Creando una mente psicoanalítica. Fred Busch

Creando una mente psicoanalítica - Fred Busch


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profundo.

      La esencia de estas postulaciones fue articulada por analistas provenientes de marcos teóricos muy diferentes.

       La interpretación surge en el momento en que el analista considera que ha comprendido el punto de urgencia y ha elaborado el modo de hacerla accesible, al menos en parte, a la comprensión del paciente. (Baranger, 1993, p. 23)

       Ninguna interpretación ha de verse como interpretación ni explicación pura sino que debe resonar en el paciente de modo tal que la vea como específica para él y su funcionamiento. (Joseph, 1985, p. 446)

       Creo, sin embargo, que es fundamental respetar el umbral de tolerancia del paciente a las interpretaciones, y reconocer que una sensación persecutoria durante la sesión es señal notoria de que la insistencia ha sido excesiva. (Ferro, 2003, pp. 189-190)

      ¿Cómo se ve todo esto en la instancia clínica? Presento aquí un ejemplo de un supervisando:

      El paciente, un varón de 30 años, llega al análisis porque no puede sostener relaciones duraderas con mujeres, a menudo se siente inepto e incapaz de acercarse siquiera a una mujer que le interesa. Su analista es una mujer. Hacia el sexto mes de tratamiento, luego de otro intento fallido de llamar la atención de una mujer, el paciente recuerda algo que ocurrió cuando tenía 5 años.

      Paciente: Me encontraba en el patio de la escuela, jugando al béisbol, y quería darle duro a la pelota para demostrar que era grande y fuerte. Quería alardear. Le pego a la pelota y la pierdo al batear. Corro a la primera base y caigo. Me golpeo la cabeza sobre el piso de cemento y empiezo a llorar. Las niñas que me estaban mirando lo encuentran la mar de divertido y empiezan a reír. Me siento un idiota.

      Analista: Me pregunto si usted siente que no aprecio su fuerza.

      Todos podemos entender cómo la analista llegó a esta interpretación. No obstante, aquello de lo que el paciente dispone en su preconsciente se trata de lo que no está en sus pensamientos, de lo que está oculto, ausente. A mí se me ocurriría decir: “En un momento de su vida usted quiso alardear de su fuerza ante una niña, pero lo asocia con haberse sentido un idiota. Parece estar ligado con la razón de su dificultad para acercarse a una mujer. En su mente, intentar equivale a fracasar”.

      Al decir esto estaría intentando mantenerme cerca de lo que está disponible para el paciente. Después de una noche infructuosa con una mujer recuerda sentirse un idiota cuando trató de probar su virilidad a los 5 años. Es capaz de hacer la asociación y por ende es posible conectar ambos hechos. En este momento el paciente no muestra resistencia alguna al análisis ni calla sus pensamientos; entonces, ¿por qué introducir la transferencia? Tendemos a introducir lo que tiene menos disponible, mientras que evitamos lo que todavía es nuevo y se encuentra disponible. Además, la analista no ayuda al paciente a ver cómo trabaja su mente. Éste tendría toda la razón de preguntarse por qué su analista pensó que la historia la involucraba. Esta modalidad puede llevar a una búsqueda rutinaria de la transferencia en lugar de a una vivencia dinámica que, para el analizando, presta credibilidad a las interpretaciones transferenciales.

      Profundizando mediante la determinación de la disponibilidad preconsciente

      No existe una respuesta fácil a la pregunta de cómo determinar la disponibilidad del material para el preconsciente del analizando. Desde lo descriptivo, la musicalidad de las palabras nos dice mucho acerca del estado de ánimo del paciente. Por otra parte, es sólo con el transcurrir del tiempo que aprendemos –si es que aprendemos –este tipo de cosa, como si la narración de un sueño fuera parte de una habilidad recientemente descubierta para representar derivados del inconsciente o bien el comienzo de un monólogo obsesivo. En general, la disponibilidad preconsciente se basa en una combinación del estado del Yo con el impulso de poner en acto. Así, una de las primeras consideraciones es el grado de angustia o amenaza (al Yo), visto en la fuerza de las resistencias. Cuando las resistencias disminuyen, la narración del analizando a menudo presenta asociaciones que abren nuevos significados. Sin embargo, como casi cualquier cosa puede utilizarse como resistencia, puede ser difícil determinar cuándo el paciente se encuentra en un punto de resistencia mayor. Cualquier signo exterior de un análisis productivo puede ser su opuesto. La asociación libre, la narración de un sueño, la aceptación de una interpretación… todas pueden ser resistencias potenciales. A través del tiempo, el analista puede comprender mejor estos hechos y su potencial aptitud para la disponibilidad preconsciente mediante su rol en el progreso o regresión del analizando.

      Es mi impresión que nuestra mayor dificultad consiste en considerar el grado de resistencia al interpretar la transferencia. Solemos confundir nuestra habilidad para detectar implicancias transferenciales con la disposición del paciente para comprenderlas preconscientemente. He aquí un ejemplo que demuestra nuestra prontitud para interpretar la transferencia cuando el paciente resiste dicha interpretación.

      Durante su primer año en análisis, un joven llega enojado a sesión, acusando a un profesor que da clase “sin pensar si los estudiantes pueden seguirlo”. En la misma vena, comete un lapsus y dice que odia “que me trate… quiero decir, que me enseñe así”. Luego reta al analista con la frase: “Supongo que usted sacará algo en limpio de ello”. El paciente continúa quejándose de su profesor; entonces, el analista le dice: “¿No estará usted huyendo de su enojo conmigo?”

      Interpretación de la puesta en acto disociada

      Uno de los momentos que presenta mayor dificultad para determinar la disponibilidad preconsciente ocurre cuando el paciente se ve impulsado a la puesta en acto de algo que, simultáneamente, se escinde del Yo. El analista se encuentra en posición de observar una dinámica crucial, en tanto el analizando se desespera por protegerse de tomar conciencia de dicha dinámica. Por lo general, es más útil abordar esta cuestión desde el aspecto protector. Es decir, el paciente no es consciente del pánico que impulsa la naturaleza disociativa de su conducta y la evaluación del analista de este aspecto de la dinámica ayuda al paciente a abordar aquello que lo lleva a la puesta en acto. La comprensión en términos de autopreservación y/o preservación del objeto20 es lo que el paciente tiene más disponible. La idea de que el paciente se está protegiendo a sí mismo o a otro (ya sea del pasado o del presente) suele ser correcta y causa menor angustia que cualquier otra cosa que esté sucediendo. Sin embargo, cuando se trata de un individuo narcisista o borderline, a veces puede ser difícil ir por esta vía, puesto que al paciente puede parecerle denigrante que el analista suponga que sabe algo acerca de él o que piense que tiene un problema. Veamos un ejemplo típico:

      Un hombre de negocios de unos cincuenta años, que sufría de perversión sexual y de una ira narcisista apenas disimulada por formaciones reactivas, hablaba con lo que yo llamaría “asociaciones firmemente controladas”. Es decir, su pensamiento tenía la apariencia de estar asociando libremente pero raramente llevaba a una comprensión profunda y a menudo su discurso resultaba confuso. Sus repentinos ataques de llanto eran desconcertantes y parecía la parodia de un paciente en análisis. Más adelante, el analizando pudo hablar de cómo había planificado todo lo que iba a decir en sesión y que, si bien su llanto era genuino, era también lo que sentía debía hacer al recordar algo triste, habiendo leído una novela cuyo personaje principal se comportaba así en análisis. Luego de varios meses de interpretar el contenido sin que se produjeran grandes


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