Manifiesto por el progreso social. Helga Nowotny
1.11. Conflictos según su intensidad 1946-2016
FUENTE: IPSP (2018b).
1.los migrantes se concentran en países de destino específicos y representan una proporción mucho mayor en los grandes países receptores: 15% en Estados Unidos y Alemania, 17% en Suecia…;
2.los migrantes se concentran en las grandes ciudades; los datos muestran que en muchas de ellas representan entre 20% y 40% de la población;
3.las cifras que tenemos son cifras oficiales sobre la migración legal: la ilegal no se cuenta;
4.las cifras captan la migración exitosa y no reflejan las solicitudes de migración que se están reteniendo en los controles fronterizos.
Un posible resultado de todas las tensiones descritas en los párrafos anteriores —desigualdad creciente, degradación ambiental, presiones migratorias, etcétera— es en el aumento de los conflictos bélicos y de la violencia en todo el orbe. La figura 1.11 presenta información del Programa de Datos sobre Conflictos de Uppsala sobre la cantidad de conflictos armados. Las cifras se pueden leer de varias maneras: se podrían ver como una tendencia general hacia el aumento de conflictos desde la segunda Guerra Mundial. Sin embargo, si se analizan desde la perspectiva de mediados de la década del año 2000, se puede ver un declive, desde el pico de la década de 1980 y el de mediados de la década de 1990. Sin duda, tal es la perspectiva que Pinker (2011) y Goldstein (2011) presentaron de distintas formas. Sin embargo, como apuntan Wallensteen, Wieviorka et al. (IPSP, 2018b: 413-414), esa cifra
FIGURA 1.12. Incidentes terroristas a nivel mundial, 1970-2015
FUENTE: www.start.umd.edu/gtd/contact.
demuestra la dificultad de hacer predicciones: más o menos al mismo tiempo, se estaba gestando un conjunto de nuevos conflictos armados que, en los años posteriores, cambiaron el panorama global: grupos yihadistas islámicos tuvieron notorios avances militares que resultaron en grandes ganancias territoriales (Estado Islámico en Irak y Siria, Boko Haram en Nigeria, otros afiliados en Libia, Mali y Yemen, al-Shabaab en Somalia). El perfil de los movimientos trasnacionales coordinados, basados en la capacidad militar y en la actividad terrorista, representó un cambio real para el orden mundial existente.
Sin duda, la figura 1.12 muestra el marcado aumento del número de incidentes terroristas en todo el mundo desde inicios de la década del año 2000. Por lo tanto, el estatus de los conflictos armados en el mundo es otra de las grandes preocupaciones para contrastar con los éxitos globales en el terreno económico.
EFECTOS DE RETROALIMENTACIÓN Y MONSTRUOS A LA VUELTA DE LA ESQUINA
Las secciones anteriores identificaron algunas de las tendencias y los patrones preocupantes que deberían activar las alarmas. En particular, deberíamos desconfiar del falso sentido del progreso constante que pueden ofrecer las tendencias pasadas. Por ejemplo, la figura 1.3 muestra un incremento sostenido de la esperanza de vida, pero esconde el hecho de que ha caído en la ex URSS después de la transición, en regiones de África durante el pico de la pandemia de VIH y ahora en algunos grupos sociales de Estados Unidos afectados por ciertas disrupciones del mercado laboral. Las principales amenazas para el progreso social hoy son los riesgos sobre la cohesión social, la sostenibilidad ambiental, la paz y la democracia. Como hemos visto, el progreso en esos frentes está en duda.
Pero los efectos de retroalimentación que atraviesan estas dimensiones son particularmente alarmantes, pues hacen que empeore la espiral. Con los efectos de retroalimentación, el progreso social se enfrenta a un abismo inminente que podría tragarse los avances de los últimos tres cuartos de siglo desde la segunda Guerra Mundial. Esta sección discute algunos de esos peligrosos ciclos de retroalimentación.
Primero, los pronósticos ambientales dependen de brechas de desarrollo y de las reacciones que éstas inducen. Aunque, en términos relativos y en promedio, los ingresos de los países más pobres han ido aumentando más rápido en comparación con los de los ricos, la brecha en términos absolutos sigue siendo muy grande (figura 1.13). En 2015, el ingreso per cápita de la India era de 1600 dólares, mientras que el de Estados Unidos era de 56000 dólares.9 La relación de 35 a 1 es lo suficientemente grave, pero la diferencia absoluta de más de $54000 dólares también es reveladora. Aunque la India creciera a una tasa de 10% anual —pronóstico heroico—, el aumento en su ingreso sería menor al de Estados Unidos si éste creciera sólo a 1%. La comparación en dólares con paridad de poder de compra (ppc) arroja 5700 dólares en la India y 53400 dólares en Estados Unidos: es sólo un poco menos grave. Con tal desigualdad entre naciones ricas y pobres, la demanda por un crecimiento del ingreso en las naciones pobres seguirá siendo alta y los acuerdos mundiales sobre el clima estarán sujetos a esa desigualdad. Pero si la India tuviera el ingreso per cápita de Estados Unidos sin ningún cambio en las tecnologías de producción, y si tal proyección se multiplicara en todos los países pobres, las emisiones de carbono aumentarían en forma drástica, dañarían seriamente el medio ambiente y amenazarían los puntos de inflexión del cambio climático.
FIGURA 1.13. Brechas absolutas y relativas entre países
FUENTE: Proyecto Maddison.
El efecto de retroalimentación en la otra dirección, desde el cambio climático hacia la desigualdad entre países, también es revelador. Los aumentos de temperatura mejorarán las temporadas de cultivo en latitudes alejadas del ecuador, donde se localiza la mayoría de los países ricos; al mismo tiempo, se verán afectadas las previsiones para los cultivos tradicionales en los climas actualmente más cálidos conforme se vayan calentando. El efecto de la variabilidad pluvial o de los aumentos del nivel del mar quizás estén distribuidos de forma más equitativa entre las líneas costeras y los países ricos y pobres, pero el hecho más importante es que la capacidad de lidiar con el aumento del nivel del mar y con los desastres naturales también está correlacionada con la riqueza económica nacional. Así, aunque ricos y pobres se vean igual de afectados por las consecuencias del cambio climático, los pobres se empobrecerán más y la espiral de la desigualdad se agravará. La falta de sostenibilidad se agudizará si los mecanismos establecidos desde hace tiempo para la cooperación local se incumplen debido a la presión ambiental sobre el agua y los bosques.
La degradación ambiental en los países pobres, consecuencia de la pobreza misma y de las presiones poblacionales, exacerbada por el cambio climático, puede traer efectos de retroalimentación severos e intensificar la presión migratoria. La escasez de agua ya está provocando migración entre zonas contiguas, lo que eleva los microconflictos. Esto se suma a las presiones migratorias y a los flujos de refugiados causados por otras confrontaciones, y tales presiones ya se presentan en los países ricos. Esto a su vez eleva la xenofobia y el resurgimiento de la extrema derecha, lo que amenaza las estructuras democráticas en los países ricos. De hecho, el fenómeno también está muy presente en países en desarrollo como Sudáfrica y Malasia. Por lo tanto, aquí tenemos un efecto de retroalimentación que va de la insostenibilidad a las amenazas a la democracia.
El aumento de la desigualdad en países ricos, con la desaparición de oportunidades para la estabilizadora clase media, como se discutirá en el siguiente capítulo, también contribuye a la espiral en la que el aumento del ingreso y la desigualdad de riqueza empujan a la política a favorecer los intereses de los ricos mediante exenciones tributarias para empresas