Placer y negocios. Diana Whitney
que significa muchísimo para mí. No puedo arriesgarme a que sufra, a que vea su confianza rota por otro papá que la decepcione y la abandone.
—Hay hombres buenos por el mundo, Catrina, hombres que son merecedores de tu amor y de tu respeto.
—¿Entonces por qué no pudiste tú encontrar ninguno? —Catrina se arrepintió de sus palabras en el mismo instante en que las estaba pronunciando—. Lo siento, no he querido decir…
—Por supuesto que has querido —Gracie había palidecido, pero intentó sonreír—. Soy la primera en admitir que cuando se trata de encontrar marido, yo no soy la más ejemplar.
—Gracie…
—No, no, tienes razón. No soy exactamente lo que se dice una experta en relaciones —desvió la mirada hacia la olla de salsa de espaguetis que hervía en la cocina de Catrina—. El hecho de que me invites a venir a cenar a tu casa una vez por semana no me da derecho a decirte cómo debes vivir tu vida. Estoy segura de que no te interesa lo más mínimo mi estúpida opinión.
—Claro que me interesa —le aseguró Catrina—. Si no hubiese querido saber tu opinión, no te habría comentado nada.
—¿Estás segura?
—Sí, estoy segura.
—No querría entrometerme…
—¡Gracie! Dime qué crees que debería hacer.
En el rostro distendido de Gracie se esbozó una sonrisa.
—Bueno, ya que me lo preguntas, creo que debes seguir haciendo lo que has hecho hasta ahora.
—He estado ignorándolo y esquivándolo.
—Exactamente.
Catrina frunció el ceño. Por alguna razón, había tenido la impresión de que Gracie pensaba que debía dar al persistente Rick Blaine una oportunidad.
—De momento esto no le ha gustado mucho.
—Dale tiempo. Simplemente sigue aparentando que no te interesa…
—¿Aparentando? Gracie, no tengo que aparentar. ¿No me has estado escuchando? No estoy interesada en Rick Blaine. ¡No, no y no!
—Por supuesto, querida, lo entiendo. En cualquier caso, continua como hasta ahora y antes o después conseguirás exactamente lo que quieres.
—Exactamente lo que quiero —repitió Catrina paladeando las palabras—. Eso sería perfecto, claro está, suponiendo que tuviera una ligera idea de qué es exactamente lo que quiero. Lo cierto es que no tengo ni idea. ¿Quiere eso decir que estoy loca?
—No, querida —respondió Gracie con una risita—. Simplemente significa que eres humana.
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