La Luz de la Esperanza. Janice Wicka

La Luz de la Esperanza - Janice Wicka


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de valores en que nacemos, crecemos y vivimos, sino mucho más, como la poesía, como los sueños, como las ilusiones, como la imaginación.

      Meditación

      Descansa, haz la siesta, duerme ocho horas diarias, libera tu mente de lo cotidiano, de las obsesiones, de los falsos sueños, del ego, de la identidad transitoria, del nombre propio, de los malos pensamientos, de todo aquello que te moleste, haga daño o te lleve a la oscuridad. Sueña en libertad, vuela, deja que tu alma y tu espíritu disfruten de su propia existencia.

      Análisis

      Los sueños forman parte de la vida. Pasamos un tercio de nuestra presencia en este mundo durmiendo, y, por lo tanto, soñando, viajando más allá del espacio y del tiempo, viendo el futuro, creando la realidad cotidiana, cambiando el pasado, moviéndonos por esa cuarta dimensión que nos muestra a lo largo y a lo ancho las posibilidades de nuestra existencia. Sí, es posible que el mundo de los sueños sea completamente real y creativo, no renuncies a lo que te ofrece, disfrútalo, conviértelo en parte positiva y creadora de tu existencia.

      La verdad, la razón y la realidad

      La verdad es una, clara y concisa, pero casi siempre se mantiene oculta.

      La razón intenta encontrar o descubrir a la verdad, entenderla, comprenderla.

      La realidad es una creación, una construcción externa e interna, dura o blanda, que nos limita y encierra, o que nos ilumina y abre las puertas.

      Si no tuviéramos el don, o el defecto, de interpretar los que vemos, lo que oímos y lo que sentimos, tendríamos un acceso más fácil y directo hacia la verdad.

      A menudo sucede que las confundimos, las mezclamos y les damos nuevos valores y nuevos sentidos, creyendo, por ejemplo, que cada persona tiene su propia verdad, confundiendo la perspectiva relativa, la interpretación de los hechos y la opinión personal con la verdad.

      Cada cabeza es un mundo, pero la verdad inmanente está fuera de toda cabeza, eterna e inmutable.

      La razón, que todos llevamos dentro, es la capacidad de analizar, ver comparar, aceptar, rechazar, estudiar, conocer y aprender lo que sucede a nuestro alrededor y en nuestro interior.

      La razón busca la lógica de las cosas, pero a menudo se pierde en falacias lógicas, comparando, prejuzgando, impostando, presumiendo, suponiendo, deduciendo, para ahorrarse trabajo y ganarle sentido a las cosas.

      La razón pura, a decir de Kant, no existe, porque los seres humanos somos emocionales, celosos, competitivos, supersticiosos y vanidosos, que queremos tener la razón por encima de los demás, e incluso por encima de todas las cosas.

      Básicamente la razón busca la verdad, cierto, pero a menudo recorre demasiados senderos para llegar a ella y se pierde con facilidad.

      Lo peor de todo, es que muchas veces la razón no puede compartir sus frutos con los seres humanos, ni ellos pueden compartir sus razones unos con otros, y entonces deviene el conflicto, a veces creativo cuando se llega a un acuerdo final, y generalmente destructivo donde cada quien se queda con su propia razón al haber sido incapaz de compartirla o de imponerla al otro, a los demás.

      Entonces la razón se convierte en un arma arrojadiza, en un “yo sé y tú no sabes”, en supuesta ignorancia deleznable de la cual se acusan unos y otros, en un juego o en una guerra donde la razón desaparece de escena mientras los antagonistas se insultan y se pelean.

      La razón se empaña con las creencias, las suposiciones, las morales, el contexto, las tradiciones, las diferentes culturas, y, lo que debería funcionar para todos por ser razonable, no funciona para nadie.

      La razón pretende ser pragmática y útil, repetitiva y científica, epistémica y dilucidadora, clara y funcional, y lucha para apartar las sombras y conseguir mejorar su entorno, por lo que puede ser intensa y pasional, pero como requiere de esfuerzo, estudio, concentración, análisis y comprobación, también puede resultar tediosa, aburrida, demasiado difícil para afrontarla, cayendo fácilmente en la creencia o en el poder de los sabios y los expertos, únicos conocedores de la razón con la que deben guiar a los demás, convirtiendo a la razón en una simple creencia, dogma o ley que los demás aceptan o rechazan sin hacer la menor comprobación.

      Razonar o no razonar, he ahí el dilema.

      Todos y cada uno de los seres humanos, sobre todo individualmente o en grupos reducidos, tienen capacidad de razonar seria y profundamente, el problema surge cuando son demasiados para ponerse de acuerdo y el pensamiento individual y creativo se convierte en creencia de masa, donde la creencia emocional e irracional del grupo se convierte en inmediata realidad para el individuo.

      La razón desaparece cuando aparecen el miedo, la presión social o grupal, las conveniencias legales, económicas o religiosas, las necesidades y las coacciones morales y emocionales, creando eso que llamamos realidad.

      La realidad es aquello a lo que le damos cuerpo a través de nuestros conceptos, valores, sentimientos y creencias, pero también es un factor independiente y externo que nos limita, y al cual pretendemos burlar constantemente, con lo que se da lugar a nuevas realidades, o a ramas de esta.

      La fe en ti: la firme voluntad

      La fe es voluntad y confianza en una misma.

      La fe es el albedrío que te permite volar y experimentar los senderos de este mundo.

      La fe es la voluntad de ser y de hacer.

      La fe no es una simple creencia que te inculcan los otros.

      La fe nace desde el fondo de tu alma.

      Cree en ti, en tu poder y en tu potencia.

      Si tú contigo, nadie puede contra ti.

      La vida es un camino de fe que abre las puertas a la luz de la esperanza.

      La fe fortalece.

      La fe calma.

      El mayor regalo de los dioses es

      tu firme voluntad.

      Reflexión

      Obviamente, existen los límites y las limitaciones para las capacidades, posibilidades y habilidades del ser humano, obstáculos que a primera vista parecen imposibles de superar, sin embargo, siempre hay un camino, una forma de superar las barreras, y esa es la fuerza de voluntad, la perseverancia, el estudio, la investigación, la imaginación, la entereza, porque de ellas nace la magia tanto como la ciencia.

      La voluntad es capacidad creadora.

      Meditación

      Respira hondo, aprieta los dientes, y enfoca tu mente en un solo punto, en una sola batalla vital, no te distraigas, céntrate en una sola meta, no te disperses, que tu voluntad vaya en una sola y única dirección hasta alcanzar la meta, al tiempo que dices en voz baja o alta: “por mi firme voluntad”.

      Análisis

      Observa siempre los pros y los contras de tus actos, mide tus posibilidades, pide ayuda o colaboración si la necesitas, atrévete, toma la iniciativa, da el primer paso, inicia tu camino de una vez por todas, no esperes más, que los milagros suceden mejor si nos encuentran trabajando en pos de lo que anhelamos.

      II: Esperanza, o la creación

      de un futuro mejor

      Desde el fondo de tu corazón

      date la oportunidad

      de construir y crear

      un mundo mejor.

      Para iniciar este capítulo es recomendable no confundir la esperanza con la expectativa.

      Hay dos significados de la palabra “esperanza”, uno es el latino: esperar; y otro es el griego: expandir, por lo que la Luz de la Esperanza es tanto lo que esperas de esta vida, como lo que haces para expandirla como camino de mejora y superación:

      -La esperanza no es simplemente esperar a que las cosas sean como tú quieres.

      -La esperanza


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