Mothersplaining. Rebeca Moreno

Mothersplaining - Rebeca Moreno


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este diálogo llega a mis manos en un momento en el que me planteo ser madre, pero en el que todavía no puedo serlo. Nada nuevo. Llevo dos años pensando en que quiero serlo y ese deseo me vuelve más sensible a las cuestiones sociales relativas a la maternidad y la paternidad. Veo, por ejemplo, que en una sociedad como la española, donde la matriz de dominación se caracteriza por los ejes de dominación de género, clase social, procedencia, movilidad corporal, identidad sexual y religión, la familia (seria y respetable) empieza cuando se tiene un hijo. Veo que las hijas hacen la familia. Socialmente, en contextos no feministas ni críticos, empiezas a contar como persona seria cuando un hijo nace del vientre. Durante estos dos años he visto desde fuera, en un modo outsider, cómo funciona ese capital paterno y materno en el momento de entrar en el mundo de las decisiones de adulto, independientemente de la edad biológica y de otros capitales. He percibido una especie de puesta en suspensión de la carencia de algunos capitales, como el lingüístico y el social cuando alguien se presenta como madre biológica o padre biológico.

      Asimismo, en estos dos años he encontrado muchos modelos de madres sacrificadas que devoran tratados sobre educación para hacer lo que los sofistas de la crianza identifican como deseable. No obstante, más recientemente, la teoría feminista me ha ofrecido novelas y modelos de madres que tienen dudas, miedos, dolores y depresiones y con sus testimonios siempre me han llevado a un mismo diagnóstico: se han ocultado, interesadamente, muchas experiencias relativas a la maternidad en una especie de silencio funcional al patriarcado que necesita del conflicto capital versus vida para mantenerse, donde el trabajo reproductivo y todo lo que tiene que ver con él (el sostenimiento de la vida, de una que merezca ser vivida) queda depreciado y atribuido a las mujeres. Ante ese diagnóstico, el feminismo anticapitalista me introduce en la praxis de las maternidades feministas y me da esperanzas para la resistencia. Así, en Mothersplaining he encontrado un diálogo reflexivo feminista, con sensibilidad interseccional, en el que las autoras me explican cómo funciona la maternidad como bien simbólico y qué oportunidades ven en las mujeres madres que se quedan en casa cuidando de sus hijxs para ofrecer resistencias a esa cosa escandalosa.

      Creo que el texto se caracteriza por plantear la ventaja epistémica de las madres con capital cultural que se quedan en casa cuidando de sus hijxs, todo, desde un enfoque no esencialista; y que esta particularidad del trabajo que viene a continuación lo hace interesante para otros puntos de vista outsider. Como Patricia Hill Collins en Black Feminist Thought (1990), pienso que solo desde el diálogo solidario de epistemologías outsider vamos a conseguir un conocimiento que sirva para resistir la dominación.

      Más allá de las conexiones particulares que he podido hacer desde la posición que ocupo ahora en el campo social, en Mothersplaining he encontrado un texto experimental que propone hacer revoluciones, al estilo de Pat Parker que tenía claro que «para sobrevivir en este mundo tenemos que comprometernos a cambiarlo; no reformarlo, sino a revolucionarlo» (1980: 197). Hacen pública una conversación mantenida en la intimidad en la que hablan de carga mental, de educación, de buena y mala maternidad y ponen en cuestión las lecturas del feminismo radical según las cuales la sexualidad y la reproducción son elementos de reproducción social y del status quo.

      Hablan del amor por las hijas y dan una versión distinta del amor romántico o del amor al que se refiere Anna Jónasdottir (1993) cuando subraya la importancia de este en el mantenimiento del patriarcado. Jónasdottir distingue entre el placer de las relaciones sexuales y los cuidados materiales a los hijos y marido. En el patriarcado contemporáneo el amor es, según la autora, un elemento de dominación porque las mujeres invierten más energía que los hombres en esto. Rebeca y Vanesa abren una brecha en los usos del tiempo y en la noción misma del tiempo que plantean esas críticas feministas a la maternidad, porque introducen la temporalidad consuntiva que no estaría orientada por la lógica de acumulación y aprovechamiento del tiempo para convertirlo en una forma de capital simbólico.

      Así, abren hilos en los debates feministas sobre la sostenibilidad de la vida y los cuidados cuando dicen que «por mucho que queramos separar teóricamente las tareas domésticas y los cuidados, lo cierto es que están en lo material unidas, al menos, para las mujeres», lo que, al tiempo que expresa la forma en la que se experimenta una verdad, dificulta la acción pública orientada a la igualdad de derechos entre mujeres y hombres.

      Igualmente, ante la aparente politización de la cuestión de la distribución genérica de los trabajos (permisos por paternidad ampliados, políticas de conciliación, etc.), las autoras son críticas con algunos aspectos de las políticas públicas de igualdad y ponen sobre la mesa la existencia de lo que podemos llamar unos cuidados de guante blanco, los de la infancia, donde sí ven transformaciones con la entrada de los hombres a la esfera doméstica, frente a otros, los de las personas ancianas, que siguen quedando en manos de las mujeres.

      Además, las autoras del diálogo introducen el debate de la temporalidad en la maternidad y con ello la influencia de la lógica de la acumulación incorporada. Como he mencionado más arriba, al identificar las temporales adquisitiva y consuntiva y dar sentido a través de estas al malestar trucado que podemos sentir cuando sentimos que no estamos haciendo algo productivo —«trabajar»—, aportan desde la maternidad una postura crítica para hacer frente a esa necesidad de llenar el tiempo de capitales, acumulando capital tiempo, para acumular más formas de capital. Todo el posible, olvidándonos de poner en el centro la vida. De ese modo, tocan la cuestión del conflicto capital contrario a la vida, donde capital es ámbito productivo, empleo remunerado, y vida es lo relativo al ámbito reproductivo. «Hay que cuestionar que la libertad resida en el trabajo», dicen, lo que automáticamente implica preguntar, desde una posición de madre, si las políticas públicas están orientadas a canalizar una vida que merezca ser vivida.

      Así, Rebeca y Vanesa dan pistas para pensar y experimentar la maternidad desde posturas incómodas outsider a través de un diálogo que recoge las aportaciones de la economía feminista y el ecofeminismo en tanto que problematizan el conflicto capital contra vida y las lógicas de acumulación frente al cuidado, todo, desde su propia experiencia. Además de ver las contradicciones de Esa cosa escandalosa, identifican algunas salidas que pasan por hacer desde lo colectivo outsider, poner la vida en el centro de los debates sobre políticas públicas. Ello, haciendo experimentos que lleven a revoluciones simbólicas orientados a la justicia social y a la lucha contra la lógica de la acumulación. En su reflexión sobre la resistencia problematizan la relación entre «desobediencia civil», «experimento creativo» y «desobediencia simbólica». Entrenan, así, un «utopismo realista» sin actitudes autocomplacientes la una con la otra, dialogan, apuntan los aspectos en los que mantienen posturas encontradas, y desde la duda, y el saber que dices de verdad sin decir la verdad indagan en las posibilidades de la indiferencia no egoística.

      Mothersplaining es un diálogo contrario a la sofística de la madre, identifican contra modelos y al hacerlo dejan una posibilidad para pensar en cómo queremos estar y si queremos estar como madres en este mundo. Desde su posición, introducen la relación con el cuerpo cuando este es vivido como madre gestante y abren las vías de pensamiento para reflexionar cómo lo viven las madres no gestantes en parejas lesbianas, ¿cómo poder compartir los descubrimientos de la maternidad con la otra?, o para padres feministas ¿cómo destruir la lógica acumulativa capitalista y patriarcal integrada en los cuerpos?, o para quien, como muchas pensadoras del feminismo negro, emplean una noción de maternidad comunitaria. ¿Cómo socializar la inteligencia de los lugares a los que te lleva la epistemología de la madre no esencialista a quien desea emplear una visión de la maternidad ampliada? Estos diálogos solidarios entre posiciones, outsiders, reflexivamente vulnerables a la vez que resistentes, permiten preguntarnos ¿hasta dónde alcanza la heurística de la maternidad, dialogada entre mujeres feministas, sin que esta sea ese lugar común de la maternidad como estado de felicidad o locura?

      Referencias bibliográficas

      Bourdieu, Pierre (1984): Homo academicus. París: Minuit.

      Collins, Patricia Hill (1990): Black Feminist Thought. Knowledge, consciousness, and the politics of empowerment. London: Routledge.

      Del Río, Sira (2017): «Adenda». En Pérez Orozco, Amaia (2014; 2017): Subversión feminista de la economía. Aportes para un debate sobre el conflicto capital-vida. Madrid: Traficantes


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