Cristianos y musulmanes en la España medieval. Ron Barkai

Cristianos y musulmanes en la España medieval - Ron Barkai


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de las imágenes para la creación de un cerco más complejo y más perfecto de autodefinición colectiva, sea en lo que ataña a términos religiosos o a términos nacionales? La comparación de los dos marcos ideológicos —el cristianismo y el musulmán— puede explicar la modelación de la autopercepción de esas dos sociedades, que se desarrollaron en el suelo español.

      La validez de la ideología —ya sea que grabe en su bandera las ideas de la reconquista cristiana o que quiera restaurar el mandamiento de la Guerra Santa contra el cristianismo— debe ser examinada conforme al grado de intensidad y de continui dad revelado a lo largo del tiempo, en los escritos históricos de estas dos comunidades. Estos y otros interrogantes habrán de guiar nuestro examen en lo referente a la creación, consolidación y comparación de las imágenes a lo largo del conflicto.

      Los investigadores que estudian la Edad Media se enfrentan con una dificultad conocida: los autores de los documentos pertenecían a la élite ilustrada, eran miembros de la Iglesia o de la aristocracia; la mayoría de la población, en cambio, no dejó testimonios escritos. Por lo tanto sólo podemos deducir las percepciones de los redactores que pertenecían —tal como hemos dicho— a una reducida capa de la sociedad. Pero a pesar de dicha limitación, el examen de las imágenes tiene importancia por dos razones: primero, porque a veces se hallan expresiones de la mentalidad popular también en las fuentes de los ilustrados, ya sea que aparezcan como de paso o que fueron transmitidas explícitamente como símbolo de una expresión popular; segundo, porque las fuentes escritas reflejan a aquellos sectores de la sociedad medieval que se contaban en los círculos de influencia con capacidad de decisión, es decir, esas fuentes son los medios de expresión de las capas cuyas percepciones prevalecieron en el curso del conflicto.

      Dado que las fuentes son fundamentalmente escritos históricos que abarcan una continuidad cronológica y que la finalidad que se ha fijado el libro consiste en el examen del desarrollo de las imágenes a lo largo del tiempo determinado como marco, decidí analizar las crónicas de cada uno de los grupos en un período de tiempo específico que se distingue por sus símbolos propios. El examen incluye el interés y los conocimientos que revela el cronista por el grupo rival, las imágenes del enemigo que aparecen en la crónica y también la autoimagen reflejada. De esta trama surgirá el desarrollo del sistema de imágenes de ambos grupos a lo largo de todo el período que está en estudio.

      He circunscrito el espacio de tiempo que va del siglo VIII a las postrimerías del siglo XIII, es decir, desde la conquista de España por los musulmanes hasta el fin de la «Gran Reconquista», cuando el gobierno musulmán en España se circunscribió al reducto de Granada, el sistema de relaciones entre el Islam y el cristianismo en la Península Ibérica asumió una forma nueva, cosa que requiere un estudio especial por separado. Para los fines de la presente investigación dividí dicho período en tres partes:

      Primera parte: desde los primeros días de la conquista musulmana hasta el último cuarto del siglo XI. En la historia musulmana ese período comprende el emirato y el califato de los omeyas, y los reinos de taifás hasta la invasión de los almorávides, que inició una nueva época en la historia de al-Andalus. En la historia de la España cristiana ese período comprende la época de recuperación de la invasión musulmana y la creación de los reinos cristianos en la mitad septentrional de la Península Ibérica, extendiéndose hasta los días en que la idea de las cruzadas pasó a ser móvil de gran valor en las relaciones entre el cristianismo y el Islam. En este período formativo se crearon y consolidaron las imágenes de ambos grupos en su marco primigenio.

      Segunda parte: va desde el último cuarto del siglo XI hasta mediados del siglo XII. En este período ejercieron el gobierno en al-Andalus los almorávides, que al final fueron derrotados por los almohades. Para la sociedad cristiana de Europa fue el «siglo de oro» de la idea que animó a las cruzadas: comprendió la primera y segunda cruzada, la consolidación y culminación del reino de los cruzados en la Tierra Santa; en España fueron los días de los reyes considerados generalmente por la historiografía moderna como los realizadores del ideal de las cruzadas: Alfonso VI de León, Alfonso I de Aragón y el emperador Alfonso VII.

      Tercera parte: comprende la época de la prevalencia de los almohades en al-Andalus y el período en que se llevó a cabo la «Gran Reconquista», a cuyo término quedó en manos de los musulmanes sólo el reducto de Granada.

      [1] En su primer trabajo sobre las imágenes (The imagen, Ann Arbor, 1956), K. Boulding define el significado cognoscitivo y filosófico del concepto imagen. En una serie de artículos posteriores, publicados sobre todo en el Journal of Conflict Resolution, aplica los principios generales de la teoría de la imagen al análisis de los fenómenos de las relaciones internacionales. Uno de los trabajos más notables sobre la aplicación de dicha teoría en la época moderna fue presentado en la obra: H. C. Kelman (ed.), International Behavior, Social-Psycological Analysis. Nueva York, 1965. Es evidente que la guerra fría entre los dos grandes bloques indujo a los investigadores a examinar el sistema de las relaciones internacionales sobre la base de la teoría de la imagen.

      [2] La indiferencia en lo que se refiere al complejo sistema, tanto por parte de los cristianos como de los musulmanes, fue el obstáculo principal con el que tropezó B. Richard («L’Islam et les musulmans chez les chroniqueurs castillans du milieu du moyen-âge», Hesperis-Tamuda, t. XII (1971), pp. 107-132). El autor incluyó todas las crónicas castellanas en una sola categoría, sin tomar en cuenta las transformaciones políticas y militares que se habían operado desde comienzos del siglo XII hasta finales del siglo XIII; no menos grave fue que ignoró la diferencia existente entre esas crónicas y lo que respecta a los distintos grupos del campo musulmán.

      [3] La teoría funcionalista es uno de los intentos más importantes para explicar la consolidación de las percepciones, actitudes e imágenes. D. Katz es uno de los psicólogos sociales más prominentes en la formulación de las teorías funcionalistas para la aplicación de la creación de actitudes: «The Functional Approach to the Study of Attitudes», Public Opinion Quarterly; vol. 24 (1960), pp. 163-204. Las investigaciones de M. Rokeach son muy importantes para comprender el fenómeno de la creación, consolidación y modificación de las actitudes. Cabe prestar especial atención a la magnitud de la comparación que ha sugerido con respecto a las percepciones de dos grupos: la actitud tiene un significado real en los grupos de personas poseedoras de un denominador común (religioso, nacional, racial, político, etc.), sólo si se la compara con otros grupos del mismo carácter; por ejemplo: la concepción de un católico sobre un judío es significativa si se la compara con la concepción de ese mismo católico sobre un musulmán y/o sobre un protestante. M. Rokeach sugirió examinar también las actitudes y concepciones con los términos de «clausura» y apertura»: The Open and Closed Mind, Nueva


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