trabajo de la ideología dominante para producir dicho apoliticismo, pero algo han cooperado también nuestros errores.

      El taller de análisis trabaja sobre tres ejes fundamentales: a) el análisis concreto —datos, interpretación, correlación de fuerzas, hipotética estrategia nacional–internacional— (Unidades I a IV); b) Análisis de la capacidad real del sujeto popular emergente (Unidad V) y c) Hipotética estrategia popular regional (Unidad VI).

      El taller trata de reflejar la estrecha relación entre el análisis y la estrategia hipotética. No se hace análisis de cualquier cosa, sino orientado por la estrategia. La estrategia no es cualquiera, ni mucho menos los tradicionales dogmas, sino precisamente aquella que se desprende de un análisis concreto cuya interpretación se sustenta en una actualizada teoría del cambio social. El taller de análisis concluye con la formulación de las “objetivas oportunidades de avance estratégico” para determinado “sujeto popular de cambio social”.

      El cuarto taller, el D, retoma las conclusiones anteriores y ayuda a situar al equipo en cuestión ante su propia realidad. Sus cualidades y limitaciones o aspectos en los que conviene ir avanzando procesualmente para concluir cuál va a ser su específico aporte al avance estratégico del proceso popular en determinada región o sector del pueblo.

      La importancia de este taller descansa fundamentalmente en que es un ejercicio de realismo y sinceridad para el equipo concreto. Se trata de que sea capaz de definir o explicitar lo que de hecho ha venido demostrando que quiere, puede y ha sido capaz de aportarle al pueblo.

      Por otra parte, el taller está orientado también a definir los objetivos concretos y realistas del Proyecto y, al mismo tiempo, definir su índole particular.

      Para ejemplificar esto, puede ayudar pensar en la composición de un equipo de trabajo popular integrado por médicos o por abogados. Ambos equipos serán capaces en un momento dado, de desencadenar procesos organizativo–políticos. Pero su índole y características serán diferentes.

      Lo que se pone en juego con el Taller D, es la capacidad del equipo concreto de hacer una planeación realista. Es decir, la capacidad que el equipo concreto tiene de unir lo que realmente viene haciendo, con lo que dice querer hacer según el análisis y la estrategia diseñados.

      Quizá puedan parecer demasiado detallistas varias de las unidades del taller. Pero la experiencia ha demostrado en innumerables ocasiones, que muchos problemas ordinarios que se presentan en la implementación de un proyecto se deben a que descuidaron aspectos previstos en el Taller D, tales como las cualidades y limitaciones de las personas que integran el equipo, la organización realista de los tiempos, el proceso de capacitación sobre la marcha de implementar el proyecto, la interrelación de los procesos de actividades. Incluso la índole misma del proyecto. Todos son o pueden ser factores que, si se descuidan, generan conflictos al interior de los equipos.

      La última parte del manual contiene algunas reflexiones que Enrique iba haciendo en el acompañamiento crítico que realizaba a los equipos de Fomento Cultural y Educativo. Son un conjunto de recomendaciones, puntualizaciones, observaciones sobre los ejes que constituyen la base del método de planeación que él siempre procuró que fueran revisables de manera continua.


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