Tu familia como Dios la quiere. Wayne A. Mack

Tu familia como Dios la quiere - Wayne A. Mack


Скачать книгу
¿qué más necesitas para desarrollar en tu vida una conciencia más amplia del Dios vivo y verdadero?

      La Palabra de Dios que nos llega por medio de Jeremías nos da pistas importantes en este asunto: “y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios. Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos. Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí.” (Jer. 32:38-40).

      Toma nota cuidadosa de lo que este pasaje dice de los que temen de Dios. La gente de Dios, los que pertenecen a él temen a Dios. Le temen porque Dios los inspira a hacerlo y no como una inclinación natural. Él les da unidad de corazón y acción. Pablo reconoce eso y escribió, “Dios, que mandó que a las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.”(2 Cor. 4:6). Pablo dijo que nunca comprenderíamos la majestad y gloria de Dios a menos que Dios encienda la luz en la oscuridad de nuestro corazón. Él tiene que proveer la iluminación de nuestro hombre interior si queremos entender Su esplendor.

      EL FACTOR ORACIÓN

      Por su convicción, Pablo frecuentemente pide a Dios que se revele. En Efesios, escribe, “Pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, al glorioso Padre, que les conceda el don espiritual de la sabiduría y se manifieste a ustedes, para que puedan conocerlo verdaderamente.” (Ef. 1:17, Dios Habla Hoy) Mas tarde, en la misma epístola, dice, “Pido.... que Cristo viva en sus corazones por la fe, y que el amor sea la raíz y el fundamento de sus vidas. Y que así puedan comprender... cuán ancho, largo, alto y profundo es el amor de Cristo. Pido, pues, que conozcan ese amor, que es mucho más grande que todo cuanto podemos conocer, para que lleguen a colmarse de la plenitud total de Dios.” (Ef. 3:17-19)

      Debemos observar varios factores importantes en estos pasajes. Estos son oraciones dirigidas a Dios, como si fuera algo dirigido a los lectores de la epístola. Pablo no está exhortando ni amonestando directamente a sus lectores. Está orando, pidiendo a Dios que haga algo en esas vidas. Ciertamente, esto implica que sin la ayuda de Dios, no podemos experimentar lo que está describiendo. Además, me impresiona el hecho de que esta petición particular era una que frecuente y continuamente llevó delante de Dios. Dice, “Pido” (tiempo presente), no pedí (tiempo pasado).

      Cuando estudias las oraciones de Pablo por los efesios, reconoces que están enfocadas en una sola cosa. El enfoque de las oraciones de Pablo es que Dios nos dé sabiduría y revelación para que podamos conocerle mejor. Para Pablo, el cumplimiento de esta petición era la fuente que abre un mundo de bendición. Si eres un hombre temeroso de Dios, vas a orar porque temes a Dios. Y, mientras oras bien, tu sano temor de Dios va a ser alimentado e incrementado porque oras. Va a ser una dinámica que te habilitará para construir tu familia como Dios quiere.

      ¿Te acuerdas de Gregorio? Quería ser un buen esposo y padre. Trabajaba duro para dar lo mejor a su familia. Lo quería de veras. Pero reconocía que algo andaba mal en su relación con su familia y con Dios. Gregorio era tan dotado y exitoso en la mayoría de lo que hacía que había llegado a ser demasiado autosuficiente. Estaba tan ocupado que descuidó su vida de oración. Las señas evidentes de esto era una relación distante con Dios y un impacto limitado en su familia. No puedes desarrollar una conciencia de Dios sana y prudente o construir una familia como Dios quiere sin una vida de oración significativa. Sin embargo, la importancia que la oración tenga en esta conexión, es sólo una pieza del rompecabezas.

      “ESTAD QUIETOS Y RECONOCED”

      Según el Salmo 46, para fomentar una conciencia controlada y penetrante debes “estar quieto y reconocer” que Él es Dios. Esto quiere decir que tomes tiempo de tu marcha frenética de la vida para reflexionar en quién y qué es Dios. El salmo 46 describe a un hombre esperanzado, seguro y valiente en medio de circunstancias inusualmente difíciles. No es su temperamento natural; ha llegado a ser este tipo de hombre porque ha tomado el tiempo de “estar quieto y reconocer que (Él) es Dios.” Te insto a que tu prioridad regular sea el estar quieto y meditar en Dios como está revelado en Jesucristo. Las Escrituras declaran que la gloria de Dios está manifiesta en la faz de Jesús (2 Cor. 4:6). Cristo es “el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia” (Heb. 1:3). Toma tiempo constantemente para reflexionar en la persona y la obra de Jesucristo; quién es y qué hizo, qué está haciendo y qué hará. Busca conocerlo personalmente, habla con Él de lo que tengas en mente.

      Observa las escenas de Jesús que nos muestra en el Nuevo Testamento, y trata de hacer una visión de lo que está pasando. Considera cómo vivía y se relacionaba con la gente, igualmente lo que hizo y habló. Imagina lo que estaba pensando o sintiendo. Toma nota de cómo le respondía la gente.

      Observa su majestad, su gracia, su sabiduría, su compasión, su justicia, su poder. Mira con frecuencia hacia la cruz donde Jesús murió por tus pecados. Considera el sepulcro vacío de donde resucitó, y los ángeles lo declaraban ser el Hijo de Dios. Imagínate en el monte de Olivos, de donde ascendió a la presencia de Dios el Padre. Contempla el lugar del trono de Dios, donde está sentado, poseyendo toda la autoridad sobre los cielos y la tierra, y desde allí está intercediendo por ti y gobernando todo por el bienestar de la Iglesia. Considera lo que quiere decir todo esto para tu relación con el mundo, con la gente, con la historia y contigo.

      Busca junto con Pablo conocer a Cristo de una manera más completa (Fil. 3:10). Que tu conocimiento de Cristo sea de primera mano y no de segunda. He animado a algunas personas que quieren aumentar su relación personal con Jesús a que tengan un momento de compañerismo con Jesús cada hora. Un hombre arregló la alarma de su reloj para que sonara cada hora; esto le recordaba que era tiempo de ir a platicar con Cristo y reflexionar en la Palabra de Dios. Este receso en su rutina fue “la pausa que refresca”, y lo ayudó a desarrollar una vida más piadosa y centrada en Cristo.

      LA BIBLIA, CARTA DE DIOS

      Considera que, como la Biblia es básicamente una revelación de quién y qué es Dios, tu relación con Dios será alimentada cuando medites fielmente en Su Palabra. “ Las Escrituras... dan testimonio de mí,” dijo Jesús en Juan 5:39. David relata que “El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo...el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre” (Sal. 19:7-9). Fíjate que este pasaje tiene una relación muy íntima con “el temor del Señor”. David dice esto porque sabe que el resultado inevitable del estudio apropiado de la Palabra de Dios incrementará la veneración a Dios. Reconoce que los que van a la Biblia constante y sumisamente para encontrar a Dios no serán defraudados. Porque la Biblia es el libro de Dios (2 Tim. 3:16, 17). Dios ha revelado en ella sus atributos, sus obras, sus propósitos, su voluntad para su pueblo, sus intenciones, sus planes, sus deseos y sus castigos para el mundo que lo rechaza.

      Acepta que Dios te está hablando cuando lees las Escrituras. Léelas como leerías una carta de tu amigo más allegado. Los dos están haciendo contacto. De esa manera estás conociendo mejor a tu amigo. Recibe los dichos de la Biblia como el consejo de tu Padre celestial, tu Señor y Salvador personal, el grande y temible Dios de la creación y la redención. No veas sus enseñanzas como reglas abstractas para la vida, o sólo obligaciones. Responde a la Palabra de Dios como uno que por gracia ha sido aceptado en la familia del ser más maravilloso del universo. Ve las Escrituras como una invitación a profundizarte en una relación con tu majestuoso, infinito Padre y Redentor.

      Gregorio ha estado aprendiendo esta lección básica. ¿Has aprendido igual que él? Si sí, entonces estás en camino de construir tu familia como Dios quiere. Si no, te animo a arrepentirte, y con la gracia de Dios reorienta tu vida para poner lo primero en primer lugar. Va a ser un mundo de diferencia para ti y tu familia.

      TAREAS PARA ESTUDIO Y APLICACIÓN

      Haz las tareas individualmente, y luego comenta tus respuestas con tu cónyuge o tu grupo de estudio.

      1. Reflexiona (o si es necesario, revisa) este capítulo y contesta las siguientes preguntas

      a. Describe en tus propias


Скачать книгу