La traducción audiovisual español-italiano. Beatrice Garzelli

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demás variables, en cambio, afectan a problemáticas diferentes que surgen en la traducción del humor cuando entran en juego elementos no compartidos, lo cual supone un real desafío para el traductor audiovisual que necesita cierta sensibilidad además de una sólida formación en el campo. Con respecto a este gran apartado, Zabalbeascoa (2014: 26–28) alude en primer lugar al importante papel de los destinatarios que naturalmente poseen grados diferentes de familiaridad con la lengua y cultura del prototexto. No todos cuentan con el conocimiento necesario para descodificar elementos culturales y la dificultad se debe también a las diferencias sistémicas entre lengua de partida y lengua meta. Mucho depende también del grado de “intencionalidad del humor”, es así como se destaca, por un lado, la voluntad del guionista y del director de crear humor, por otro, la capacidad del público de ←36 | 37→comprender el elemento humorístico, incluso en los casos en los que la intención del autor no se muestra tan clara.23

      El papel del traductor audiovisual resulta por tanto imprescindible: él deberá armonizar su manera de traducir, valiéndose de su sensibilidad y creatividad, poniéndolas al servicio de un texto que al final aparecerá a menudo target-oriented. Justo esta preocupación por el público de llegada puede producir, en el trasvase de un idioma a otro, diferentes errores: por una parte la incapacidad del traductor mismo de detectar el rasgo humorístico, por otra, su deseo innecesario de “ayudar” al receptor, transformando por ejemplo “un tipo de humor que era sutil […] en algo demasiado obvio para encajar adecuadamente en el estilo pretendido o el tipo textual” (Zabalbeascoa 2014: 27).

      Desde un punto de vista lingüístico existen algunos elementos retóricos específicos de humor verbal, entre los que se destacan en especial el juego de palabras, la alusión, la hipérbole, la antítesis, el oxímoron, el enigma, junto a la ironía, el sarcasmo, la sátira, la parodia y la paradoja. También se debe considerar que en el proceso traductor es necesario prestar atención, no solo a tales recursos, sino a la llamada “lectura entre líneas”, que puede desvelar ambivalencias semánticas o ambigüedades voluntarias de difícil reproducción. Los recursos mencionados, característicos especialmente de los textos literarios, resultan sin embargo muy difundidos también en los textos fílmicos: es así como el traductor audiovisual deberá enfrentarse con estos sin tener a disposición un instrumento fundamental de la traducción literaria, es decir el aparato metatextual (Eco 2003). Notas explicativas de las que no podrá servirse para explicar las pérdidas absolutas, o solo de algunos matices, tanto en el doblaje como en la subtitulación.

      Con respecto al producto audiovisual, es necesario considerar también los rasgos que caracterizan al humor no verbal, o sea un tipo de retórica paralela que se funda en la gestualidad, los movimientos faciales y corpóreos – incluidas las caídas, los saltos o los resbalones de los actores – que suelen formar parte del llamado “humorismo ←37 | 38→situacional” (Vega 1993: 333–335). Añádase que en las obras fílmicas la dificultad de traducir el humor se acrecienta a causa de la simultánea presencia de imágenes y sonidos: estos condicionan fuertemente el trabajo de transposición a otra lengua y cultura, con el riesgo de cometer errores irreparables. La coexistencia de sistemas culturales diversos y la relación entre mensaje lingüístico e icónico se convierten por tanto en un fenómeno sociocultural de gran importancia traductológica. Es así como los traductores audiovisuales pueden optar, según los contextos, por una traducción literal o por una traducción libre, llegando a sobrepasar en algunos casos una polarización rígida, acercándose a la iusta via media propugnada por Steiner (1975).

      Para comprender más detenidamente las problemáticas de traducción de un idioma a otro nos parece importante hacer referencia a las principales categorías de humor con las que el traductor puede enfrentarse. Si el humor negro se burla de temas oscuros, dolorosos y trágicos, a menudo relacionados con la moral – como la enfermedad y la muerte – el humor blanco no muestra connotaciones negativas, es más soft y transversal, no ofende a las minorías y se puede dirigir a toda la familia, entonces a un público también de menores de edad. Al humor negro se relaciona el llamado “humor crudo” que lleva a la risa del público con chistes o situaciones serias que se desarrollan mediante formas lingüísticas groseras y violentas. Se habla en cambio de humor verde cuando nos referimos a un tipo de humorismo que toca el ámbito del sexo incluso con temas rayano en lo obsceno. Tales categorías, que tienen numerosos subgéneros y que pueden mezclarse en los productos audiovisuales por la coexistencia de factores verbales y no verbales, sufren diferentes interpretaciones según el objetivo que se proponen autores, directores y actores: pueden por ejemplo jugar con la sátira o la ironía, tender al sarcasmo o a la parodia, apuntar a la pura diversión o a la crítica social. Se trata de matices que habrá que evaluar con detenimiento en el proceso traductor con la finalidad de reproducirlos de la manera más coherente y honesta posible en el idioma y cultura de llegada.

      En el caso del cine en lengua española, cabe señalar que uno de los maestros del llamado humor negro es Pedro Almodóvar, autor que presentaremos, con un filme, en el capítulo 3. En muchas películas firmadas por el cineasta manchego encontramos un humor que se ejerce a propósito de cosas, personas o situaciones que, contempladas desde una ←38 | 39→perspectiva no humorística, podrían suscitar pena, terror o emociones parecidas:

      piccoli lutti […] che dovrebbero provocare una forte angoscia o un profondo senso di inquietudine e che, al contrario, possono essere elaborati grazie al sorriso, seppur amaro, oppure attraverso un meccanismo liberatorio di superamento di una frustrazione che nell’opera del regista è spesso collegata alla sfera della libido (Garzelli 2014: 261).

      Fig. 5: Todo sobre mi madre (1999).

      Ejemplo de humor verbal y no verbal (<http://les-nuits-masquees.blogspot.com/2009/11/authenticism-in-almodovars-todo-sobre.html>, 24/07/2019).

      Fig. 6: Los amantes pasajeros (2013). Ejemplo de humor verbal y no verbal (<https://www.youtube.com/watch?v=Y0fTdUj0dzM>, 24/07/2019).

      Según Freud (1905), tanto los chistes como las expresiones de humorismo y comicidad, representan una fuente de placer porque ahorran al hombre un gasto de energía psíquica, son un ejemplo de descarga que genera un estado de conciencia placentero. Es lo que viven a menudo los espectadores de películas con elementos de humor como las que pertenecen a nuestro corpus, aunque algunos de los temas tratados parezcan en principio trágicos o absurdos.

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      Cabe recordar, en resumidas cuentas, que el humor es un concepto muy amplio, compatible con una extensa gama de asuntos y actitudes que dependen de la cultura de un país, del momento histórico, del nivel social, de la edad y de las experiencias culturales de cada uno. Tratándose de un término relativo, a trechos indefinible (Hernández Muñoz 2012), el papel de los traductores audiovisuales – tanto para el doblaje como para la subtitulación – resulta de gran empeño y responsabilidad a causa del trasvase de un código a otro y de una lengua a otra. El traductor necesita por ende preparación adecuada a nivel intercultural, junto a una buena dosis de ingenio y creatividad.

      Como recuerda Diadori (2012: 221),


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