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el encendedor. Es la única pieza elegante que he visto que tengas.
Lo levantó hacia la luz antes de meterlo en su bolsillo. “El resto de mis cosas de lujo o las he perdido o las he empeñado.
“¿Herencia familiar?”
“Nooo, Pasé una tarjeta de crédito”
Exhaló una bocanada de humo gris. “¿Por qué no me sorprende? Bien, tengo un mensaje de AntiAmérica”.
“¿AntiAmérica?”
“Quieren saber por qué allanaste el apartamento de Javier”
Alanna se enderezó en el asiento. “¿Dónde oyeron eso?”
“Por eso es que los federales te esposaron ayer, ¿no es así?”
“Pero no se lo he dicho a nadie”.
“También quieren saber qué le dijiste a los federales”.
“Espera. ¿Cómo es que has hablado con AntiAmérica?”
Sus hombros se relajaron. “Me enviaron un mensaje a través de Javier”
Finalmente, la verdad. “Así que has estado hablando con él”.
“Quería decírtelo, lo juro, pero me hizo prometer que no le diría nada a nadie”
En circunstancias diferentes le habría gritado. Durante semanas la había oído desahogarse sobre su ruptura. Si le hubiese dicho la verdad antes, no habría entrado al apartamento de Javier y no habría sido detenida por la FCCU. Pero no debía dejarse llevar por que le hubiese escondido la verdad. Tendría que portarse hipócritamente dada la situación.
“¿Te dijo que pasó?”
Miró a las cortinas que colgaban arriba. “No lo dijo. Lo único que sé es que necesita mantener un bajo perfil por un tiempo”
“Dime donde está”
“No lo sé. AntiAmérica le ofreció un lugar para esconderse después que le advirtieron que la gente más cercana a él estaba en peligro”.
“¿Por qué lo están ayudando?”
Después de exhalar se encogió de hombros. “Ni idea. Hablo de ellos todo el tiempo, pero no sabía que él tuviese algo que ver con ellos hasta hace poco”.
“La gente de FCCU piensa que él está conectado a AntiAmérica”.
Su voz sonó como un chillido. “¿Hablaste con la FCCU?”
“Ellos creían que yo también estaba conectada con AntiAmérica”.
“Brayden rio mientras se tapaba la boca con una mano. “¡JA! Tú – ¿y AntiAmérica? ¿Les dijiste que eran unos malditos tontos?” “AntiAmérica es la razón por la que estaban vigilando el apartamento de Javier. Los federales preguntaron acerca de ellos y Javier
Miró el porro entre sus dedos “¿Te pidieron que los ayudaras a encontrarlo?”
“¿Me estás preguntando si soy una soplona?”
“AntiAmérica dice que lo eres”.
“Y tú les crees”.
Levantó sus brazos huesudos en el aire. “Bien, te atraparon allanando el apartamento de Javier. Y ahora andas por ahí caminando como una mujer libre haciéndome preguntas sobre él”.
“No estoy trabajando para ellos. Te traje aquí porque voy a actuar a espaldas de ellos”´
Las piernas de Brayden temblaban mientras medía sus palabras.
No lo había convencido aún. “Quiero hablar con Javier, la gente de la FCCU cree que él y Paul son parte de AntiAmérica”.
“¿Qué los hace pensar eso?”
“AntiAmérica usó un programa en el que los dos trabajaron. Cuando la FCCU fue al apartamento de Paul, encontraron a Terry asesinado”.
Sus ojos se agrandaron. “Dios mío. ¿En serio?”.
“Paul es un sospechoso. Tú sabes en toda la retorcida mierda en la que está metido. El que él y Javier hayan desaparecido al mismo tiempo hace parecer que los dos están trabajando juntos”.
Brayden refunfuñó. “Quizás haya sido bueno que Javier escapara cuando lo hizo”.
“Él no puede esconderse de los federales sabes cuan confiado es. Paul podría estar aprovechándose de él. ¿Has hablado con Paul?”
Negó con la cabeza. “No. ¿Y tú?”
“Paul no responde a mis llamadas. Necesito hablar con Javier para conocer su lado de la historia”.
“Estás perdiendo el tiempo. No quiere hablar, ni contigo ni con nadie”.
“Por favor Brayden”. Su voz se quebró. “Estoy preocupada por él. Me envió un texto diciendo que su vida estaba en peligro”.
“¿Javier te envió un texto?”
“Desde su celular. Dijo que debería buscarlo”.
Se rasco la mandíbula con su dedo índice. ”Javier dejó su celular en su apartamento, tenía miedo que alguien usara el GPS para rastrearlo. Está usando un desechable igual que tú”.
Alanna no había visto el teléfono cuando registró su apartamento. “¿Estás seguro?”
“Lo vi con mis propios ojos y además, no ha contactado a nadie excepto a mí y a su familia. No pudo haber sido él”.
“Ok. Esto da miedo. Brayden, déjame hablar con él. Por favor. Necesita que lo protejamos”.
“Él la miró. “Yo lo estoy protegiendo”.
Ella giró su cuerpo hasta que los dos estuvieron frente a frente. “Escúchame. Yo nunca traicionaría a Javier. Estoy tratando de protegerlo”.
“Protégelo a tu manera. Yo lo haré a la mía”. Hizo una pausa antes de bajar su mirada hasta la mesa laminada negra. “Lo llamaré con una condición: haz lo que AntiAmérica pide. Prométeme que te mantendrás al margen”.
Ella mostró una mueca de enojo. “Estás del lado de ellos”.
“Estoy del lado de Javier. Él cree que ellos lo mantendrán a salvo”.
“No me tienes confianza. Por eso es que me has mantenido lo de Javier en secreto”.
La acusación no le hizo mella en lo más mínimo. “Ambos hemos mantenido nuestros secretos. ¿Lo prometes o no?”
Ella suspiró. “Lo prometo”.
“Se lo haré saber a Javier. Si está de acuerdo en hablar te mandaré un mensaje de texto”.
Ella le tomó su mano derecha. “Dile todo lo que dije acerca de los federales y Paul”.
“Lo haré”. Su mandíbula tembló. “Lamento no haberte dicho sobre Javier. No quería tener secretos contigo, pero me convenció que era lo más seguro para todos”.
“Sólo lo estoy cuidando, lo juro”.
“No tienes que convencerme, yo sé que tu cabeza no está en su lugar cuando se trata de Javier. Así que vas a ayudar a los federales a acabar con AntiAmérica”.
“Diles que no lo haré. Mientras mantengan a Javier a salvo. Si lo perjudican, haré que hasta el último de ellos vaya a prisión”.
“Se los haré saber”.
La mirada de ella se movió hacia el resplandor púrpura de las luces de arriba. “Esta es la última vez que te veré durante algún tiempo. No quiero que los federales sepan de ti”.
“Yo tampoco. Nunca habría venido si hubiese sabido que la Gente te tenía bajo control”.
Brayden sonrió cuando ella le mostró el dedo. Aspiró otro toque y exhaló. Alanna hizo lo mismo. Se quedaron en sus asientos en el sofá sin decir una palabra. Como una vez él le dijera: No existen silencios incómodos