Dibuja tu Fe. Danii Marín
Con base en el evangelio de la prosperidad, poco a poco se comenzó a omitir por completo el Antiguo Testamento, se comenzó a negar la existencia del infierno y del diablo; se predicaba más sobre el pastor de la iglesia (o el apóstol o arcángel) que del mismo Jesús; toda la experiencia del culto se basaba más en servir y honrar a una persona hasta el punto que Dios pasó a ser una nota al calce.
Hubo un grupo que permanecimos más tiempo del debido porque la mayoría en la iglesia éramos familia; pero la realidad es que cada domingo que pasaba identificamos enseñanzas y doctrinas que iban descaradamente en contra de lo que decía la Biblia.
El resto de las personas que se quedó en la iglesia y se tragó toda esa falsa doctrina, al cuestionarles sobre su rutina de estudio de la Palabra confirmaban que su único contacto con la Biblia era lo que predicaban desde el altar. Cuando les preguntabas por qué no tomaban el tiempo de leer lo que dice la Biblia, las excusas que soltaban eran más o menos las mismas que discutimos arriba y a eso le añadían: «Eso le toca al pastor. Para eso es que doy mi diezmo. Él lee la Biblia; me comparte lo que ella dice, y yo lo hago».
¿Es indignante escuchar este tipo de comentario? Sí.
¿Es sorprendente escuchar estos comentarios? No.
Es probable que hayas escuchado comentarios y barreras como estas. Es más, me atrevo a pensar que a ti también te ocurren los mismos obstáculos cuando quieres sentarte a leer y aprender más de la Biblia; por eso es que estás leyendo este libro. Yo soy honesto, a mí también me ocurre; y por eso escribí este libro, porque necesito que alguien me ayude a vencer el aburrimiento, la confusión, la distracción y el olvido que me impiden conectar con la Palabra de Dios.
La Biblia nos enseña en Josué 1:8, cual es la clave para tener una conexión real y efectiva con la Palabra de Dios que añada crecimiento, sabiduría y éxito a nuestra vida: «Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.» Si hacemos una extracción del texto para enumerar las acciones que debemos ejecutar para conectarnos con la Biblia, tendríamos el siguiente listado:
1.Enfocarnos lo suficiente y retener lo leído
2.Entender y meditar lo que dice la Palabra y las lecciones que guarda
3.Aplicar lo aprendido
Ahora que leo bien este listado, me doy cuenta de que estas acciones forman un acróstico que representan muy bien mi expresión cuando veo todo lo que hay que leer cuando abro la Biblia: ¡¡¡EEA!!!
LOS DIBUJITOS SENCILLOS SON LA MEJOR HERRAMIENTA PARA CONECTARNOS CON LA PALABRA DE DIOS
Los dibujitos están muy lejos de ser una distracción o una pérdida de tiempo, como muchas personas nos han enseñado. De hecho, pueden ser todo lo contrario; pueden ser la herramienta que necesitamos para superar las barreras que nos separan de leer, aprender y aplicar la Biblia a nuestra vida.
Así que, en lugar de definir un dibujito como una distracción, yo me suscribo a la definición que le da la autora Sunni Brown:
«LOS DIBUJITOS SON TRAZOS QUE AYUDAN A UNA PERSONA A PENSAR. UN DIBUJITO ES UN ESFUERZO ÉPICO DE NUESTRA MENTE PARA CONECTARSE CON LO QUE ESTÁ PROCESANDO ANTES DE SUCUMBIR A ESPACIARSE Y DISTRAERSE POR COMPLETO».1
Vamos a ver tres beneficios de hacer garabatos que nos ayudan directamente a desarrollar las acciones que nos llevan a lograr una conexión con la Biblia:
1. NOS AYUDA A ENFOCARNOS Y RETENER MÁS INFORMACIÓN
En el 2009, la psicóloga Jackie Andrade hizo un experimento bien interesante para comprobar si los garabatos son una distracción o si son algo más. Andrade reunió a 40 personas y las dividió en dos grupos distribuidos en partes iguales. Ambos grupos escucharon una grabación monótona en la que, por dos minutos, se recitaba un listado de nombres de invitados a una fiesta. Un grupo escuchaba la grabación mientras hacían garabatos en unos recuadros; el otro grupo solo se limitaba a escuchar atentamente.
Al final de la grabación a ambos grupos se les dio una prueba de memoria inesperada y los resultados sorprendieron a Andrade: Los que hicieron garabatos mientras escuchaban retuvieron un 29 % más de información que los que no los hicieron.2
2. NOS AYUDA EN EL PROCESO DE ENTENDER Y APRENDER MEJOR LOS CONCEPTOS
Muchos profesionales de la educación coinciden en que el ser humano aprende por cuatro métodos: visual, auditivo, lectura / escritura, kinestésico (aprender haciendo), y afirman que la experiencia donde más se optimiza el aprendizaje es aquella en la que se aplican dos o más métodos de aprendizaje. Lo estupendo de hacer dibujitos sencillos en el estudio de la Biblia es que podemos aplicar al menos tres métodos, uno más que la cantidad recomendada.
Aprendemos visualmente porque vemos imágenes que activan la memoria y nuestra capacidad de procesar información.
Aprendemos por el método de escritura / lectura porque estamos leyendo la Palabra. Si fuera una Biblia en audiolibro, estaríamos aplicando el método de aprendizaje auditivo.
Aprendemos de forma kinestésica porque estamos en movimiento, haciendo algo para que la mente se invierta 100 % en el proceso.
Uno de mis ejemplos favoritos es el de Michiko Maruyama, una estudiante de medicina, que expresa en su sitio web que ella saca un tiempo al final del día para hacer dibujos con base en lo aprendido en clase para consolidar todo lo que aprendió y asegurarse de que entiende y que asimiló los conceptos.3 Algo que me llamó mucho la atención de su testimonio es que ella al principio hacía sus dibujos más como pasatiempo que como un hábito concreto, pero comenzó a tomarlos en serio cuando notó que sus calificaciones comenzaron a bajar cuando dejó de dibujar por semanas.
3. NOS AYUDAN A CONECTAR CON NUEVAS IDEAS Y A APLICARLAS
Un garabato puede ayudar a expresar emociones que aun las palabras no pueden cristalizar. En una conferencia de interacción entre humanos y computadoras, llevada a cabo en Estocolmo en el 2011, se presentó los resultados de un estudio donde 10 personas compartieron sus dibujos y garabatos por cuatro semanas, en reacción a su diario vivir.
Según Lisa Cowan, quien manejó el experimento, los mismos participantes se vieron sorprendidos de cómo lograron comunicar emociones complejas que apenas podían materializar usando palabras o mensajes de texto. Los garabatos incluían estudiantes viéndose abrumados por las fechas límites de sus exámenes finales y padres de familia expresando su ansiedad.4
Uno de mis pasajes favoritos de la Biblia es Juan 17:20-21, donde Jesús ora por Sus discípulos. En esa oración ocurre algo hermoso que yo nunca antes había notado: Jesús oró por nosotros. Sí, Jesús oró por ti y por mí. Aun mientras escribo sobre esta oración, se me hace tan difícil expresar la emoción y la idea de que Jesús rompe la cuarta pared de la Biblia y me considera a mí en Su oración. No hay palabras que me ayuden a pintar lo grandioso de ese escenario, por eso lo ilustré en mi Biblia. Cada vez que veo el dibujo, me acuerdo de cómo se estremeció mi corazón y confirmo mi agradecimiento y mi amor por Jesús.
Hacer dibujitos es mucho más que una distracción y no es en absoluto un acto de falta de respeto, siempre y cuando se lo haga con prudencia. Nuestro cerebro dedica cerca del 50 % de sus recursos para procesar imágenes;5 se ha vuelto muy bueno en usarlas para nuestro beneficio.