Una tesis. El derecho a no obedecer. Fernando González
Como he repetido tantas veces, la división del trabajo es un hecho natural primitivo; de él emanan consecuencias importantísimas: se asocian los hombres para perfeccionarse, y dividen entre ellos las tareas; de ahí nace el cambio y el trato entre los individuos y entre los pueblos; de ahí toma origen la unidad de religión, la unidad relativa de leyes, la unidad de conciencia. El Derecho Internacional tiene su origen en la división del trabajo.
LEYES NATURALES QUE RIGEN LA DIVISIÓN DEL TRABAJO
1. Existe en donde quiera que haya sociedad.
2. Se perfecciona a medida que la población es más densa.
3. Aumenta a medida que aumentan las vías de comunicación.
4. La gran división sólo es posible donde haya una gran abundancia de capitales.
CAPÍTULO XI
DE CÓMO LA DIVISIÓN DEL TRABAJO ACABA CON EL FANATISMO.
Este fenómeno económico de la división del trabajo, hace que los hombres y los pueblos de los más remotos climas, estén en constante trato, dependencia y solidaridad. El comercio y los transportes acercan a los hombres de los más remotos países. Hoy puede decirse que el mundo es muy pequeño. Examinando lo que rodea y consume cada individuo se ve que está en unión con todos sus semejantes. De ese trato y solidaridad viene el que las inteligencias se suavicen y las conciencias se hagan flexibles. La división del trabajo destruye todo fanatismo; el más pequeño perfeccionamiento de las máquinas acaba con millares de hogueras religiosas. Puede esperarse que la navegación aérea traiga como consecuencia la unificación religiosa. ¿Cuál es la causa de que ya no se queme a los investigadores? ¿Cuál es la causa de la identidad de formas de gobierno, de la identidad de legislaciones y de la existencia del Derecho Internacional? ¿Cuál si no el alejamiento del resto del mundo es la causa de este nuestro fanatismo nacional? Con razón decía uno de nuestros fanáticos: la capital debía trasladarse a las selvas del Sur, para alejarla de las orillas del mar. (RES COMUNIS OMNIUM).
CAPÍTULO XII
DE CÓMO LA DIVISIÓN DEL TRABAJO HACE DIFÍCILES LAS GUERRAS.
No solo se puede hacer reposar toda la Economía Política en la división del trabajo, como hace Adam Smith, sino que con su auxilio se pueden explicar muchos fenómenos sociales. Estando unidos económicamente todos los pueblos, y resultando de esa unión una comunidad de conciencia y de derecho, claro es que se hacen difíciles las guerras: en primer lugar, porque la vida de un pueblo depende de sus relaciones con los demás; y en segundo lugar porque la comunidad de conciencia y de derecho da a las injusticias internacionales una sanción eficacísima: la simpática. En los tiempos antiguos bien podían despedazarse entre ellos los bárbaros de la Europa Central: a Atenas no llegaría la más mínima noticia. Hoy no es así: la vida de un pueblo depende de las de los otros pueblos; la prosperidad de una nación, depende de lo próspero que sea el mundo todo.
LAS FRONTERAS SE ESTÁN BORRANDO LENTAMENTE
A nuestros descendientes les parecerá un absurdo el regionalismo y dirán: somos ciudadanos de la tierra. La patria es aquel lugar en donde tiene uno sus recuerdos, sus intereses; aquel lugar en donde otros hombres tienen las mismas creencias y los mismos ideales que uno; aquel lugar donde otros hombres se parecen a uno psíquica y físicamente. Pues bien, hoy, debido a la división del trabajo y a sus consecuencias, el comercio y los transportes, un hombre tiene sus recuerdos y sus intereses en toda la tierra; unos mismos van siendo las creencias y los ideales para toda la humanidad; van desapareciendo las razas, se va unificando todo, el mundo se va empequeñeciendo y dentro de poco los hombres serán ciudadanos de la tierra.
¿Por qué es imposible la neutralidad hoy día? ¿Por qué fue una guerra universal la que acaba de sacudir los cimientos del mundo? ¿Cuál es la causa de la Liga de las Naciones? Repito que la división del trabajo es un hecho natural primitivo que explica muchos fenómenos sociales.
CAPÍTULO XIII
DEL AUMENTO DE LA PRODUCCIÓN POR LA DIVISIÓN DEL TRABAJO.
Aumenta la producción por las razones siguientes:
1.a Porque desarrolla la habilidad profesional: los músculos como el espíritu se pliegan fácilmente a una tarea uniforme; los movimientos que se repiten constantemente llegan a ser mecánicos, y a tener un grado extraordinario de rapidez.
2.a Porque ahorra pérdidas de tiempo al trabajador, pues no hay que cambiar de sitio ni de herramientas, ni de oficio.
3.a Porque disminuye el aprendizaje.
4.a Porque así pueden sustituir las máquinas a la mano del hombre: para poder emplear las máquinas es preciso que el trabajo esté dividido hasta tal punto que las tareas se hayan hecho muy sencillas, uniformes y susceptibles de una repetición constante.
5.a Porque se emplea a cada uno según sus facultades y no se desperdician brazos.
La división regional e internacional del trabajo aumenta la producción porque cada región puede entregarse a producir aquello que le sea más fácil y menos costoso. Así aumenta el producto en la Humanidad y disminuye el esfuerzo.
La división hereditaria del trabajo aumenta la producción porque las cualidades, talentos y aficiones se heredan.
CAPÍTULO XIV
CRÍTICAS QUE SE HACEN A LA DIVISIÓN DEL TRABAJO.
1.a LA DIVISIÓN REGIONAL DEL TRABAJO HACE TERRIBLES LAS CRISIS
Porque esas regiones entregadas a un solo ramo de la producción se ven de un momento a otro privadas del pan a consecuencia de un accidente natural. Estas crisis, aunque perjudiciales, tienen la ventaja de aumentar la previsión y el ahorro. No hay cosa en la tierra que no tenga sus inconvenientes y ventajas según el modo como se considere.
2.a DETERIORA MORAL Y FÍSICAMENTE AL TRABAJADOR
Dicen que el obrero entregado a una tarea parcelaria, acaba por ser un autómata y un inconsciente; que haciéndose mecánica la actividad ya no exige ninguna cerebración.
Es preciso no ser romántico en estos problemas, y abarcarlos en su conjunto. La división del trabajo aumenta la producción, aumenta las necesidades, agrandando por lo tanto la personalidad; si no aumenta los ocios es porque el hombre es un ser perfectible, y cuando alcanza una satisfacción se encuentra con su personalidad aumentada con una necesidad más. Precisamente el concepto de progreso está encerrado en esta ley: las necesidades tienen un mínimum fijo y un máximum indefinido. Para convencerse de que la división del trabajo ennoblece al hombre, basta comparar un obrero de Europa, en donde existe la gran división del trabajo, con uno de nuestros pequeños industriales. ¿Cuál es más hombre? ¿Cuál es más apto para la lucha? Y también aumenta los ocios; solo que ese no es el único ideal; el aumento de producción debe dedicarse a tres objetos: ahorro, consumo y ocios.
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