Gente de tango. Carlos Federico Torres
de la Universidad Nacional de Rosario y en 1995 la Orquesta Universitaria del Tango, luego denominada Orquesta Juvenil del Tango de la Universidad Nacional de Rosario, con la que efectuó las diecisiete grabaciones a las que se hiciera alusión anteriormente. Los cantores que participaron en estos postreros registros discográficos que Federico dirigió fueron los jóvenes Héctor Catáneo, Graciela Rey y Carlos Calcagno.
Esta orquesta, siempre bajo su dirección, realizó además en 1998 una gira por Holanda, Bélgica, Alemania, Suiza, Austria y Turquía.
No es posible finalizar esta reseña sin recordar la vasta e importante labor como compositor de Domingo Federico, quien dejó muchos exitosos temas con versos de Homero Expósito como Percal, Yo soy el tango —tema que fuera la primera grabación tanto de la orquesta de Aníbal Troilo como de la de Miguel Caló—, Yuyo verde, Al compás del corazón, Tristezas de la calle Corrientes, Dejame volver para mi pueblo y A bailar.
Con versos de Carlos Bahr compuso la música de Cosas del amor, tema que llevó al disco con la participación a dúo de Carlos Vidal y Oscar Larroca, el 3 de marzo de 1948. También con Bahr como letrista, escribió la melodía de la milonga Tonadita amiga, a la que sin embargo grabó en forma sólo instrumental el 27 de mayo de 1953.
Con el aporte en los versos del uruguayo José Rótulo, compuso Pobre arlequín, tango que grabó el 24 de noviembre de 1952 con la voz de Armando Moreno.
En colaboración con su padre Francisco Federico, quien fuera contrabajista de su orquesta desde 1944 hasta la radicación de Domingo en Rosario, compuso A Martín Fierro, Saludos (dedicado irónicamente a Walt Disney, quien había realizado una película con ese título en la que difundía confusas y poco certeras imágenes sobre la Argentina), Con el mayor gusto, Porque perdí tu querer, Para usted, amigo, A María Rosa (dedicado a María Rosa Cóppola, madre de Domingo y esposa de Francisco), El maharajá y El inca, entre otros más.
Instrumentales de su sola inspiración fueron a su vez Futuro, Pachito, Coco, Tropical, Presentación, Nuevo Tokio, A lo Pirincho A mi Pinita y Olga y Silvio, todos ellos llevados al disco por alguna de las distintas formaciones que dirigió a lo largo de su trayectoria. Este último, dedicado al doctor Filskenstein y a su esposa, fue grabado en 1997 por la Orquesta Juvenil del Tango de la Universidad Nacional de Rosario.
En música y letra, le pertenecen entre otros temas, los tangos La noche y marfil, Estampa de matón, Ronda sentimental y la milonga Negro, también grabados por alguna de sus formaciones.
En colaboración con el pianista Miguel Nijenson, compuso La gente, siempre la gente y ya en su etapa rosarina, con el letrista radicado en esa ciudad Miguel Ángel Jubany, compuso Preludio a la muerte pobre, Desde la noche, Réquiem para un caudillo, En debe y haber, la milonga Mi viejo, viejo spleen y el vals Maciel, tiempo olvidado, en homenaje al pueblo natal de Jubany.
Finalmente, y también ya viviendo en Rosario, con su esposa Haydeé Cardon como letrista, compuso Mansa, incluido con la voz de Carlos Vidal en las grabaciones realizadas para el sello Embassy en 1969, Fueye azul, Tango íntimo. Alcohol, no mientas más y Dos mundos.
Domingo Federico se mantuvo en actividad hasta los años postreros de la década del noventa, falleciendo en Rosario el 7 de abril de 2000, a los 83 años de edad, dos semanas después de ser sometido a una intervención quirúrgica.
115. Federico, Leopoldo
Bandoneonista, director, arreglador y compositor nacido en Buenos Aires el 12 de enero de 1927.
Iniciado por uno de sus tíos en el tango, el que resultara un importante personaje en el desarrollo artístico del futuro músico, induciéndolo a escuchar las distintas orquestas y reconocer sus estilos. Así fue como Leopoldo se inclinó rápidamente por la modalidad interpretativa de Pedro Laurenz, mientras perfeccionaba sus propios conocimientos del instrumento.
Su debut profesional se produjo siendo aún un adolescente, en el año 1944, cuando se incorporó a la orquesta de Di Adamo y Flores en las noches del cabaret Ta–Ba–Rís.
En ese mismo año, estuvo en la formación de Juan Carlos Cobián y en 1946 integró brevemente la de Alfredo Gobbi, la que por entonces no había comenzado su labor discográfica, para incorporarse luego a la de Osmar Maderna, con quien estuvo durante el año y medio transcurrido desde los inicios de esta orquesta —a mediados de 1946— hasta fines de 1947.
Participó, de esta manera, de las primeras grabaciones que la flamante agrupación realizara para el sello rca Victor en Buenos Aires, luego de los cuatro registros que inicialmente hiciera para el sello Sondor en el Uruguay, cuando Federico aún no la integraba.
Por entonces, los cantores eran Luis Tolosa y Orlando Verri, al comienzo, y Pedro Dátila en reemplazo de Tolosa, poco después.
Desvinculado de Maderna, Federico formó parte de la orquesta con la que Emilio Balcarce acompañaba al cantor Alberto Marino y ya en 1949, de la formación de Osvaldo Manzi integrada, además, por Antonio Rossi, en violín, y los cantores Roberto Ray y Oscar Larroca, con la que actuó en el café Marzotto.
A fines de la década del cuarenta, Leopoldo, quien ya gozaba de un sólido prestigio, prosiguió su carrera en las orquestas de Víctor D’ Amario, Héctor Stamponi, Miguel Caló, Lucio Demare, Mariano Mores, Florindo Sassone y Carlos Di Sarli, para desde 1950 a 1952, desempeñarse como primer bandoneón de la orquesta de Horacio Salgán, en el que fuera uno de los grandes hitos de su trayectoria.
En 1953, cuando recién tenía nueve años de actuación profesional, dirigió por primera vez su propia agrupación junto con el talentoso pianista Atilio Stampone, presentándose en el local del Tibidado y en radio Belgrano.
Después actuó un tiempo en la orquesta de Héctor Artola, con quien se presentó en radio El Mundo, para producirse posteriormente su incorporación al revolucionario octeto Buenos Aires dirigido por Astor Piazzolla, en el que permaneció desde 1955 a 1957.
Simultáneamente a su pertenencia al octeto Buenos Aires, en 1956 formó parte de la agrupación que bajo la dirección del pianista Atilio Stampone grabó dos discos de 78 rpm, en el que se incluyeron los temas Responso, El chupete, Melancólico, Danzarín y El recodo.
El primer violín de esta formación era Enrique Mario Francini y también integraban esta fila Mauricio Misé y Nito Farace, mientras que el violoncello estaba a cargo de Víctor Marchetto.
En ese mismo año, se incorporó a la orquesta que bajo la dirección de Carlos García acompañó al cantor Héctor Pacheco en la realización de grabaciones para el sello Odeon, formando parte de una agrupación en la que también estaban, entre otros, Tito Bissio (acordeón), Aldo Nicolini (contrabajo), Panchito Cao (clarinete); Elvino Vardaro, Leo Lipesker y Hugo Baralis (violines) y Horacio Malvicino (guitarra).
A fines de ese año, integró un exitoso dúo con el guitarrista Roberto Grela, asociación que se prolongó durante seis años.
En 1957, también formó parte del conjunto Los Notables del Tango, otra recordada agrupación de los primeros años de la renovación del género.
Todas estas actividades son consideradas por muchos como una brillante culminación de la etapa previa a la conformación de su propia orquesta como único conductor, hito en su carrera profesional que se concretó en el mes de octubre de 1957. Con ella, comenzó dando marco musical a los cantores Roberto Rufino, Hugo Marcel y Elsa Rivas, a la vez que dirigía la orquesta estable de radio Belgrano.
Es digno de destacar que esta orquesta se ha mantenido hasta nuestros días, alcanzando al momento de escribir estas líneas cincuenta y seis años de vigencia durante los cuales el director ha sabido mantener un grupo de músicos de primera línea cohesionados en un mismo sentimiento musical. Horacio Salas ha señalado que «esta orquesta ha significado para Leopoldo el medio más importante de desarrollo y expresión de sus ideas musicales».
La formación tuvo permanente continuidad en sus actuaciones hasta alrededor del año 1995, interrumpiéndolas en ese año cuando se produjo el cierre de Casablanca, el local en el barrio de San Telmo en el que se presentaba frecuentemente.