La Sonrisa Escondida de Dios. John Piper

La Sonrisa Escondida de Dios - John  Piper


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y “God Moves in a Mysterious Way [Dios se mueve de manera misteriosa]”. Y las aflicciones de David Brainerd nos dieron un Diario publicado que ha movilizado a más misioneros que cualquier otra obra similar. El horno del sufrimiento produjo el oro de la guía y la inspiración para vivir la vida cristiana, adorar al Dios cristiano y difundir el evangelio cristiano.

      Existe cierta ironía en el fruto de estas aflicciones. El confinamiento de Bunyan le enseñó el camino peregrino de la libertad cristiana. La enfermedad mental de Cowper produjo una dulce música de la mente para las almas atribuladas. La ardiente miseria de aislamiento y enfermedad de Brainerd explotó en misiones globales más allá de toda imaginación. La ironía y desproporción son maneras de actuar propias de Dios. Nos mantiene fuera de balance con Sus impredecibles conexiones. Creemos que sabemos cómo hacer algo grande, y Dios lo hace pequeño. Pensamos que todo lo que tenemos es débil y pequeño, y Dios lo hace grande. La estéril Sarah da a luz al hijo de la promesa. Los 300 hombres de Gedeón derrotan a 100 000 madianitas. Una honda en la mano de un pastorcillo derriba al gigante. Una virgen concibe al Hijo de Dios. Los cinco panes de un muchacho alimentan a miles. La violación de la justicia, la envilecida conveniencia política y una tortura criminal en una horrible cruz se convierten en el fundamento para la salvación del mundo.

      Esta es la forma de actuar de Dios –quitar todas las jactancias del hombre y ponerlas en Dios. “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia… para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor” (1 Corintios 1:26-29, 31).

      No es sorprendente (1 Pedro 4:12), por lo tanto, que el sufrimiento encaje dentro del diseño de Dios en maneras que a veces nos desconciertan y nos ponen a prueba hasta el límite. El desconcierto y la prueba son parte del diseño: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (Santiago 1:2-4).

      ¿Diseña Dios el sufrimiento para Sus hijos?

      Pero muchos tropiezan con la palabra diseño. ¿Sería el sufrimiento el diseño de Dios? ¿Podemos hablar de esa manera? ¿O deberíamos hablar de Dios trabajando con lo que se le ha dado? En otras palabras, ¿Dios supervisa y maneja los asuntos del mundo de manera que podemos hablar del sufrimiento como Su voluntad y Su designio, o Él maneja el mundo, más bien, como un jugador de ajedrez que no decide cuáles son los movimientos de Su contrincante, pero siempre puede controlarlos y convertirlos en bien? ¿Planifica Dios el lugar del sufrimiento en la vida de Sus hijos con buenos fines, o está Él siempre en la posición de responder al dolor que otras fuerzas le dan para utilizar?

      Todos los cisnes en este libro cantan al unísono sobre esta pregunta. Dios gobierna el mundo y todo lo que sucede en él, con propósito y diseño para el bien de aquellos que le aman. Esta fue la última lección que Job aprendió de todo su sufrimiento: “Respondió Job a Jehová y dijo: Yo conozco que todo lo puedes, Y que no hay pensamiento que se esconda de ti” (Job 42:1-2). Satanás puede desempeñar su papel perverso en el drama y llevarse a los hijos de Job y herirlo con sarna de pies a cabeza, pero Job no le dará a Satanás la eminencia como causa primera de todo. Esto solo le pertenece a Dios, incluso si no podemos entenderlo por completo. Cuando los diez hijos de Job murieron aplastados, él “se postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:20-21). A esta increíble confesión de que Dios se había llevado a sus hijos, el autor del libro responde con confirmación: “En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno” (Job 1:22). Del mismo modo, incluso cuando el texto dice explícitamente que “Satanás… hirió a Job con una sarna maligna”, la respuesta de Job fue, “¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?”. Y nuevamente el autor endosa la teología de Job con las palabras, “En todo esto no pecó Job con sus labios” ( Job 2:7, 10).

      Este es el mensaje uniforme de la Biblia, sea que estemos hablando del sufrimiento que proviene de la enfermedad12 o del procedente de la calamidad13 o de persecución14: “[Dios] hace todas las cosas según el designio de su voluntad” (Efesios 1:11). Dios tiene un propósito bueno y sabio en todo lo que sucede15. Desde la mañana hasta la noche, sobre todas las situaciones de nuestras vidas, debemos decir: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello” (Santiago 4:15). ¿Por qué? Porque Dios dice, “Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero” (Isaías 46:10). “Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; mas el consejo de Jehová permanecerá” (Proverbios 19:21). “El corazón del hombre piensa su camino; mas Jehová endereza sus pasos” (Proverbios 16:9). “¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre” (Mateo 10:29). “Como los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano de Jehová; a todo lo que quiere lo inclina” (Proverbios 21:1). “La suerte se echa en el regazo; mas de Jehová es la decisión de ella” (Proverbios 16:33).

      Voces opuestas

      Sin embargo, hay quienes no están de acuerdo. Hay liberales anticuados que dicen: “Creo que el dolor y el sufrimiento nunca son la voluntad de Dios para Sus hijos… No puedo concebir que sea la voluntad de Dios que alguien sea atropellado por un conductor bajo la influencia del alcohol, o que una joven madre muera de leucemia, o que alguien en su mejor momento de juventud deba enfrentar la creciente impotencia de la arteriosclerosis”16.

      Y luego están los “teístas abiertos”17 de hoy en día quienes dicen: “Dios no tiene un propósito divino específico para todas y cada una de las apariciones del mal… Cuando un niño de dos meses contrae un incurable y doloroso cáncer de huesos que significa sufrimiento y muerte, es un mal sin sentido. El Holocausto es un mal sin sentido. La violación y el desmembramiento de una niña es un mal sin sentido. El accidente que causó la muerte de mi hermano fue una tragedia. Dios no tiene un propósito específico en mente para estas ocurrencias”18. “Cuando un individuo inflige dolor a otro individuo, no creo que podamos ir en busca del ‘propósito de Dios’ en ese suceso… Sé que los cristianos con frecuencia hablan sobre ‘el propósito de Dios’ en medio de una tragedia causada por alguien más… Pero considero esto simplemente como una manera de pensar piadosamente confusa”19. “Ni Jesús ni Sus discípulos asumieron que tenía que haber un propósito divino detrás de todos los eventos en la historia… La Biblia no supone que cada mal en particular tenga un propósito piadoso particular detrás de él”20.

      “Más Dios lo encaminó a bien”

      Y luego está la Biblia misma con Su rotunda afirmación sobre cada mal perpetrado contra el pueblo de Dios: “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo” (Génesis 50:20). Esto es lo que José les dijo a sus hermanos quienes habían pecado contra él al venderlo como esclavo y mentirle a su padre Jacob. Lo que él dice no es simplemente que Dios cambió este mal para bien después de que sucedió, sino que Dios lo pensó (utilizando en hebreo el mismo verbo que se usó al hablar de la intención de sus hermanos) para bien. Esto es confirmado en Génesis 45:7, donde José dice: “Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra”. De hecho, en siglos posteriores, el pueblo de Israel celebró precisamente este diseño soberano de Dios en las tribulaciones de José, junto con la convicción de que Dios planeó traer el hambre que hizo tan necesaria la presencia de José en Egipto, y la convicción de que Dios probó a José con dificultades severas:

      [Dios] Trajo hambre sobre la tierra,

      Y quebrantó todo sustento de pan.

      Envió un varón delante de ellos;

      A José, que fue vendido por siervo.

      Afligieron


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